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Patricia Peralta.

Foto: Santiago Mazzarovich

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Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados apunta a profesionalización de la institución.

En diciembre de 2012 asumieron las nuevas autoridades del Patronato. Los primeros meses de este año los están dedicando a generar un plan de trabajo que apunte a la profesionalización del organismo. Para ello se abordará el egreso y preegreso de las personas privadas de libertad, mediante la capacitación, el impulso y la formalización del trabajo, sin descuidar otras áreas como el deporte, la cultura y la recreación.

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Patricia Peralta es la nueva directora del Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados. Funcionaria de UTE pero con pase en comisión al Patronato desde 2007, señaló en diálogo con la diaria que si bien conoce el terreno la tarea implica “todo un desafío”.

Asumió el rol en medio de un período de transición que atraviesa la institución, tanto en cuanto a organización como a funciones. Actualmente sigue dependiendo del Ministerio del Interior (MI), pero pasará a hacerlo formalmente del Instituto Nacional de Rehabilitación. El objetivo es consolidar una institución descentralizada del MI, con relación directa pero con autonomía de funcionamiento.

Asimismo, hay una transición en cuanto a las responsabilidades. Peralta indicó que históricamente se asoció la labor del Patronato con el “asistencialismo”; “reconocemos que es así, lo que queremos es cambiar”. En su opinión el ideal es “poder trabajar en el preegreso y en el egreso de la población apuntando básicamente a la capacitación y al trabajo, sin descuidar las otras áreas que, por supuesto, tienen que estar permanentemente tratadas, como el deporte, la cultura y la recreación, pero teniendo claro que es una institución pequeña, que la población privada de libertad es mucha y que no podemos 
abarcar todo”.

Con respecto a la capacitación destacó que debe apuntar a las personas privadas de libertad pero también a los funcionarios del Patronato.

Aunque describió su punto de vista, hizo énfasis en que el actual objetivo es generar un plan de trabajo conjunto con todos los funcionarios de la institución, unos 70 en total, todos con pase en comisión de otros organismos del Estado, porque el Patronato no tiene personal propio. Recién ahora están previstos llamados para la contratación de personal técnico.

En este contexto, para fin de mes está agendada una jornada con los trabajadores de todo el país -hay un representante o dos como mínimo por departamento- para definir el plan estratégico. “Yo tengo mis ideas, pero las quiero compartir con todos los funcionarios porque la gente tiene que sentir el compromiso y sentirse involucrada en un proceso para poderlo ejecutar”, puntualizó.

Profesionalización

El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, dijo durante la interpelación de junio de 2012 que unos 2.950 reclusos se encontraban inscriptos en procesos de rehabilitación al participar en diferentes convenios. Como consecuencia de esos acuerdos, más de 900 recibían un subsidio del Patronato.

Al ser consultada sobre las cifras actuales, indicó que están en etapa de relevamiento de datos, por lo que todavía no hay números definitivos. Contó que existen acuerdos con instituciones estatales como el Correo, el Sistema Nacional de Emergencia y OSE, y también con empresas privadas, aunque son minoría. Cada convenio contempla las necesidades de la institución, así como los aportes de los trabajadores, y, en general, superan las 20 personas.

La entrevistada reconoció que desde que existen las cárceles los reclusos trabajaron dentro de éstas; sin embargo, en la actualidad hay cambios en el reconocimiento de los derechos y deberes. “Históricamente las cárceles fueron un lugar de depósito de personas donde no se trabajaba a nivel individual sino que básicamente se priorizaba la tarea de seguridad”, indicó. “Lo que es nuevo es que dentro de los establecimientos o unidades penitenciarias se lleve a cabo un trabajo que tienda a abordar el tratamiento. Se tiene que trabajar todo lo que significa que la persona que está hoy privada de libertad pueda, durante ese tiempo de reclusión, aprovecharlo para hacer algo útil para sus vidas y para su entorno”, añadió. Además, al realizar tareas con los reclusos, también hay un abordaje de la seguridad pública y de la percepción de la inseguridad.

La población carcelaria no es indiferente a los acuerdos y avances generados y “cada día reclama más”, según dijo Peralta. Esto representa un gran desafío porque el MI no cuenta con posibilidades de locación laboral, sino que las tiene que crear. Ahí entra en juego el compromiso de distintos actores de la comunidad.

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