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El director de Salud Mental, Horacio Porciúncula, en la Jornada de la Red Nacional de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables, ayer, en el Parque de las Esculturas. Foto: Pablo Nogueira

Soles y sombras

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La dirección pública de Salud Mental celebró fin de año con una jornada de trabajo y espectáculos.

“¿Qué salud mental queremos?” se tituló la jornada de la Red Nacional de Salud Mental y Poblaciones Vulnerables de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE). Los conceptos de integración, identidad y salud desde la prevención en lugar de la cura, estuvieron muy presentes durante la actividad.

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La jornada se desarrolló al aire libre. El Parque de las Esculturas, pegado al edificio Libertad donde antiguamente funcionaba Presidencia y ahora lo hará el Centro Hospitalario Libertad, gestionado por ASSE, fue el lugar elegido para el encuentro. La esperanza de los organizadores era que el día estuviera despejado y no lloviera; sin embargo, no imaginaron las dificultades que generaría el exceso de calor y humedad. Si bien instalaron una gran malla sombra en el predio, no fue suficiente, de manera que los ceibos floreados oficiaron de espacios de refugio. La falta de sombra hizo que las dinámicas de talleres previstas para realizar al arranque con los participantes se fueran postergando para el cierre.

Las presentaciones artísticas sí se desarrollaron como figuraba en el cronograma. Los primeros en actuar fueron los jóvenes de la murga El Jagüel, del Centro de Tratamiento de Adicciones de Maldonado. Tras recibir unos merecidos aplausos, bajaron del escenario con la misma adrenalina con la que actuaron y corrieron debajo de los árboles donde celebraron el resultado de la presentación. Luego se tiraron a descansar a la sombra y degustaron, junto con el resto del público, unas medialunas elaboradas por el taller de panadería del Centro Nacional de Información y Referencia de la Red Drogas Portal Amarillo.

Para Horacio Porciúncula, director del Programa Nacional de Salud Mental del Ministerio de Salud Pública (MSP), los integrantes de la murga El Jagüel y quienes integran el taller de panadería son un ejemplo de que “es posible rehabilitarse”, de lo productivo que es el trabajo con la comunidad y promover la inclusión en lugar de la exclusión. En diálogo con la diaria se refirió a este punto. Contó que ASSE atiende a adictos, a presos, ancianos, personas con alteraciones mentales y personas que por razones específicas están en situación de vulnerabilidad, como las que viven en la calle o las que se han querido autoeliminar. Éstas suelen estar excluidas de la comunidad, por lo que mostrar el resultado del trabajo con los pacientes y de los tratamientos que hacen resulta fundamental. La exclusión es cultural y se da en distintos ámbitos. “Tenemos claro que para cualquier estructura sanitaria esta población en particular es una población cargada de discriminación en muchos sentidos, y que darle la posibilidad de la inclusión social es lo que hace al futuro de la gente en general”, reflexionó.

Los centros estatales también atienden a niños en edad escolar que corren riesgo de ser excluidos por problemas de conducta y aprendizaje, lo que genera un mal relacionamiento con los compañeros de escuela y las maestras. Situaciones que muchas veces están determinadas por el entorno social, económico, familiar, intelectual, por lo que el trabajo debe ser interinstitucional; de ahí la importancia de la creación de una Red Nacional de Salud Mental. Ésta permite, además, incentivar la descentralización y trabajar a nivel territorial. Porciúncula contó que este tema está siendo abordado de manera sanitaria y preventiva, y que de 600 chiquilines que recibieron atención en el último período “más de la mitad lograron pasar de año y el resto no fue excluido de la escuela”. “Sigue en contacto con la escuela con todo lo que esto implica, desde el punto de vista de la comunicación, del aprendizaje para bancarse las frustraciones, hasta la convivencia con el otro”, añadió.

Mente sana

Pero “salud mental es mucho más que atender a presos, locos, viejos, adictos, gente de la calle”, aseguró el responsable del programa en relación a que todos los integrantes de la comunidad necesitan estar sanos para poder salir adelante. Además, tiene que haber tolerancia frente a la diversidad. “Hace unos años atrás, cuando dirigía el Hospital Vilardebó, decía: para curar a los de adentro necesitamos atender a los de afuera”, recordó, y dijo que se está en proceso de involucrar a distintos sectores de la sociedad.

Porciúncula también habló de la atención temprana en todas las patologías mentales de modo que no se profundice la enfermedad detectada. Para una temprana visualización, resulta fundamental la integración. La presidenta del directorio de ASSE, Beatriz Silva, también reflexionó sobre la curación de los pacientes con trastornos mentales. Sostuvo que “hay vías de salida”, y que la rehabilitación “es posible”.

Por otra parte, se refirió a los cambios implementados en los últimos años en la forma de tratar las patologías. Destacó la integración, que ha ido vaciando las instituciones de asilo o internación. A modo de ejemplo, comentó que el viernes, las colonias psiquiátricas Etchepare y Santín Carlos Rossi cumplen 101 años y “cuando se instalaron tenían más de 5.000 personas, mientras que hoy hay menos de 1.000”.

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