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A 24 años del fallecimiento de Luis Pérez Aguirre

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El 25 de enero se cumplieron 24 años de la desaparición física de Luis Pérez Aguirre (Perico), que nos sigue convocando. ¿Por qué hacemos un análisis de su pensamiento, su referencia de vida y obra? Por la riqueza de su pensamiento, por el testimonio de su vida y por su actuar coherente con sus principios.

Fue un ser filósofo, pensante de la vida y de sus protagonistas, comprometido con las conclusiones de esas reflexiones, que se convirtieron en sus principios, a los que les fue fiel y coherente hasta el final, hacedor y pensante. Perico construyó física y espiritualmente huellas que marcaron caminos y opciones de vida a muchos más.

Es pertinente tener a Luis Pérez Aguirre, presente hoy, porque los nuevos desafíos que presenta nuestra sociedad requieren reflexión y praxis, como lo testimonia su vida, y porque nos mostró que es posible vivir con coherencia.

Hoy queremos detenernos en un pensamiento suyo que sigue vigente: “Es de izquierda quien se rebela y no acepta este orden establecido, quien está convencido que es posible cambiar estas cosas y lucha por ello; quien está efectivamente al lado de los más desfavorecidos; quien lucha por la vigencia de los derechos humanos empezando por los de los excluidos. Es evidente, una vez más, que no se trata de una formación política teórica, sino de una actitud de vida”. O, si se quiere, ser de izquierda es tener una “inteligencia sintiente” o “inteligencia emocional”, la de quien nunca separa la esfera de la razón y la esfera del sentimiento solidario. Quien es de izquierda no habla de “pobres” desde el mero punto de vista económico o político. No habla como si fuese simplemente una cuestión de “dinero”, sino, sobre todo, de dolores y olores, de hambre y malestares de estómago, de no saber tomar el lápiz o leer el cedulón del municipio… Quien es de izquierda sabe que hablar de “pobres” es un asunto de “poder”, de valer y de dignidad. (Luis Pérez Aguirre, Desnudos de seguridades. Reflexiones para una acción transformadora. Ed. Trilce, Montevideo, 2001).

Por todo esto y por mucho más, es pertinente tener a Luis Pérez Aguirre, presente hoy, porque los nuevos desafíos que presenta nuestra sociedad requieren reflexión y praxis, como lo testimonia su vida, y porque nos mostró que es posible vivir con coherencia.

Cecilia Iannino es integrante de la red de Luis Pérez Aguirre.

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