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Policlínica del Cerro (archivo, abril de 2020).

Foto: Federico Gutiérrez

A partir del 1º de junio las instituciones de salud ampliarán la atención en policlínicas

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Se intentará minimizar la concurrencia, para lo que se combinarán las tres formas de atención: por telemedicina, presencial y domiciliaria.

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Este lunes 25 quedó habilitada la agenda de consultas para todas las especialidades en todos los locales asistenciales de las instituciones que integran el Sistema Nacional Integrado de Salud: la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), mutualistas y seguros privados. Así lo dispuso el Ministerio de Salud Pública (MSP) con el objetivo de “asegurar el incremento y la normalización de la atención presencial de usuarios a partir del 1º de junio de 2020”. Las consultas presenciales se habían disminuido al máximo a partir del 13 de marzo, cuando se confirmaron los primeros casos de covid-19 y ahora, considerando que “Uruguay ha logrado la estabilización del número de personas afectadas por la pandemia”, las autoridades entienden oportuno ampliar las consultas presenciales “de modo de asegurar la adecuada atención de todos los usuarios”, dice la resolución firmada este lunes por la Dirección General de la Salud (Digesa) y la dirección general de la Junta Nacional de Salud (Junasa).

Las personas podrán agendarse por teléfono, por internet o personalmente para consultas médicas, procedimientos diagnósticos y terapéuticos no invasivos, así como para el retiro de medicación. Según el protocolo de atención presencial que aprobaron la Digesa y la Junasa en diálogo con las instituciones de salud, la cantidad de consultas para cada especialidad médica y quirúrgica será fijada por la dirección técnica de cada institución “en función del número, distribución y proximidad de consultorios y salas de espera”, de modo de mantener la distancia física necesaria entre usuarios y personal de salud.

El protocolo se mantendrá mientras dure la emergencia sanitaria, y la aplicación de la resolución queda sujeta a revisión cada 15 días; se explicita que podrá ser modificada por la Digesa en función de la evolución de la situación epidemiológica de cada departamento.

Consultado por la diaria, Miguel Asqueta, responsable de la Digesa, dijo que se continuará atendiendo a quienes concurran a las policlínicas, pero aclaró que “no vamos a estimular más consultas presenciales”.

Criterios y modalidades

Se priorizará el control y el seguimiento de personas con enfermedades crónicas, embarazadas, niños y adolescentes, prestaciones de salud mental y la atención de grupos vulnerables, dice la resolución. Asqueta y Luis González Machado, presidente de la Junasa, charlaron este martes con la prensa sobre la aplicación de la resolución.

González Machado insistió en que, tal como dice el texto, se tratará de “minimizar la concurrencia a consultas presenciales”, y comentó que las instituciones procurarán agendar por tres mecanismos. En primer lugar, optarán por las consultas por telemedicina (telefónicas, por videollamada u otros medios electrónicos); en los casos en que se abonen órdenes, tendrán el mismo costo que las consultas presenciales.

En segundo lugar, se agendarán consultas presenciales: para quienes concurren por primera vez (porque implica conocer al paciente y tal vez examinarlo, explicó Asqueta); para personas que sean convocadas por el médico tratante, y para quienes lo soliciten de forma espontánea, pero se aclara que tendrán prioridad las personas a las que se les suspendieron las consultas a partir del 13 de marzo.

En caso de que la atención no pueda hacerse por ninguna de esas dos modalidades, se habilita la tercera, que es la atención domiciliaria programada, que, según el protocolo, tendrá una tasa moderadora que no podrá superar los 290 pesos (impuestos incluidos).

Si la persona mantiene una consulta telefónica y el profesional entiende que es mejor verla, podrá agendarla, pero, como se entiende que es una nueva consulta, deberá abonarla aunque haya pagado la primera (esto corre para las instituciones que cobran órdenes, pero no es el caso, por ejemplo, de ASSE).

Sala de espera

El protocolo detalla la forma de acceso a los centros asistenciales. Los usuarios deberán ingresar con tapaboca, dentro de los 30 minutos previos a la consulta programada, y retirarse en cuanto termine la consulta; si tuvieran que hacer coordinaciones o retirar medicación, las instituciones deberán procurar que tengan la menor circulación dentro del local, y que la estadía sea lo más breve posible.

Sólo se permitirá el ingreso de acompañantes en casos de necesidad justificada, dice el protocolo, que pone como ejemplo el caso de niños, personas con problemas de salud mental y con movilidad reducida.

Las instituciones podrán controlar la temperatura a quienes ingresen. Se debe reservar un espacio específico de atención y circulación para personas con síntomas respiratorios.

El protocolo recomienda que las salas de espera tengan una ocupación de 40% como máximo de la cantidad de asientos disponibles para pacientes y acompañantes; se deberá evitar que la proximidad sea menor a un metro y medio. Habrá alcohol en gel y se hará la higiene ambiental en salas de espera y consultorios con intervalos no mayores a las seis horas; el paciente entrará al consultorio luego de “un plazo prudencial de retirado el paciente anterior”, dice el protocolo.

Lo recomendado es que haya dos consultas por hora por profesional; nunca más de tres. Las consultas serán asignadas con horario fijo y se intercalarán consultas telefónicas o por videollamada con las presenciales.

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