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Dos jóvenes hablando lengua de señas, ayer, durante la movilización de sordos.

Foto: Javier Calvelo

Integrantes de la Comunidad Sorda del Uruguay marcharon ayer por 18 de Julio

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Celebrar el Día Internacional de las Personas Sordas y el inicio de la 4ta Semana Internacional de las Personas Sordas en Uruguay fue lo que impulsó la marcha desde plaza Independencia hasta plaza Cagancha. Además, aprovecharon la oportunidad para conmemorar los diez años de la aprobación del Parlamento de la Ley 17.378, que reconoce la Lengua de Señas Uruguaya como la lengua natural de las personas sordas y de sus comunidades en todo el territorio nacional. La ley establece también la “remoción de las barreras comunicacionales” y la “equiparación de oportunidades”, aspectos que en la actualidad carecen de garantías.

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Según el artículo 5º de la ley 17.378: “El Estado asegurará a todas las personas sordas e hipoacústicas que lo necesiten el acceso a los servicios de intérpretes de Lengua de Señas Uruguaya en cualquier instancia en que no puedan quedar dudas de contenido en la comunicación que deba establecerse”. Sin embargo, al día de hoy las personas sordas siguen enfrentando dificultades de comunicación en diversos ámbitos de la vida cotidiana.

Adriana Riotorto, integrante de la Asociación de Padres y Amigos de Sordos del Uruguay, describió la instancia médica como una situación “trágica”, en la que los consultorios carecen de intérpretes, y sí o sí el paciente debe ingresar con alguien que facilite la comunicación con el médico, independientemente de la privacidad que desee.

“En distintos campos, distintas áreas, se nos presentan dificultades a los sordos; por ejemplo, cuando uno va a hacer un trámite y lo llaman de modo audible, eso hace que uno no pueda realizar un trámite por sí mismo”, contó con la intermediación del intérprete Rodrigo González, de la Asociación de Sordos del Uruguay.

Las barreras al momento de pensar en un puesto de trabajo y proyectarse a futuro también son inquietudes de las personas que forman parte de la comunidad sorda, e integran la lista de los asuntos que serán revisados en el correr de la semana.

La educación es uno de los ámbitos en los que más se ha avanzado con la designación de intérpretes y la consolidación de grupos de liceo específicos para sordos; igualmente, la percepción general es que queda mucho por hacer. Cuando la figura del intérprete no estaba disponible, los estudiantes intentaban comprender el tema abordado leyendo los labios de los profesores; seguían la clase con gran atención esperando que el docente no se diera vuelta para escribir en el pizarrón y de esa manera poder leerle los labios en forma ininterrumpida. Así se las arregló en la mayor parte de los estudios que cursó Lorena Rucanski, primera psicóloga sorda de nuestro país, que participó en la marcha realizada. Recién cuando llegó al cuarto año de Facultad de Psicología se enteró de que podía acceder a un intérprete y en abril de este año terminó la carrera en la Universidad de la República.

Ésta y otras metas alcanzadas por la comunidad sorda serán analizadas en el correr de la semana en las diversas actividades programadas. Hoy la jornada de reflexión transcurrirá en el Instituto Nacional de la Juventud, mientras que mañana se llevarán a cabo talleres en la Asociación de Sordos.

Lengua de pocos

La convocatoria ayer, fue a las 16.00 en la plaza Independencia. Minutos antes, cuando todavía no era mucha la gente, no era fácil distinguir de lejos a quienes participarían de la marcha. Al acercarse un poco más, el uso de la lengua de señas y el silencio que reinaba en un pequeño grupo, integrado básicamente por personas jóvenes, no dejaba dudas de que ellos eran los primeros en decir “presente”. A pesar del silencio se percibía mucha comunicación en aquel grupo humano.

Luego se fueron sumando otras personas sordas, familiares, amigos y educadores. Ya pasadas las 16.00 era imposible distinguir quién era sordo y quién no. Todos hablaban el mismo idioma, el de las señas. Para quienes estaban por fuera de ese lenguaje, las intérpretes que asistieron a la marcha se encargaron de tender lazos. Varias de ellas reconocieron en el diálogo con la diaria que la pretensión no es que todos los uruguayos sepan el lenguaje de las señas, porque el grupo de sordos es minoritario (se estima en 30.00 las personas con diferentes niveles de pérdida auditiva), pero sí esperan que éstas sean cada vez más visibles y que “la vida de ellos no sea tan problemática a causa de que no escuchan ni hablan otra lengua”. De hecho, hubo quien reflexionó que al igual que en el liceo se enseña inglés, se podría instruir en el lenguaje de las señas, para que en un futuro no existan barreras de comunicación entre quienes son sordos y quienes no lo son.

Asimismo, destacaron la necesidad de dar mayor difusión a los cursos y carreras para aprender o ser intérprete de los sordos, porque mucha gente desconoce que es posible instruirse.

Riotorto, madre de María, de 18 años, sostuvo que los sordos “son extranjeros en su propio país”. “Lo que nadie entiende es que el sordo tiene una lengua ágrafa, es decir, que no tiene escritura, entonces el español para el sordo es una lengua extranjera; la dificultad más grande que ellos tienen es el aprendizaje de la escritura y la lectura en español, y expresarse en esta lengua”.

Detalló que si bien en los últimos años en Montevideo se ha avanzado muchísimo, en los departamentos del interior sigue habiendo grandes dificultades.

La falta de información persiste en todo el país, principalmente en el asesoramiento que reciben los padres cuando se enteran de que su hijo o hija no oye. En opinión de la integrante de la asociación, lo primero que se considera es la opinión médica y no se contemplan alternativas. Es así que se tiende a conectar un audífono al niño y “uno se va a su casa convencido de que su hijo es un oyente con audífono, y pasan los años y te das cuenta de que nada que ver, que es completamente distinta la visión que tienen del mundo”.

La instrucción desde la temprana edad es otro de los puntos flacos, puesto que muchas veces los sordos pierden de formarse en los primeros años de vida, etapa determinante para la persona.

Por último, Riotorto valoró la forma de ser y la personalidad de las personas sordas. Las definió como “auténticas” y “muy frontales”, y sostuvo que al no escuchar todas las palabras que los demás utilizan para “disfrazar” cómo se sienten, ellos perciben los sentimientos a partir de la expresión y de la intuición. “Te ven venir caminando y te dicen “¿qué te pasa hoy?”, y vos no podés mentir porque ellos enseguida se dan cuenta de que te pasa algo”.

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