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Proyecto Neptuno-Arazatí: insistir en el error, ignorando a la ciencia y al ambiente

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Durante los últimos tres años hemos confrontado permanentemente las afirmaciones que promovían el proyecto Neptuno-Arazatí como una solución al abastecimiento de agua potable para Montevideo y su zona metropolitana, ya que ignoraban los graves daños ambientales, productivos y sociales que este generaría.

Ya en 2022, la consultora internacional Mekorot, contratada por la propia OSE, desaconsejaba la construcción de una reserva de agua bruta (pólder) y advertía sobre la impostergable necesidad de reducir las pérdidas de agua potable, que hoy alcanzan el 50% del total producido.

Entre 2023 y 2024, a solicitud de los productores, la firma Ingesur, especializada en ingeniería hidráulica y aguas subterráneas, elaboró cuatro informes que demuestran los graves impactos ambientales que causaría el proyecto. Estos afectarán directamente al acuífero Raigón y, debido a la elevación de la napa freática, comprometerán aproximadamente 1.500 hectáreas de suelos de altísima productividad.

A su vez, se hicieron públicos dos estudios del Instituto de Mecánica de los Fluidos e Ingeniería Ambiental (Facultad de Ingeniería), encargados por OSE, que demuestran que los eventos de salinidad en Arazatí fueron subestimados. Los informes advierten sobre la alta probabilidad de eventos críticos, prolongados y frecuentes, que no fueron tomados en cuenta en la autorización ambiental.

En diciembre de 2024, un grupo muy numeroso de académicos e investigadores vinculados a recursos acuáticos, costas y su uso presentó evidencia científica sobre la mala calidad del agua en la zona de Arazatí, descartándola como sitio adecuado para una toma de agua destinada a potabilización.

Frente a esta abrumadora mayoría de evidencia técnica y científica contraria al Proyecto Neptuno–Arazatí, sumada al profundo rechazo social, resulta incomprensible que aún se insista en defender su viabilidad.

El informe “Consideraciones acerca del proyecto Neptuno-Arazatí”, elaborado por la Gerencia de Agua Potable de OSE junto con técnicos de la institución (abril de 2025), confirma que se manejó información insuficiente sobre la salinidad del agua en la zona. También señala que el diseño del proyecto no puede garantizar el suministro de agua potable segura y de calidad, debido a la presencia de múltiples contaminantes como cianobacterias, materia orgánica, bromuros y fosfatos, entre otros.

Recientemente, un informe técnico contratado por OSE en 2024 y financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, entregado en junio 2025, concluye que Arazatí presenta serias limitaciones técnicas frente a situaciones extremas de escasez hídrica.

Frente a esta abrumadora mayoría de evidencia técnica y científica contraria al proyecto Neptuno–Arazatí, sumada al profundo rechazo social expresado en innumerables oportunidades a lo largo de estos años, resulta incomprensible que aún se insista en defender su viabilidad.

Más aún, preocupa profundamente que se lo pretenda justificar, atribuyendo las críticas exclusivamente a motivaciones políticas contrarias, cuando estas se basan en argumentos técnicos, ambientales, productivos y sociales, todos ellos ampliamente documentados.

Marcelo Bruné, Eduardo Bonino, Daniel Sellanes, Rosana Betancor, Elizabeth Riembau y Rosina Macció son integrantes del Grupo de Productores y Vecinos de Rincón del Pino.

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