El presidente de la República, Luis Lacalle Pou, llegó este martes a Buenos Aires para participar de la VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) poco después de la especie de “relanzamiento” que tuvieron las relaciones bilaterales entre Argentina y Brasil, con varios anuncios de trabajo en conjunto hechos por los presidentes de ambos países, Alberto Fernández y Luiz Inácio Lula da Silva, respectivamente.
Asimismo, mientras Lacalle llegaba a Buenos Aires, el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, declaraba que los gigantes del continente deben “cuidar” a Uruguay “como a todo hermano menor”, y durante la apertura de la cumbre, Fernández llamó a “de una vez por todas” llevar a cabo “un proceso que nos lleve hacia la igualdad y la justicia social en nuestras naciones, y para eso tenemos que trabajar unidos, porque es mucho más fácil lograr esos resultados trabajando juntos”, apelando a la unidad luego de las intenciones manifiestas -en más de una ocasión- del presidente uruguayo de “abrirse al mundo” y negociar por fuera del Mercosur.
Cuando le llegó el turno a Lacalle de brindar su discurso en el plenario, señaló que Uruguay “viene aquí con una visión positiva de la Celac por varias razones”, primero porque se trata de “una instancia única que tenemos para dialogar con los países del Caribe”, y también porque desde el gobierno uruguayo se entiende “que la integración de la región al mundo es primordial, y este es un espacio que tiene instancias de diálogo con la Unión Europea, con China, con India, con la Unión Africana”.
Por eso, indicó que se llega a la cumbre con “un discurso de oportunidades y de planificación”, lo que requiere “pasar a la acción, entre otras cosas para fortalecer este instrumento y que sea confiable”.
De otra forma, “estos foros quedan en discursos y no se condicen con las acciones multilaterales y acciones nacionales”, agregó Lacalle, y valoró que “cada país debe, para aproximarse a los intereses compartidos, tomar acciones”.
“De hecho muchos de los países que aquí estamos participamos de otros bloques, por ejemplo Uruguay del Mercosur”, donde se tienen otro tipo de instancias; y si bien “no es momento para marcar coincidencias y/o diferencias”, aclaró, sí es preciso entender que se tienen “deberes”: “sí tenemos que de alguna manera adaptar nuestra realidad nacional para que se condiga con los discursos que decimos acá en esta comunidad”.
“Tendemos muchas veces a mirar desde la Celac hacia afuera, que está bien, pero mirémonos de la Celac hacia adentro”, continuó, y recordó que en discursos anteriores “se ha destacado la capacidad de la generación de alimento, entre otras cosas, de la posibilidad de interconexión, de complementación en todos los ámbitos”.
“¿No será momento de sincerar estas relaciones y que desde la Celac se impulse una zona de libre comercio de nuestros países? Desde México hasta el sur de América del Sur, ¿no podemos avanzar en ese sentido?”, se preguntó el presidente, y consideró que muchas veces se generan “organismos” e “institucionalidad” donde se puede dar “la posibilidad de comerciar libremente” en vista de que existen “economías complementarias” entre los países de la región.
Para que este tipo de organismos y foros “subsistan en el tiempo”, entendió Lacalle, “no tienen que tener el carácter de club de amigos ideológicos, es más, en la variedad, en el cambio y en la alternancia estará la fortaleza de esta organización”, valoró.
“En algún momento ninguno de nosotros [los jefes de Estado] va a estar acá y no sabemos quién nos va a suceder, no sabemos cuál va a ser su ideología, sí sé (y hablo en nombre de Uruguay) que venga quien venga va a representar los intereses nacionales, y va a venir aquí a la Celac a apostar a este foro, entonces mal hacemos en ponerle un tinte ideológico a la Celac”, sentenció.
Asimismo, llamó a tener “cuidado con la tentación ideológica en los foros internacionales”, puesto que luego sucede “que cuando cambia la ideología para un lado o para otro los foros se desvanecen, y ahí nacen otro foro y otro foro y así sucesivamente, y es cuando el derecho internacional empieza a perder confianza en los pueblos”. Es por esto que Lacalle insistió en “pasar a la acción”, y dar “pequeños pasos en una dirección y no grandes discursos que nos congelen bajo títulos de solidaridad y otros conceptos que son muy lindos pero que a veces no se ponen en práctica”.
“Hay países acá que no respetan ni la democracia ni las instituciones ni los derechos humanos”
El mandatario también recordó que en todos los discursos se mencionó el levantamiento de militantes bolsonaristas en Brasil, el 8 de enero, exigiendo un golpe de Estado contra el gobierno de Lula, y reafirmó que “todos los países que estamos acá condenamos esas acciones contra la democracia de Brasil”.
Sin embargo, llamó a no tener “una visión hemipléjica”, y se refirió a los “puntos 3 y 4” de la declaración que emanará de la cumbre, “en la que se habla del respeto a la democracia, del respeto a los derechos humanos [DDHH] y del cuidado de las instituciones”.
“Claramente hay países acá que no respetan ni la democracia ni las instituciones ni los DDHH”, agregó inmediatamente el mandatario, y reiteró el llamado a no tener “una visión hemipléjica del respeto a la democracia, las instituciones, los DDHH, según el perfil ideológico”.