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Agustín Irurralde, director ejecutivo del CED, Luis lacalle Pou, y Hernán Bonilla presidente del CED, en el Centro de Eventos del LATU (29.11.2023).

Foto: Camilo dos Santos

Lacalle Pou: “No hemos tenido suerte en las relaciones exteriores”, pero con Milei “cambia la región y vamos a aprovecharlo”

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El presidente realizó un repaso de su gestión ante empresarios y envió un mensaje al Frente Amplio de cara a la campaña electoral: “Quiero que digan qué van a hacer porque el Uruguay no necesita más signos de interrogación”.

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“Querido por muchos, respetado por todos”, es como pretende el presidente Luis Lacalle Pou que se lo recuerde al dejar el gobierno, según dijo este miércoles ante un auditorio de más de 600 personas, en su mayoría empresarios. El mandatario realizó una exposición de 40 minutos en la cena anual del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) –un think tank de corriente liberal– donde repasó hitos de su gestión y algunos pendientes, y fue interrumpido en varias ocasiones por los aplausos del público.

Lacalle Pou habló sobre los primeros tiempos del gobierno con la pandemia, las reformas que entiende que fueron claves en el período, así como su inconformidad con la seguridad pública y la inserción internacional.

Al recibir una pregunta vinculada al plebiscito sobre temas jubilatorios que impulsa el PIT-CNT, envió un mensaje al Frente Amplio (FA): “Se lo dije a quien va a ser uno de los competidores en la elección que viene. Hoy hay una bolsa de interrogantes: ¿van a derogar la transformación educativa, la prohibición de piquetes o la reforma de la seguridad social? Que digan qué van a hacer, porque Uruguay no necesita más signos de interrogación. Para nosotros el rumbo es claro, en la coalición nadie pide girar 180 grados. Los que dicen que hay que girar bruscamente, que digan cuál será la dirección”.

Durante un tramo de la exposición, también se expresó en un sentido similar: “Los que hoy plantean el plebiscito no aportaron una idea [durante la discusión del proyecto de reforma previsional]. El Uruguay debe saber qué pretenden hacer si la ciudadanía les da la posibilidad de ser gobierno; no es plebiscito sí o no, esa es la fácil, yo quiero que les digan a las nuevas generaciones qué harán con la reforma de la seguridad social que con coraje aprobó este gobierno”.

Hitos

A modo de rendición de cuentas de los casi cuatro años de gobierno, el presidente dijo que su gestión estuvo basada “en dos elementos claves: la confianza y la cohesión social”. Para sostener lo primero, remarcó que se cumplió con lo establecido en el programa de gobierno que consensuó con los socios de la coalición, “llevando ideas prácticas que impactaron en la realidad”, mientras que acerca de la cohesión social comentó que hubo “países que la perdieron” y en cambio en Uruguay se mantiene como un “intangible vital”.

Habló acerca de la coalición que lidera, en la que confluyen cinco partidos políticos, y recordó que “nació con la partida de defunción firmada” para algunos analistas, pero se logró sostener en el tiempo. Evaluó que el momento en el que “más se estiró el vínculo con los socios” fue la discusión de la reforma previsional, pero finalmente hubo acuerdo para votarla. De todas formas, admitió: “No era la ley que soñábamos”, aunque “el próximo gobierno no va a tener que pensar en eso”.

Por otro lado, Lacalle Pou recordó la pandemia y señaló que “nunca” fue puesta “como excusa” por parte del gobierno para avanzar en las reformas pretendidas. Repasó algunas de las decisiones “difíciles” que debió tomar en esos momentos y subrayó que “la libertad responsable fue lo mejor” que quedó “para la sociedad”.

A su vez, presentó un número que dijo discutió previamente con la ministra de Economía, Azucena Arbeleche, sobre “cuánto costó a Uruguay la pandemia” y otros fenómenos externos, como la sequía, la guerra entre Rusia y Ucrania, y la diferencia de precios con Argentina. “Fueron 4.144 millones de dólares, entre lo que gastamos y lo que no ingresó. Excusas tenemos, no las pusimos y tenemos cifras positivos”, señaló.

Al respecto, repasó los números en materia de creación de puestos de trabajo, empleo, salario real, inversiones en infraestructura y exportaciones. “Encima cometimos la imprudencia de bajar impuestos, con una renuncia de 150 millones de dólares entre este año y el próximo. Nos lo discutieron porque era improcedente, pero para mí ha sido uno de los motores del consumo”, manifestó.

En otro orden, admitió no estar “conforme” con la seguridad pública, pero igualmente dijo que “los números muestran bajas” en las rapiñas y los hurtos, con un pendiente en materia de homicidios.

También comentó que el gobierno buscó tener “una vocación descentralizadora” y una “fuerte concepción humanista”, que implica “no jactarse de lo que se hace por los más necesitados”. Seguidamente, destacó la inauguración del hospital del Cerro, la duplicación “de lo destinado para asentamientos” y el trabajo del Ministerio de Desarrollo Social para la reinserción de los liberados de las cárceles.

Tras recordar una anécdota en un pueblo de Soriano, donde una vecina le pidió construir un puente, expresó: “Hay que terminar de una vez con esos negros y blancos sobre la presencia del Estado, de que atenta contra la libertad o contra el mercado. El Estado a veces es el único que puede hacer piecito para que la persona goce de la libertad que no tiene, con educación pública, salud pública o vivienda pública. El tema es no fundir Ancap, o una regasificadora”.

Pendientes

Al hablar de “lo que queda por hacer”, el presidente dijo que “donde no hemos tenido mucha suerte es en las relaciones exteriores”. Agregó que Uruguay “desde hace muchos gobiernos” tiene “una visión clara”, que “no necesariamente se ha transformado en acción”. De todas formas, dijo que el gobierno fue “insistente” con los países vecinos en plantear que “no tenemos por qué optar entre el Mercosur o China”.

Tras su reciente gira por el gigante asiático, sostuvo que el presidente Xi Jinping fue “claro” al decir que pretende “acelerar la asociación de libre comercio” con Uruguay, pero a la vez dijo que el tema debe “hablarse con el Mercosur”. A modo de “traducción” de estas palabras, Lacalle Pou expresó: “lo que quiere China es no recibir llamados de Itamaraty [sede de la cancillería brasileña]”, si Uruguay negocia de forma individual acuerdos.

En este marco, el mandatario advirtió que hay “un ingrediente distinto” en el panorama político regional con la llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina. “Cambia la región y vamos a aprovecharlo. Vamos a hablar con Milei en buenos términos, creemos que bajo su manto liberal va a ver al vecino y decir ‘así como yo soy liberal quiero que tu seas libre’. Uruguay no pretende concesiones ni privilegios, si nos dejan ser libres, nos vamos a poder revolver con el resto del mundo”.

Chile y la trampa del ingreso medio

El director ejecutivo del CED, Agustín Iturralde, habló previo a la exposición del presidente Lacalle Pou y dejó algunas reflexiones sobre el panorama económico.

Planteó el paralelismo entre Uruguay y Chile, un país que recordó era visto como "referencia" pero que años atrás "entró en un espiral" negativo que trajo bajo crecimiento económico y "frustración social". Para no repetir ese escenario, sostuvo que Uruguay precisa "claridad de ideas y coraje político" para encarar una serie de reformas.

Iturralde destacó que el actual gobierno hizo transformaciones, pero se precisa una nueva "agenda" para el siguiente período. El objetivo, dijo el director del CED, debe ser salir "de la trampa del ingreso medio" que atraviesa Uruguay. Esto es que es "un país caro" para atraer el tipo de inversiones que llegan a los países menos desarrollados y no tiene las características necesarias para aspirar a “las inversiones que van a los países desarrollados".

En esa línea, el CED elaboró un documento que resume distintos trabajos hechos en los últimos años y propone una agenda de reformas para el próximo gobierno.

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