Este martes, autoridades del Ministerio de Desarrollo Social (Mides) presentaron los principales resultados del estudio de sostenibilidad del Sistema Nacional Integrado de Cuidados (SNIC), surgido del trabajo realizado por la Dirección de Cuidados del Mides, para establecer una serie de bases para el funcionamiento del sistema con proyección hacia los próximos 30 años.
El informe, que contó con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se ejecutó a través de cuatro consultorías: tres buscaron analizar el funcionamiento de los servicios brindados a las principales poblaciones usuarias del SNIC –infancia, personas con discapacidad y adultos mayores en situación de dependencia–. La cuarta consultoría tuvo como foco la sostenibilidad financiera del sistema, con los objetivos de “estimar el costo de un sistema que mitigue los principales desafíos identificados en las tres consultorías anteriores” y “buscar alternativas de financiamiento que permitan la sostenibilidad de largo plazo del sistema”, detalla un resumen elaborado por la cartera.
Las evaluaciones llevadas adelante por las tres primeras consultorías abordan la cobertura, la focalización y la calidad de los servicios.
Primera infancia
El estudio de sostenibilidad indicó un aumento de la cobertura de los servicios públicos de cuidados para la primera infancia (de 0 a 3 años) desde la creación del SNIC de 33% en 2015 a 61% en 2024. Sin embargo, casi 70% de los niños que asisten a centros CAIF (Centros de Atención a la Infancia y la Familia) en forma diaria lo hacen sólo por cuatro horas, lo que “representa un desafío para la inserción laboral de las mujeres –principales cuidadoras no remuneradas– en el mercado laboral”, se señala.
Por otro lado, 67% de los niños que asisten a centros CAIF reciben transferencias no contributivas, como la Tarjeta Uruguay Social o las asignaciones familiares. Este dato representa un aumento de 12 puntos porcentuales con respecto a 2019. Además, 54% de los niños que reciben transferencias no contributivas van a un centro CAIF.
En cuanto a la calidad de los servicios, se detalla que el estudio “detectó algunos desafíos y espacios de mejora”, a decir: fortalecer la inversión en recursos humanos, mejorar los sistema de información, monitoreo y rendición de cuentas, y fortalecer la rectoría y gobernanza del sistema.
Población en situación de dependencia
La cobertura del programa de Asistentes Personales, una prestación económica destinada a la contratación de un servicio de asistencia, alcanza a 18% de la población con dependencia severa de todas las edades. Asimismo, hay diferencias significativas en lo que respecta a la cobertura por edad: 63% entre menores de 30 años frente al 13% entre mayores de 80.
90% de los beneficiarios del servicio reciben el subsidio completo por parte del Estado. Este dato “habla de elevados niveles de focalización, pero también genera desafíos para el financiamiento”, subraya el documento.
Sobre el tercer eje, la calidad, se destaca que 70% de los asistentes personales cuenta con habilitación definitiva, 20 puntos porcentuales más que en 2021. De todas formas, el estudio encontró que “la aplicación de un plan personalizado de cuidados es aún incipiente y la canasta de servicios es rígida (no permite combinación de servicios)”, además, “se necesita fortalecer los mecanismos de control y evaluación de la calidad tanto a nivel domiciliario como en centros”.
En rueda de prensa, la directora de Cuidados del Mides, Florencia Krall, destacó que se ha trabajado en la supervisión del cuidado a domicilio, “tanto al usuario como al cuidador, dando más garantías”, por ejemplo, con la creación de un protocolo de denuncias “para que los usuarios y las trabajadoras puedan denunciar a través del sistema de cuidados, del Ministerio de Salud Pública y del Ministerio de Trabajo las distintas irregularidades que se podrían haber visto en aquel momento”, así como “una app de cuidados, que es fundamental para que estos 6.000 binomios o más puedan estar permanentemente conectados y comunicados”.
Sostenibilidad financiera
La inversión actual en los servicios del SNIC evaluados es de 0,4% del PIB, unos 300 millones de dólares. 0,33% del PIB se dirige a los servicios dirigidos a la infancia, 0,07% a servicios a la dependencia y 0,02% a “componentes transversales”, como la formación, los sistemas de información, los gastos administrativos, entre otros.
Se proyecta que la demanda de cuidados no sólo aumentará, sino que experimentará cambios en su composición, “con una caída relativa de la demanda de cuidados infantiles y un aumento de la demanda de cuidados a la población en dependencia, en particular, a las personas mayores”.
“La inversión actual debe evaluarse a la luz de los cambios que se esperan en la demanda de cuidados y de la necesidad de tener un sistema que brinde mejores coberturas, con servicios de calidad, y que sea a su vez sostenible financieramente”, afirma el documento.
Sobre las opciones de financiamiento disponibles, el estudio explica que es deseable contar con fuentes de financiamiento que aseguren la sostenibilidad de largo plazo del sistema, combinando tres principales: rentas generales –que hoy suponen 95% de los fondos–, copagos y seguridad social.
Krall sostuvo que Uruguay tiene como oportunidad de mejora buscar otros métodos de financiamiento del SNIC. “Este estudio de sostenibilidad hoy está mostrando que de acá a 2050 Uruguay puede llegar a alcanzar un 0,6% [del producto] de inversión en cuidados, apostando a incorporar en los escenarios diferentes modelos de financiamiento, como son los copagos y los seguros sociales para los servicios de dependencia”, afirmó la jerarca.