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Mario Bergara, el 7 de setiembre, durante una conferencia luego de la Comisión de Hacienda que recibió a las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas.

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Punto de “inflexión”, “proceso complejo” y pedidos de diálogo: primeras reacciones al anuncio de posible acuerdo con China

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Trabajadores, el Poder Ejecutivo y el Legislativo coinciden en que sería un paso beneficioso, pero lanzaron varias advertencias.

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El presidente Luis Lacalle Pou anunció este martes que Uruguay y China comenzarán conversaciones para un posible tratado de libre comercio (TLC). La concreción de este acuerdo sacudiría la política exterior uruguaya, abriendo puertas a una de las mayores potencias mundiales pero generando posibles desencuentros con los socios del Mercosur. El sistema político, los empresarios y los trabajadores rápidamente se expresaron sobre la posibilidad, que en términos generales se ve con “buenos ojos”, pero con varias advertencias.

El ex subsecretario de Economía y Finanzas durante el último gobierno del Frente Amplio, Pablo Ferreri, recordó en diálogo con la diaria que “ya se habían dado pasos de mejora en el relacionamiento comercial con China en el período pasado”, aunque opinó que “un TLC no es algo bueno o malo por sí solo y de manera universal, para todos los casos”. “Con un estudio de impacto bien hecho –que ojalá se haga en diálogo con toda la sociedad, el sector productivo, las cámaras empresariales, los sindicatos y el sistema político en su conjunto– hay que evaluar los pros y las contras”, apuntó.

Entre los posibles pros y contras, Ferreri se refirió a los aranceles y destacó que si bien “por un lado se dejará de pagar aranceles para el ingreso a China, también se va a dejar de cobrarlos”, por lo que, opinó que “hay que estudiar a qué sectores afecta y cuánto los afecta, a cuáles beneficia y cuánto”, así como su impacto en las relaciones comerciales con el Mercosur.

El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, dijo en declaraciones a varios medios de prensa que se propondrá este miércoles en el Secretariado Ejecutivo que se le pida al gobierno trabajar el tema en un ámbito tripartito y advirtió que “no todo lo que brilla es oro”.

“Para nosotros un tratado de libre comercio no es un sinónimo mecánico de trabajo, de calidad ni de desarrollo, porque cuando dos países tienen estructuras productivas tan disímiles, muchas veces los TLC lo que hacen es exacerbar esas diferencias. Lo que puede ser muy bueno para los agronegocios o para la exportación de commodities y productos intensos en recursos naturales puede ser letal para sectores con más valor agregado, para la industria manufacturera o para campos de desarrollo que requieren otras políticas”, puntualizó a El País.

Recordó que el PIT-CNT se había posicionado críticamente cuando el gobierno del Frente Amplio quiso implementar un TLC con China en 2016 porque entendían que también eran fuerzas muy diferentes, y opinó que el mejor mecanismo sería a través del Mercosur: “Para nosotros es mucho más equilibrada una negociación de todo el bloque con cualquier potencia que Uruguay solo”.

El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, también se pronunció al respecto y concordó con Abdala sobre la necesidad de que el proceso sea dialogado. A su entender, “los sindicatos son una voz relevante, como la de los empleadores; hay que ir sector por sector, hacer estudios muy técnicos que determinen el impacto en cada uno de los sectores, recoger las opiniones de los distintos actores de manera muy fina y profunda. Ese el gran desafío de negociar un TLC”, comentó en diálogo con Radio Universal.

Mieres aseguró que cuando avancen los estudios de prefactibilidad habrá “mesas de diálogo sectoriales para analizar la situación y estudiar dónde están los problemas y qué características deberá tener la negociación, eso va a estar arriba de la mesa, sin duda; el diálogo tripartito es indiscutible que tiene que estar. El planteo de Abdala es razonable en la medida en que esto avance, porque por ahora es la voluntad de China de avanzar”.

Para Mieres “no conviene buscar simplificar las cosas, es un tema muy complejo”: “Suena muy fácil decir que el TLC es derribar los aranceles de los productos y servicios, pero en realidad es un tratado extremadamente complejo con páginas de definiciones, listas de productos con excepciones, con plazos de adaptación para que el cambio en las reglas de juego no tenga impacto inmediato. Por ahora, el paso que se va a dar es explorar la viabilidad hasta fin de año, que ya es una señal muy importante”.

Para el ministro este posible acuerdo es algo que Uruguay “viene buscando desde hace mucho tiempo”, porque ha estado “muy embretado” en “acuerdos que implican el consenso del bloque Mercosur”.

Entre la oposición y el oficialismo

El senador frenteamplista Mario Bergara coincidió con Mieres y afirmó que avanzar en este acuerdo “es algo que ya hace unos cuantos años se viene procurando”. De hecho, el gobierno anterior del FA había buscado un acercamiento con China y planteó la idea de un tratado comercial. Para el senador se ve “con buenos ojos” la disposición del gobierno chino de dialogar, y aseguró que a partir de ahora esperarán a tener más información para tomar decisiones como oposición.

Con respecto a la relación con el Mercosur, dijo que este acuerdo no puede hacerse “en un marco de ruptura, ni fractura, ni problemas serios con nuestros socios de la región”. “Con esos cuidados y analizando cómo evolucionan los estudios y también el diálogo con los socios del Mercosur, vemos esto como una línea de trabajo que es necesaria para el país”, agregó.

En particular sobre Argentina afirmó que “hay dejar trabajar a los segmentos diplomáticos y políticos. Estas cosas no pueden empezar a verse como blanco y negro, sino que hay que negociar en diferentes posiciones. Hay que encontrar caminos para avanzar en algún acuerdo. A veces no es todo lo que uno quiere, pero cualquier acuerdo, incluso parcial, con China puede ser beneficioso para Uruguay”.

Bergara opinó que si prospera un acuerdo de estas características “redundaría en beneficio de los productores y trabajadores uruguayos”, pero advirtió que para que eso suceda es necesario entender la política exterior como política de Estado. Por eso pidió que el proceso “se haga en clave de mucho diálogo interpartidario”. “Creo que el hecho de haber llamado ayer a todos los líderes de todos los partidos con representación parlamentaria es auspicioso, es un buen indicador de que el proceso va a ir en esa dirección”, afirmó.

En esta línea también se expresó el senador nacionalista Gustavo Penadés, quien entiende que la reunión de este martes con todos los partidos políticos “retoma la senda de convertir la política exterior en política de Estado”.

“Es un anuncio trascendente porque implica una inflexión en la política exterior uruguaya”, opinó en relación al acuerdo, y advirtió que se avecinan “desafíos diplomáticos para trabajar muy de cerca con nuestros socios del Mercosur” en tanto Uruguay tiene “la firme voluntad de seguir participando más que activamente del bloque”. De todas formas, agregó que el gobierno también pretende cumplir con su propuesta de expandir la política exterior, “algo que hoy lamentablemente parecería que algunos países del Mercosur no están dispuestos a transitar”.

Para Penadés es importante el acuerdo con China en tanto los productos que exporta Uruguay compiten directamente con los de Australia y Nueva Zelanda, que tienen TLC con el gigante asiático. “Uruguay paga cientos de millones de dólares de aranceles y eso hace que pierda competitividad, esto es un aspecto que debe estimular el acuerdo; hay desafíos y riesgos, por supuesto que sí, pero tenemos que analizarlos todos y lo peor que hay es quedarnos quietos”, opinó.

Con respecto a la postura argentina, dijo que le pareció “previsible”, considerando las anteriores declaraciones del país vecino, pero comentó que los gobiernos del Mercosur deben entender que “Uruguay necesita comercializarse y abrirse con todos los países del mundo. Hay una realidad: producimos mucho más de lo que podemos atender para el consumo interno. La Argentina tiene un mercado interno de 40 millones de consumidores, para empezar. Nosotros somos tres millones, tenemos que salir obligatoriamente a comercializar con el mundo, y lo tenemos que hacer en las mejores condiciones y de forma más que competitiva, es un intento”.

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