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Luiz Inácio Lula da Silva a su llegada al edificio del gobierno de transición, en Brasilia (28.11.2022).

Foto: Evaristo Sa, AFP

Relanzamiento de Unasur debe progresar más allá de los virajes político-ideológicos, según analistas

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El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso iniciar el proceso de reimpulso apenas comience su gobierno y líderes de la región pidieron hacer una “autocrítica” sobre el bloque.

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Leído por Mathías Buela.
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La ola de salidas de países fundadores de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) durante el auge de los gobiernos de sesgo neoliberal en América del Sur motivó que apenas iniciada su administración, el presidente Luis Lacalle Pou decidiera dar un paso al costado del bloque regional. La razón que esgrimió en ese momento fue que la cancillería apostaba a “alianzas basadas en una institucionalidad fuerte y no en afinidades ideológicas”, como creía el gobierno que ocurría con la Unasur, que nació en 2008 con la firma de un tratado constitutivo. En el bloque, en el que originalmente estaban Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Ecuador, ahora sólo están Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela.

Tras el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva en el país norteño, el panorama geopolítico cambió y se busca reimpulsar la Unasur. En una carta, los expresidentes José Mujica y Dilma Rousseff, entre otros líderes e intelectuales, consideraron que se debería hacer “autocrítica” sobre la “anterior” Unasur para “garantizar el pluralismo y su proyección más allá de las afinidades ideológicas y políticas de los gobiernos de turno”. Lula se puso sobre los hombros iniciar ese proceso de relanzamiento del bloque que, en gobiernos de otro tinte ideológico, se suplantó por el Grupo de Lima o el Prosur.

La licenciada en Relaciones Internacionales Viviana Barreto consideró una “muy buena noticia” un posible paso hacia una nueva integración regional. En diálogo con la diaria, dijo que implica “recuperar la conciencia o recordar la importancia estratégica que tuvo la Unasur para América del Sur desde su creación hasta los tiempos anteriores a su desmembramiento”. En ese sentido, aseguró que la Unasur tiene una importancia geoestratégica clara, pues cumplió un papel directo como garante de los procesos democráticos en la ola de los golpes de Estado “blandos” que hubo en la región, por ejemplo, en Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Señaló que tener un espacio de concertación regional ante democracias que hoy están siendo “fuertemente tensionadas” puede colocar la discusión sobre la “calidad” de estas, lo cual “es importante”. Además, opinó que “esperaría” que de parte del gobierno uruguayo haya una decisión “acorde” con la “historia larga de la política internacional del país de pensar en los intereses estratégicos”: “Sería muy raro, en la medida en que la Unasur reviva y vuelva a ese foro, ver que Uruguay se quede por fuera. Sería una locura”, agregó.

Por su parte, Nastasia Barceló, doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de San Pablo y docente en la Universidad de la República, consideró que es importante tener en cuenta las debilidades que tuvo la Unasur en el último tiempo, de la que siete de sus 12 miembros decidieron irse, “si bien fue un bloque muy importante para frenar situaciones de inestabilidad democrática en varios países, sobre todo en sus orígenes”. En ese sentido, dijo a la diaria que “en su funcionamiento hay varios aspectos que deberían ser transformados en un relanzamiento”.

Uno de ellos es que depende “mucho” del presidencialismo protémpore, una práctica consistente en que los Estados se turnen al frente de la organización. Si bien dijo que puede ser “bueno”, esto “no genera una institucionalidad para dirigir la organización en términos políticos que trascienda gobiernos o virajes políticos-ideológicos”.

Otro problema es la regla de consenso, que supone que un Estado, al no estar de acuerdo con determinada visión o postura, pueda vetar cualquier decisión, ya sea para afuera como para adentro del bloque, planteó Barceló. Eso fue lo que pasó en 2015, cuando no se logró tener el consenso entre países que tenían gobiernos de distinta ideología, lo que terminó de “trancar” la organización.

Asimismo, dijo que además de tener un proyecto político, la Unasur debe tener un proyecto económico financiero común que genere lazos “más estables” en el tiempo. A modo de ejemplo, citó la idea del presidente electo de Brasil, que planteó crear una moneda común. “Es una herramienta para que América del Sur pueda relacionarse con el resto del mundo como un bloque con intereses comunes. También le daría una jerarquía en el sistema financiero internacional. Es una urgencia pensar en un proyecto de integración de este tipo”, manifestó.

Bartesaghi: el problema de la Unasur es que “se politizó”

El analista y director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica, Ignacio Bartesaghi, se preguntó “para qué” es necesario un reimpulso de la Unasur. En conversación con la diaria, recordó que en sus orígenes tuvo una idea “muy válida”, como buscar que América del Sur tenga una opinión propia con asuntos vinculados a la agenda regional y hemisférica sin depender de lo que decida la Organización de Estados Americanos (OEA) “y Washington”, sede del gobierno estadounidense.

Para Bartesaghi, se trataba de una estrategia liderada por Argentina y Brasil, en particular en la época en que emergió el kirchnerismo y Lula como líder regional. Apuntó que el bloque buscó tener espacios de cooperación, en donde se podían definir aspectos claves con compromisos democráticos y buscaba tomar los proyectos de infraestructura regional, que “son muy relevantes”. Es decir, era un proyecto que “tenía cabida en una lógica de cooperación regional que tiene que haber” porque, asimismo, iba por encima de las agendas del Mercosur y de la Comunidad Andina.

“¿Qué ocurrió después? Se politizó, ese fue el problema. Se fue transformando progresivamente en una organización cuyo objetivo era quejarse constantemente de las visiones de Estados Unidos o de la OEA”, subrayó Bartesaghi, y añadió que cuando hubo un cambio de signo político en los respectivos gobiernos se empezaron “a abandonar los asientos de la Unasur”, pues tampoco “se puso de acuerdo en lo básico: si Venezuela era o no una democracia”.

Bartesaghi sostuvo que se necesitan espacios de cooperación regional, pero que tienen que ir “más allá de los partidos políticos y de los colores”. “Yo no estoy en desacuerdo con que la Unasur se relance. Con lo que estoy en desacuerdo es con que se relance por razones políticas. La Unasur tiene un compromiso democrático, por lo tanto si se relanza, ¿Lula estaría dispuesto a considerar que [Nicolás] Maduro es dictador? Eso va a ser un problema. ¿Y Uruguay qué hace ahí? ¿Cambia los principios?”, se preguntó.

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