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Beatriz Scarone e Ivana Levs, durante el seminario por el derecho a la identidad, ayer, en el edificio anexo del Palacio Legislativo.

Foto: Pablo Nogueira

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Intercambio sobre el derecho a la identidad.

Especialistas en derechos humanos participaron ayer en el seminario “Derecho a la identidad: la importancia de conocer los orígenes de la familia”. Además de recordarse que la identidad es un derecho humano indiscutible y que el Estado, al igual que la sociedad en su conjunto, debe ofrecer garantías para su cumplimiento, se destacó la importancia que tienen la búsqueda y la generación de archivos que brinden información a las personas adoptadas. Asimismo, se planteó la necesidad de una reforma legislativa.

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El encuentro tuvo lugar en el edificio anexo del Palacio Legislativo, hecho que se celebró y se destacó por los participantes como un gesto de apertura al tema por parte del gobierno. Fue organizada por la recientemente creada Red Identidad y Orígenes (ver la diaria del 28/12/12), cuyas representantes estuvieron a cargo de la apertura.

Expusieron las argentinas Fabiana Rousseaux, Alicia Stolkiner y Marta Pesenti, especialistas en derechos humanos. Luego fue el turno de los expositores locales: Beatriz Scarone, directora del Departamento de Adopciones del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU), Ariela Peralta, integrante del consejo directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH), y el senador Óscar López Goldaracena. Cerraron el encuentro representantes de la sociedad civil.

Paso a paso

La presentación a cargo de los especialistas en derechos humanos de Uruguay pretendía ser un debate, pero fue mucha la información brindada y el tiempo no fue suficiente para el cruce de posiciones.

El problema se planteó como un asunto de Estado y de la sociedad en su conjunto. La directora de Adopciones del INAU comenzó aclarando que las leyes están pero son las instituciones las responsables de garantizar los derechos. También lo son todas las personas, y para que eso se cumpla es necesario dejar a un lado los preconceptos. Scarone cuestionó: “¿Qué le pasa a la sociedad cuando una persona busca sus orígenes?”. Surgen respuestas del tipo: “¿Cómo vas a estar preguntando eso?”; “¿cómo vas a cuestionar a tus padres?”; “¡ni sabe lo que se va a encontrar!”. Frente a esta realidad, se debe producir “un cambio cultural”; “un cambio clave en lo que tiene que ver los procesos de adopción es la aceptación del origen diferente del otro con relación a nosotros como familia, y, evidentemente, el respeto por su condición de adoptado”.

Sobre el trabajo que desarrolla el INAU, Scarone contó que cada vez se acercan más personas a buscar sus orígenes y que “hay tantas realidades como personas”. No obstante, hay patrones que se repiten. La mayoría son mujeres, tienen entre 30 y 50 años, y sus casos están relacionados a la época de la dictadura. En general indagan sobre sus orígenes cuando han perdido el vínculo con sus padres adoptivos, cuando éstos mueren o cuando sus hijos comienzan a preguntar sobre su historia. Están los que se acercan a corroborar sus sospechas, los que quieren conocer su origen, los que quieren saber el nombre de su madre o si tienen hermanos, y quienes quieren leer su expediente judicial para confirmar si su historia es tal como se la contaron.

En muy pocos casos se llega con facilidad a la información requerida. Según Scarone, la mayoría de las situaciones son complejas porque hubo adulteración de la identidad y hay certificados de nacimiento falsos como consecuencia de una adopción irregular.

Relató el camino que emprendió la dirección en 2006, cuando, a partir de un cambio en 2004 del Código de la Niñez y la Adolescencia, “comenzó a generarse un movimiento de personas interesadas en conocer datos sobre su identidad”. A partir de ese momento reforzó vínculos con otras instituciones como el Registro Civil, el Poder Judicial, la Dirección Nacional de Identificación Civil y el hospital Pereira Rossell, entre otras. Para la directora es fundamental que exista un compromiso por parte de los funcionarios que ingresan datos, para que a futuro, cuando próximas generaciones quieran corroborar información de su identidad, puedan hacerlo fácilmente. Esto garantiza el derecho a la información pública.

La representante de la INDDHH se refirió a los avances registrados en los últimos años en el derecho internacional, y recordó que la identidad es un derecho “propio y autónomo” que se vincula con otros derechos y anula o permite su ejercicio. Mencionó el caso Gelman como un ejemplo de avance de los organismos internacionales que funciona como referencia para otras denuncias. Los tiempos en Uruguay son lentos, señaló Peralta, quien sostuvo que detrás de cada persona con dudas sobre su identidad “hay mucho sufrimiento” y que “el transcurso del tiempo tiene un efecto irreversible”. “Los días pasan y la vida pasa”, expresó.

El senador y especialista en derechos humanos López Goldaracena fue el panelista que más dudas planteó. Citó ejemplos de situaciones reales de vulneración del derecho, en las que no se puede emprender juicio contra alguien en concreto o no se cumplen los requisitos que establece el Código Civil para determinar la identidad de una persona ni el sistema filial. Opinó que es necesaria una reforma legal: “El marco jurídico que hoy tenemos, viendo las presunciones que establece nuestro Código Civil, viendo las patologías que se dan en la realidad, creo que es insuficiente y merecería ser debatido […]. Que se impone una reforma legislativa, yo creo que sí, pero son reformas que tienen que estar elaboradas luego de un análisis transversal de todo el fenómeno de la identidad, de las adopciones, pero fundamentalmente del análisis histórico de las patologías”, resumió.

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