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Una de las familias que ayer recibió su vivienda en el barrio Casabó.

Foto: Nicolás Celaya

Mejor, imposible

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Familias de Casabó fueron realojadas en el marco del Plan de Saneamiento IV que lleva adelante la comuna Montevideo.

Ayer la imagen en Camino Cibils y Burdeos se repetía desde temprano en la mañana: camiones de la intendencia descargando colchones viejos, pedazos de tablas y tablones de madera, que unidos formaban una cama o una estantería, bolsas negras de basura repletas de ropa y diversos objetos, cajas con juguetes, y muchas otras cosas completaban el panorama. El exceso de barro también formaba parte de la escena tras una mañana de intensa lluvia.

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A pesar de que el día no invitaba a los vecinos de Casabó a estar en la calle, eran muchos los que estaban trabajando a la intemperie concretando un sueño muy esperado: la mudanza hacia su nueva casa.

El realojo se llevó a cabo porque las viviendas de las familias se encontraban ubicadas en una zona por donde debían pasar los nuevos colectores del Plan de Urbanización IV. Para muchos ciudadanos representó una gran oportunidad porque pasaron a vivir en mejores condiciones.

Ester fue una de las beneficiarias de las nuevas casitas, allí vivirá con su hija y su nieta. Mientras martillaba y rearmaba la cama en su nuevo dormitorio contó a la diaria: "mi casa anterior era muy humilde, muy rústica, pero el tema no era la casa sino que estaba al borde de la cañada del barrio Bajo Valencia, y cada vez que llovía se desbordaba y se inundaba todo. Últimamente estaba pendiente del tiempo, siempre escuchando si se venía lluvia, si se venía viento, ¡y cuando venía lluvia sabíamos que se inundaba todo!”.

Ana María, otra vecina del barrio, pero del complejo que fue inaugurado el miércoles a unas pocas cuadras sobre la calle Rusia, contó la experiencia vivida el primer día en su nueva casa: "Hoy me desperté como todos los días de lluvia y pensé 'es un gusto estar en casa'. Antes tenía que correr atrás de los baldes para que no se mojara adentro".

Dulce hogar

La entrega de llaves a las familias fue frente al complejo, en la cantina del Club Huracán de Fútbol. Hasta allí llegaron las autoridades municipales, los asistentes sociales que trabajaron en el proceso y unos pocos vecinos, pues la mayoría se encontraba en plena tarea de mudanza. Los beneficiarios de la llave agradecieron a Dios y a la intendencia, y recordaron que una vivienda digna representa una mejor calidad de vida.

La intendenta Ana Olivera reconoció que la obra de saneamiento y de realojo era una deuda que pendiente, y destacó que acciones como éstas “revitalizan los barrios de Montevideo”.

Una vez que Mariela y sus dos hijas tuvieron la llave en la mano salieron corriendo rumbo a su nuevo hogar y en la puerta las aguardaba el camión de la mudanza. Tanto Luz, de cinco años, como Mariana de siete, ayudaban a descargar el camión y depositaban las cosas dentro de la casa. Como sus zapatos estaban completamente embarrados optaron por descalzarse y disfrutar más de la tarea descalzas. Las huellas de ellas y de todos los que entraban y salían a la vivienda ubicada en el Pasaje 24 de Febrero 2468 se fueron marcando en el piso nuevo. La alegría de Mariela era tal que no le importaron las manchas de barro. Emocionada comentó: “primero me voy a ocupar de armar mi casa y recién después vamos a limpiar”.

Juan Canessa, director del Departamento de Desarrollo Ambiental, explicó que previo a los realojos se preparó a los ciudadanos para la nueva etapa, y detalló que al final del proceso unas 400 familias serán realojadas.

Remarcó que el saneamiento es “una obra social muy importante” porque implica el acceso al servicio y a su vez brinda mejores condiciones de vida, “pero como va por debajo de la tierra no se nota”.

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