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Cianobacterias en la playa Ramírez (archivo, enero de 2019).

Foto: Santiago Mazzarovich

Red de Monitoreo de Playas: siete departamentos tuvieron valores de coliformes por encima de la normativa

9 minutos de lectura
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Los departamentos con incumplimientos fueron Colonia, Canelones, Montevideo, Florida, Lavalleja, Paysandú y San José; investigadores advierten que es necesario analizar otras variables en el monitoreo, que se debe prestar atención a la calidad de la arena y que no hay que subestimar la problemática.

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Leído por Andrés Alba.
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Hace más de una década, en 2013, nació la Red de Monitoreo de Playas, que tiene como objetivo evaluar la calidad del agua para recreación y generar alertas en caso de que existan situaciones de riesgo sanitario. El espacio es coordinado por la División de Calidad Ambiental del Ministerio de Ambiente y lo integran los gobiernos departamentales (sus técnicos son los encargados de realizar las actividades de monitoreo).

Si bien cuando comenzó sólo la integraban seis intendencias, luego se fueron sumando otras. En diciembre, el Ministerio de Ambiente presentó el informe Red de Monitoreo de Playas: calidad del agua para la temporada 2023-2024 y allí ya participan 15 de las 19 las intendencias de nuestro país. Artigas, Rivera, Flores y Durazno son las comunas que aún no lo hacen. En el documento analizaron datos de playas obtenidos con frecuencia semanal durante la temporada de verano y también complementaron el análisis con “vigilancia visual”.

Las playas que forman parte de la red son 68 costeras —río Uruguay, Río de la Plata y el océano Atlántico— y 28 interiores —ríos, arroyos y lagunas distribuidos en el territorio—. Sin embargo, el documento señala que la temporada “se caracterizó por presentar abundantes lluvias que generaron inundaciones e inhabilitaciones en varias playas” y, por esta razón, “el número de playas monitoreado fue menor”. También por esa razón “los períodos de monitoreo en muchos casos estuvieron interrumpidos”, lo que dicen “dificultó el procesamiento y análisis de la información”. En total, durante el período 2023-2024, se realizó el seguimiento de 91 playas: 13 en al río Uruguay, 52 al Río de la Plata y el océano Atlántico y 26 a playas interiores.

En el informe de la Red de Monitoreo de Playas se ponen sobre la mesa varios incumplimientos al decreto 253/79 y la propuesta de Gesta-Agua, que tiene como objetivo prevenir la contaminación ambiental a través del control de las aguas, en varias playas. A su vez, investigadores de la Universidad de la República también señalan la necesidad de actualizar la normativa, añadir nuevas variables ambientales en los monitoreos, no subestimar la problemática, prestar atención a la calidad de la arena y la necesidad de comenzar a pensar nuevas acciones para alertar a la población ante el riesgo sanitario.

Un poco de contexto

La Red de Monitoreo de Playas, dice el informe, tiene como objetivos específicos analizar “las variaciones de temperatura, pH, conductividad, oxígeno disuelto, coliformes termotolerantes y floraciones de cianobacterias” en las playas y evaluar su “aptitud para recreación por contacto directo”. En este monitoreo particular no se analizan, por ejemplo, los pesticidas ni las toxinas de las cianobacterias. La “evaluación de la aptitud de agua para baños se basó en la Guía para definir la aptitud y la categorización de las playas”, elaborada por la Dirección Nacional de Calidad y Evaluación Ambiental en 2021. En esta normativa se plantea que para determinar la “aptitud” de las playas “el valor de las medidas geométricas de los coliformes termotolerantes debe cumplir con el señalado en el decreto 253/79 para la clase 3 y debe haber ausencia de espuma de cianobacterias”.

La problemática de la contaminación fecal —medida a través de los coliformes— generó polémica debido un artículo que publicó El Observador sobre la contaminación por enterococos en las playas de Montevideo. Uno de los puntos cuestionados fue que las playas de uso recreativo integran la clase 3, que según el decreto 253/79 son las “aguas destinadas a la preservación de los peces en general y de otros integrantes de la flora y fauna hídrica, o también aguas destinadas al riego de los cultivos cuyos productos no se consumen en forma natural o en aquellos casos que siendo consumidos en forma natural se apliquen sistemas de riego que no provocan el mojado del producto”. Esto resultó llamativo porque en la legislación existe la clase 2b que abarca a las “aguas designadas a recreación por contacto directo con el cuerpo humano”. Cada clase tiene diferentes valores de referencia permitidos.

El monitoreo para este informe se realizó entre el 1 de noviembre de 2023 y el 31 de marzo de 2024. La frecuencia de control establecida fue semanal para todos los departamentos, a excepción de Rocha, que lo hizo de forma quincenal.

“Con el objetivo de completar la información obtenida del monitoreo de calidad de agua semanal, y para poder responder de forma rápida frente a situaciones de riesgo sanitario, hace años se viene implementando una vigilancia visual diaria del estado de las playas. Esta vigilancia busca identificar eventos visibles que impliquen un riesgo sanitario, para así poder emitir las advertencias correspondientes de forma inmediata”, añade. El informe describe que, “buscando facilitar el acceso a la información sobre el estado sanitario de las playas”, el Ministerio de Ambiente desarrolló la aplicación web Banderas Sanitarias, donde las intendencias informan si existen banderas sanitarias (roja con una cruz verde en el centro) colocadas en sus playas. Cabe resaltar que existe más información disponible en el Observatorio Ambiental Nacional y unas pocas comunas también ponen a disposición de la ciudadanía los datos de los monitoreos —o al menos una parte — en sus páginas web.

Playas que superaron el máximo permitido de coliformes

En varios casos los coliformes termotolerantes excedieron el valor máximo estipulado en el decreto 253/79. “En playas costeras los incumplimientos ocurrieron en tres departamentos del Río de la Plata: Colonia (Oreja de Negro, Ferrando, Charrúa y Playa Verde), Montevideo (Cerro, Ramírez y Carrasco) y Canelones (Shangrilá)”, señala el informe. En las playas interiores, los excesos ocurrieron en los departamentos de Florida (playa Río Santa Lucía Chico), Lavalleja (playa en arroyo San Francisco), Paysandú (playa en arroyo San Francisco) y en San José (playa Picada Varela)”, señala el informe de la Red de Monitoreos de Playas. Asimismo, añade que “en las playas donde la frecuencia de aptitud sanitaria durante la temporada pudo ser evaluada, los días de no aptitud generalmente no excedieron el 30% de los días monitoreados”, pero “hubo situaciones particulares donde los incumplimientos ocurrieron durante toda la temporada”. Esto según el informe sucedió en Playa Verde (Colonia) y Picada Varela (San José).

La Intendencia de Colonia detalló que “Oreja de Negro y Ferrando presentaron algunos incumplimientos [en los valores de coliformes termotolerantes] principalmente en febrero, mientras que Charrúa presentó excesos sobre el principio de la temporada y fines de febrero”. En paralelo, Playa Verde “presentó valores de incumplimiento en todos los valores obtenidos a lo largo de la temporada”. “Tal como se viene mencionando en informes anteriores las excedencias en esta playa se vienen repitiendo desde hace varias temporadas, y la principal causa de este problema ha sido atribuida a la existencia de pozos negros que infiltran al terreno, en combinación con una capa freática alta que favorece aún más la filtración de aguas servidas. Actualmente OSE se encuentra realizando las obras para realizar la ampliación del saneamiento de Juan Lacaze, con lo cual se espera que cuando se encuentre operativo, la situación sanitaria de Playa Verde mejore”, subraya la Red de Monitoreo de Playas.

La Intendencia de San José encontró que en Picada Varela, una playa interior ubicada sobre el río San José, también tuvo “siempre valores de incumplimiento durante los días monitoreados”. Por otro lado, la Intendencia de Montevideo —que presentó los datos de la calidad de agua de sólo seis playas— encontró incumplimientos vinculados a coliformes termotolerantes en las playas Cerro y Ramírez “sobre fines de diciembre y principios de enero” y en Carrasco, “sobre el final de la temporada”.

La Intendencia de Canelones detectó que en Shangrilá hubo “un exceso [de coliformes termotolerantes] en la primera semana de diciembre, que estuvo asociado a un mal funcionamiento de una estación de bombeo de OSE”. En Paysandú, la comuna halló incumplimientos en “los dos balnearios ubicados en el arroyo San Francisco; Paso de las Piedras y Paso Guerrero”, suma que “presentaron algunos días de no aptitud sanitaria debido a exceso de coliformes termotolerantes”.

A su vez, en Florida, la Intendencia controló la calidad del agua en la playa del Río Santa Lucía Chico. En el informe se expresa que “durante la segunda semana de febrero ocurrió un derrame de aguas servidas que generó excesos en las concentraciones” de coliformes termotolerantes. La procedencia del derrame “no pudo ser identificada” por la comuna, plasma el documento. Por otro lado, la Intendencia de Lavalleja también detectó un valor en el arroyo San Francisco (Parque de UTE) que incumplió con el valor objetivo “sobre el final de la temporada”.

Finalmente, en el informe se admite que ni la Intendencia de Soriano —donde se encuentra el balneario Palmar, que no forma parte de la Red de Monitoreo de Playas y este verano sufrió floraciones de cianobacterias que implican un riesgo muy alto para la salud—, ni la de Tacuarembó aportaron los datos suficientes para elaborar un análisis de aptitud semanal de sus playas. En línea similar, la Intendencia de Maldonado comenzó a realizar el monitoreo en diciembre y “sólo se pudieron evaluar las fechas posteriores a la primera medida geométrica obtenida (desde la tercera semana de enero en adelante)”. Los pocos resultados que brindó la comuna se encontraron por debajo del máximo permitido y “los días evaluados estuvieron aptos para baño”. En el apartado del informe donde se analiza la calidad de agua de las playas del departamento hay una tabla donde queda en evidencia que son varios los casilleros vacíos que representan las “semanas donde no fue posible realizar el muestreo o calcular la media geométrica”.

Floraciones de cianobacterias

“Los resultados del monitoreo semanal de floraciones de cianobacterias indican que los eventos de floraciones sólo ocurrieron en playas costeras del Río de la Plata, desde Colonia hasta Canelones”, dice el informe de la Red de Monitoreo de Playas, que abordó la temporada 2023-2024. Señala que los eventos “ocurrieron generalmente en menos del 15% de los días monitoreados” y Kiyú “fue la única playa que superó esta frecuencia de ocurrencia, ya que las floraciones se registraron en 42% de los días monitoreados”.

En el informe también se destaca el papel de la vigilancia visual diaria del fenómeno. A partir de la información extraída del sitio web del Ministerio de Ambiente donde se puede ver la bandera sanitaria, la red concluyó que “los eventos de floraciones fueron de mayor frecuencia e intensidad de lo que sugiere el monitoreo semanal, ya que hubo varios eventos de floraciones tipo 2 en varias playas de diferentes departamentos (29 registros en San José, 136 registros en Montevideo y 10 registros en Canelones)”. Agregan que la vigilancia visual “puede ser realizada en un mayor número de playas y bajadas que las que se monitorean en el monitoreo de calidad de agua semanal (que implica análisis de laboratorio) y la frecuencia de monitoreo es mayor (diaria)”. “Por lo tanto, es esperable que a través de la vigilancia visual diaria puedan captarse una mayor frecuencia y alcance de los eventos de floración”, indica.

Necesidad urgente: actualizar y complementar los monitoreos

Ana Lía Ciganda, licenciada en Biología Humana, magíster en Manejo Costero Integrado por la Universidad de la República y estudiante de doctorado en la Universidad de Wageningen, en Países Bajos, se encuentra realizando su tesis sobre los impactos de las floraciones en actividades humanas en el Río de la Plata. “En 2023 realicé un muestreo en plena floración de cianobacterias y cuando intenté revisar información antigua sobre los valores que eran normales o habituales para esa zona, me encontré que no había ni un dato de cianotoxinas en Colonia y San José. Oficialmente no tenés datos de cianotoxinas y es donde hay más eventos”, describe.

“Hay cuestiones que ponen en riesgo la salud de la población y no se están atendiendo. No se está ni siquiera evaluando cuánto es el riesgo”, remarca la investigadora. También señala que las floraciones de cianobacterias son “un fenómeno muy variable”, por lo que es difícil conocer la situación a partir de un muestreo semanal. “Falta información y es imprescindible, no solamente para la recreación, sino para otros usos que se están planteando, como la toma de agua. En cierta forma, no tener la información jugó a favor del proponente de un proyecto que genera muchas dudas en cuanto a la aptitud de esa agua para ser potabilizada”, acota la investigadora, en referencia al proyecto Neptuno, que pretende instalarse en Arazatí, balneario que se encuentra a 30 kilómetros de Kiyú —donde la red encontró una fuerte presencia de cianobacterias—.

Javier García Alonso es profesor e investigador del Centro Universitario Regional Este de la Universidad de la República. Ha participado de diversas investigaciones que van desde hallar contaminación fecal riesgosa en la arena de Punta del Este y otras playas de Maldonado, hasta la detección de metales en gran parte de las playas del Río de la Plata. Javier García Alons dice a la diaria: “Si bien es muy valioso que exista una red de monitoreo de playas, las variables ambientales, indicadoras de impacto y de calidad ambiental que se miden, son muy poquitas”. A partir de la información que recopiló en sus trabajos, apunta que es necesario que “el foco no esté sólo en el agua, la calidad de la arena es importante porque estamos en contacto con ella y hay un riesgo a la salud humana”.

El investigador también manifiesta la necesidad de monitorear las cianotoxinas, en el agua y la arena. Sin ir más lejos, recuerda el trágico caso de una bebé que estuvo expuesta a algas tóxicas en la Playa Carrasco y Malvín y debió recibir un trasplante de hígado para sobrevivir. Los médicos, luego de varios diagnósticos fallidos, analizaron el órgano y detectaron la presencia de Microcistina LR, una cianotoxina. “No sabemos cuántos casos parecidos hay”, apunta García. Por otro lado, considera que es necesario controlar la “contaminación química de plastificantes, que no hay ninguna normativa”, metales y agroquímicos (como, por ejemplo, el glifosato). A su vez, remarcó la urgencia de actualizar el decreto 253/79 y pensar nuevas formas de alertar a la población cuando hay problemáticas sanitarias en las playas, más allá de la colocación de banderas. “Creo que el riesgo a la salud existe y creo que lo estamos subestimando”, finaliza.

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