La empresa Jugos del Uruguay compró la maquinaria de la planta quesera de Pili en Paysandú y, después de desarmarla, volverá a montarla en Fray Bentos. Así se lo comunicaron a los extrabajadores de Pili el 31 de agosto desde el Banco República (BROU) y la Liga de Defensa Comercial (Lideco), encargados de la liquidación de la empresa sanducera. De la venta de las máquinas, los extrabajadores no cobrarán nada por sus créditos laborales. Ese mismo día, además, se les terminó el seguro de paro.
“Nos llama la atención que van a desarmar toda la planta quesera, la van a trasladar 120 kilómetros y ahí, en Fray Bentos, sí va a ser rentable, estando ya instalada acá. Es montarla de nuevo. Eso no nos cierra”, dijo a la diaria Marcel Petrib, expresidente del sindicato de Pili.
La fábrica de queso y manteca no es viable en Paysandú porque no hay suficiente leche en la zona. Se necesitan alrededor de 450.000 litros por día. Según contó Petrib, la nueva empresa propietaria de la maquinaria, “de última tecnología”, se dedica a la elaboración de jugos cítricos y no tiene experiencia en el sector lácteo.
En diálogo con la diaria, el intendente de Paysandú, Nicolás Olivera, manifestó su “tristeza” por el traslado de la industria al departamento de Río Negro. Adjudicó el fracaso de la reactivación de la planta quesera al “desmantelamiento de la cuenca lechera”. “Si hubiéramos tenido cuenca lechera, hoy esa fábrica estaría funcionando. Pero el tema es que una planta que produce quesos precisa leche y la leche no está. Ese fue el principal motivo”, aseguró.
Según Olivera, antes de la adquisición por parte de Jugos del Uruguay, “infinidad de gente” visitó las instalaciones de la planta de Pili, “que estaba intacta, impecable, moderna”. Señaló, además, que “en las condiciones en que se ofrecía era muy apetecible”. Sin embargo, insistió en que la recuperación de la cuenca lechera en Paysandú es el principal obstáculo de la rentabilidad del negocio y que “no es un proceso inmediato”.
Del mismo modo, Nancy Núñez, diputada del Partido Nacional por Paysandú, vinculó el traslado de la planta con la caída de la producción lechera. “Han cerrado muchos tambos, muchos pequeños productores lecheros. Quedan tambos grandes, pero ya están comprometidos con Conaprole o Claldy y esa realidad no la podemos cambiar. No les podemos decir que estén cambiando permanentemente”, declaró a la diaria. A su criterio, si bien “no nos gusta” que la industria abandone el departamento de Paysandú, tampoco “es resorte nuestro solucionar” la rentabilidad de un negocio privado.
En tanto, para la diputada del Frente Amplio por Paysandú Cecilia Bottino, “hay cosas oscuras en todo este proceso”. En sintonía con Petrib, Bottino dijo a la diaria que “llama poderosamente la atención que [la planta quesera] se instale a tan pocos kilómetros” de Paysandú. A su juicio, el argumento del bajo rendimiento de la cuenca lechera “se cae por su propio peso” en tanto la fábrica se trasladará a la ciudad de Fray Bentos.
A la espera de la marca
La empresa Pili cerró el 30 de noviembre de 2018. Meses antes se había presentado a concurso de acreedores tras acumular deudas por unos 60 millones de dólares. Según Petrib, todavía se le adeuda 70% de los créditos laborales a la masa de trabajadores, unas 200 personas, “desde un peón de tambo hasta empleados de producción y mandos medios”. Como mínimo, indicó, se le debe 10.000 dólares a cada trabajador.
Petrib mencionó que había “gran expectativa” porque “parte del dinero que va a cobrar el BROU fuera destinado para los créditos laborales”. Pero, según les informaron el 31 de agosto, la venta de las máquinas de queso no está destinada a sanear las deudas de la empresa con los exfuncionarios.
Al respecto, Olivera comentó que “ahora se va a rematar la marca Pili y ese dinero sí está en condiciones de que vaya para la masa de trabajadores para liquidar créditos laborales”, a diferencia de la maquinaria que “estaba prendada, hipotecada”. “Aparentemente va a haber algún peso ahí, desconozco cuánto, dependerá del remate”, indicó el intendente de Paysandú. El remate de la marca Pili está programado para el 27 de setiembre.
“En Paysandú, la verdad, no hay trabajo”
Cuando cerró la empresa, algunos de los trabajadores fueron enviados al seguro por desempleo. De manera excepcional, el subsidio se prorrogó seis veces. La última vez fue en abril de 2022. Finalmente, el seguro por desempleo -que cubría a unas 70 familias- venció el 31 de agosto.
Consultado al respecto, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, señaló a la diaria que la no renovación del seguro de paro no tuvo ninguna relación con la venta de la planta quesera. “Simplemente se vencía y no había decisión de extenderlo. Son más de cuatro años de beneficio y no había ningún argumento para seguir extendiéndolo”, afirmó.
“Estoy de acuerdo con el gobierno. No podemos seguir renovando”, expresó por su parte Núñez. Si bien recordó que en abril votó a favor de la extensión del seguro de paro, la diputada nacionalista opinó que “hay que ponerle un punto final” a la situación. “No podemos seguir pidiendo seguro cuando hay tantas personas que en la misma situación no se les renovó el seguro. Tal vez esto permita pensar en algún tipo de reconversión laboral para estas personas. Estoy a disposición de ellos”, agregó.
Para Bottino, en cambio, existe “un desamparo total” de los extrabajadores de Pili por parte del gobierno, “que podía haber adoptado políticas para acompañar el proceso”. “Es una lástima cómo está terminando esto”, sostuvo; “los trabajadores son los que pagan los platos rotos de malas decisiones empresariales”. La diputada frenteamplista adelantó que presentará en el Parlamento una minuta de comunicación solicitando una nueva prórroga del seguro por desempleo. “Voy a ser la única legisladora del departamento, porque los otros dos diputados ya dijeron que no van a acompañar”, añadió.
Petrib aseguró que el planteo de los extrabajadores “siempre fue claro”: “Si no nos van a renovar el seguro de paro, lo que pretendemos por lo menos es cobrar lo que se nos debe y no salir con las manos vacías”. A su entender, el problema requiere “una solución política”, pero lamentó “el gran silencio que hay”. “Hemos hecho muchas gestiones que no se han concretado, como es el caso del intendente de Paysandú, que hasta ahora no nos ha recibido por estos temas”, apuntó.
Mencionó que los exfuncionarios de Pili tienen en su mayoría más de 50 años de edad, lo cual reduce el acceso al trabajo. “En Paysandú, la verdad, no hay trabajo. Y menos para un tipo de 50 años, prácticamente no conseguís nada. Acá te hacen un llamado para trabajo y te ponen el límite de edad en 45 años”, afirmó.