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Ministerio de Relaciones Exteriores

Foto: Martín Varela Umpiérrez

Designación de embajador uruguayo en Etiopía reaviva discusión: ¿qué dice la normativa?

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La designación de Mario Ángel Silva Castro como embajador en Addis Abeba generó críticas en la oposición desde donde se cuestionó su idoneidad para el cargo.

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En la sesión extraordinaria de la Cámara de Senadores del 22 de diciembre fue aprobada la venia de Mario Silva Castro, militante de colectivos afro, para ocupar el cargo de embajador uruguayo en la delegación de Addis Abeba, capital de Etiopía. Se trata de una de las tres embajadas que Uruguay mantiene en territorio africano, y su importancia radica en que en esa misma ciudad se encuentra la sede de la Unión Africana así como oficinas de diversos organismos internacionales.

Sin embargo, la oposición cuestionó la designación de Silva, ya que en su currículum figura que cuenta con estudios formales hasta cuarto año de educación Secundaria. Uno de los principales oradores en contra de la aprobación de la venia fue el senador nacionalista Sebastián Da Silva, quien señaló que la designación es “confirmatoria” de que la “izquierda usa a los colectivos afrodescendientes” y que la importancia de la capital etíope en el entramado diplomático tal vez “no sea de la expertise” de Silva Castro.

Por otra parte, la senadora del Partido Nacional Graciela Bianchi manifestó en un posteo en X que para ser embajador es necesario contar “especialización en relaciones internacionales” y definió como “gravísimo” que se “haya incumplido la Constitución y el reglamento del Senado al aprobar una venia contraria al derecho”. Además, cuestionó el hecho de que Silva Castro no haya asistido a la comisión de Asuntos Internacionales del Senado, lo que atribuyó a intentar “impedir que los senadores pudieran escuchar, evaluar y repreguntar a una persona designada como embajador que solo tiene formación primaria y ninguna experiencia”.

De acuerdo con su currículum, Silva Castro cuenta con estudios de auxiliar contable cursados en la Universidad del Trabajo del Uruguay, y trayectoria como formador en cursos de sensibilización y racismo. Además, buena parte de su trayectoria estuvo vinculada a la organización antiracista Mundo Afro.

En la nota enviada por el Poder Ejecutivo a la Cámara de Senadores, se destaca que “la capacidad y eficiencia” Silva Castro “ha puesto de manifiesto” en las actividades desarrolladas a lo largo de su carrera profesional constituyen “un factor evidente de idoneidad” para la designación.

Requisitos de formación para los embajadores

Desde la Asociación de Funcionarios del Servicio Exterior del Uruguay (AFUSEU) señalaron a la diaria Verifica que en la actualidad no existen requisitos mínimos de formación para quienes ocupen cargos de embajador político, sino que rigen los mismos criterios que para cualquier cargo de confianza política que sea designado por el presidente de la República.

Esto contrasta con los requisitos de ingreso al Ministerio de Relaciones Exteriores dentro del escalafón “M”, correspondiente al personal diplomático, ya que desde hace tres décadas exige como mínimo contar con un título universitario, aunque no es indispensable que sea referido a Relaciones Internacionales, como afirmó la senadora Bianchi. Posteriormente, durante el transcurso de la carrera funcional, no se exigen mayores requisitos de formación más que las pruebas de ascenso, aunque el puntaje de mérito, que determina la lista de prelación, se ve influido por el nivel de formación alcanzado.

La situación motivó que AFUSEU emitiera un comunicado en que recordó la importancia de la embajada de Addis Abeba, abierta hace casi diez años, y señaló que “ hasta el momento, los tres Embajadores, concurrentes o residentes, que Uruguay ha tenido ante Etiopía han sido diplomáticos de carrera”.

Asimismo, señalaron que el funcionariado del Servicio Exterior “no cuestiona la designación del actual candidato elegido por el Poder Ejecutivo” y señalan que “ofrecerán toda la colaboración que pueda requerir” porque lo que “está en juego” es la “representación del Estado y la Nación uruguaya”.

Las designaciones políticas y su límite normativo

El comunicado de AFUSEU también afirma que la asociación seguirá defendiendo “sin entrar en casos concretos” la reducción de las “vacantes políticas” de embajadores y ministros del Servicio Exterior. Actualmente estas vacantes están fijadas en un máximo de 20, lo que consideran “un número sumamente excesivo” para lo que es el “carácter profesional” del Servicio Exterior.

En octubre AFUSEU emitió un comunicado en el que reclamó la reducción del tope de las designaciones políticas a un máximo de diez. Esto fue reiterado en el último comunicado en el que se lamentó que la iniciativa que no lograra ser aprobada dentro de la pasada Ley de Presupuesto, por lo que esperan que sea “retomado a la brevedad” como proyecto de ley.

La designación de cargos de particular confianza en el Servicio Exterior está contemplada en el numeral 12 del artículo 168 de la Constitución de la República. Allí se establece que para el nombramiento de los jefes de misión, el Poder Ejecutivo debe solicitar el acuerdo de la Cámara de Senadores, o de la Comisión Permanente en caso de que aquella se encuentre en receso. Si transcurridos 60 días estos órganos no se pronuncian, el Ejecutivo queda habilitado a prescindir de la venia solicitada. En este marco, los cargos de embajadores y ministros del Servicio Exterior son considerados de particular confianza del Poder Ejecutivo.

El límite actual de cargos políticos deriva de un decreto-ley del periodo dictatorial que fijó en 20 el máximo posible de designación bajo ese criterio. Si bien durante un breve periodo de tiempo bajo la administración de Jorge Batlle el número fue reducido a cinco, el criterio anterior fue restituido mediante decreto del Poder Ejecutivo durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez.

Silva Castro se suma a las designaciones del exvicepresidente y excanciller Rodolfo Nin Novoa, quien asumió la representación en Brasilia; Diego Cánepa, destinado a la embajada en Buenos Aires; Carolina Ache, enviada a Lisboa; y Beatriz Argimón designada embajadora ante la Unesco. Al comienzo del periodo el canciller de la República, Mario Lubetkin, afirmó que los embajadores políticos no superarían la decena respecto a los 28 totales que representan al país.

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