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Cierre de la Semana de los Derechos de las Infancias y Adolescencia, en la plaza Cagancha.

Foto: Alessandro Maradei

Adolescentes reclamaron “trabajar en conjunto” sobre temas que los afectan

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En el cierre de la Semana de los Derechos de las Infancias y Adolescencias, autoridades expresaron que les da “vergüenza y dolor” la situación de algunos sectores de esta población.

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Durante la tarde del viernes 18, la plaza Cagancha se llenó de burbujas, música y colores para recibir a decenas de niños, niñas y adolescentes, en el marco de un encuentro impulsado por la Plataforma Infancias y Adolescencias (PIAS). La actividad, que originalmente se iba a hacerse el lunes previo en la Plaza 1º de Mayo pero se postergó por razones climáticas, fue acompañada por una mesa de diálogo entre representantes del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU), la Intendencia de Montevideo y la Universidad de la República (Udelar), y dio cierre a la Semana de los Derechos de las Infancias y Adolescencias.

El movimiento comenzó sobre las 13.30, horario en el que fueron convocadas las diferentes instituciones. Mientras en un escenario armado para la ocasión comenzaba a tocar Marcelo Ribeiro y su banda, el espacio se fue colmando por sus protagonistas, que llegaron en ómnibus contratados y a pie, desde diferentes puntos de Montevideo y el interior. En la plaza los esperaba un sinfín de juegos, pensados por las organizaciones integrantes y aliadas de la PIAS.

Desde pintura hasta skate, la propuesta fue amplia. Uno de los puntos con mayor convocatoria fue el de Gurises Unidos, que invitó a la comunidad a jugar con robots hechos por niños, en talleres que buscan incentivar la tecnología en la educación de manera creativa. Algunos metros más adelante se encontraba el stand de la Federación de Instituciones de Fútbol Infantil, en el que rápidamente se armó un picadito entre un grupito al que no le importó demasiado no tener cancha. Cerca de ellos, la Comuna Canaria presentó unos carteles con forma de remera, que fueron intervenidos por escuelas de distintos municipios del departamento bajo la consigna “ponete la camiseta de los derechos”.

“No a la violencia de género”, escribió alguien en la escuela de Soca. “Todos somos diferentes y espesiales”, eligió expresar otro en Atlántida. “Cuando nos sentimos solos siempre hay alguien junto a ti”, pensó un tercero. Con la caligrafía típica de quien recién está conociendo la escritura, las infancias se colaron en cada rincón de la mitad de la plaza que mira al sur. Además de jugar y pintar, también cantaron y bailaron junto a los adolescentes, que acompañaron la jornada con la responsabilidad de ser los más grandes.

Unos minutos después de las 16.00, se hicieron presentes algunas autoridades que acudieron al conversatorio como oradores y oyentes. Una de ellas fue la diputada colorada María Eugenia Roselló, quien en diálogo con la diaria manifestó que desde su lugar trabaja a diario para fortalecer los derechos de los niños, niñas y adolescentes, “sobre todo en este momento, que el Parlamento está tratando un proyecto de ley que los menoscaba y los pone en riesgo, como el de corresponsabilidad en la crianza”.

A pocos metros, cuando se disponía a ingresar a la carpa en la que durante toda la semana se realizaron talleres y conferencias, el presidente del INAU, Pablo Abdala, fue entrevistado por adolescentes de Germina, un proyecto de El Abrojo. Ante la consulta de las jóvenes sobre su opinión respecto de la reforma educativa, Abdala la calificó de “necesaria” y expresó que es fundamental tener un sistema educativo “igualitario”, en el que “no haya diferencias”. Aclaró que a él no le corresponde impulsarla, sino que está enfocado en desarrollar los proyectos socioeducativos del INAU, “que tienen puntos de contacto”.

Una vez finalizadas las propuestas dirigidas a los más chicos, tuvo lugar la mesa de diálogo final, que fue abierta por cinco adolescentes. “Tenemos voz, y como la tenemos nos vamos a hacer escuchar”, dijo Lucía Fernández, del centro juvenil Espacio Juntos, quien reflexionó sobre el lugar que ocupa su generación en el debate público y la importancia de abrir el diálogo para “trabajar en conjunto” sobre inseguridades, miedos y problemáticas que les gustaría dejar atrás. “Es doloroso ver cómo por nuestra condición dejan sin importancia nuestra opinión”, remarcó.

Además, Fernández señaló que los adolescentes merecen planes educativos que les brinden “apoyo y contención” durante su proceso de aprendizaje, así como educación sexual “para que los gurises y las gurisas sepan identificar cuando se enfrentan a un caso de abuso”. En la misma línea, reivindicó el derecho a recibir atención psicológica “porque la salud mental es un pilar fundamental”.

A su lado, Agustina Martínez, del Consejo Asesor y Consultivo del INAU, afirmó que “falta mucho por pensar, por aprender y por accionar”, y subrayó la importancia de que los niños, niñas y adolescentes tengan conocimiento de sus derechos para poder crecer con garantías y seguridades. Esa tarea es “un proceso de construcción continua”, al que todos los presentes deberían comprometerse, explicó.

Emergencia

Luego de la exposición de las jóvenes, quienes también dialogaron sobre la incorporación de miradas que velen por la igualdad de género y la accesibilidad para personas con discapacidad en las políticas públicas, fue el turno de los representantes de la PIAS, el INAU, la Intendencia de Montevideo y la Universidad de la República.

La conversación fue iniciada por Lucía Avellanal, integrante de la organización del evento, quien recordó que el principal objetivo de la plataforma es “generar cohesión, intercambio y crecimiento entre los actores sociales y la sociedad civil” para armar una agenda que tenga como prioridad a las infancias y adolescencias. Luego de que una de las oradoras más chicas expresara que los jóvenes son el futuro, Avellanal recordó su comentario y respondió: “Nosotros estamos convencidos de que son el presente”.

El siguiente fue Abdala, quien se detuvo en la necesidad del trabajo en colectivo. El presidente del INAU también retomó lo expresado por las adolescentes y dijo que luego de escucharlas, es responsabilidad de todos comprometerse para elevar el nivel de la comunicación y así “hacer mejor las cosas, juntos”. Según Abdala, hay que “reafirmar los consensos políticos” y continuar lo ya comenzado bajo el entendimiento de que “los niños no son botín de disputa política”, para mejorar las respuestas estatales “en calidad y cantidad”.

Mercedes Clara, directora de Desarrollo Social en la Intendencia de Montevideo, manifestó que “a todos nos da un poco de vergüenza y dolor sentirnos parte de una sociedad donde muchos niños y niñas viven en situaciones de pobreza”, que deberían considerarse una “emergencia nacional”. La representante de la IM dijo que las instituciones deben escuchar y mirar, pero especialmente dejarse mirar para que las infancias y adolescencias las “interroguen y tiren abajo todos los papeles”.

En sus palabras, Clara hizo referencia a un sentir compartido con la diputada Cristina Lustemberg, quien al finalizar la charla expresó a la diaria que aunque valoraba estos encuentros, también sentía “vergüenza y tristeza”. La parlamentaria que presentó el proyecto de ley de garantías para la primera infancia, infancia y adolescencia, dijo que Uruguay tiene una “deuda histórica” con el abordaje de esta población en el diseño de las políticas públicas. “Ningún político dice que no le importan los niños, pero ¿cuánto destina el Estado uruguayo en su gasto público social a la infancia y la adolescencia?”, cuestionó.

Llegando al final, Cecilia Fernández, prorrectora de la Udelar, celebró la representación que tuvo la institución en toda la semana, gracias a proyectos de extensión de la Facultad de Ciencias Sociales y la Facultad de Información y Comunicación que se vincularon con la PIAS, y recordó que el bienestar de los más chicos es una preocupación que se expresa en el “quehacer cotidiano” de la Universidad.

El cierre estuvo a cargo de Paula Baleato, coordinadora de El Abrojo, quien agradeció lo sucedido durante los últimos días y defendió la consigna que impulsó cada una de las actividades: “Un gran diálogo social” para ponerse a la altura. Entre las conclusiones, destacó los testimonios de niños, que expresaron que “familia es cuidado y vínculos amorosos”, y los de los adultos, que “necesitan apoyo y cercanía para ser mejores cuidadores”.

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