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Escuela rural de Colonia Rubio, en Salto.

Foto: Sin dato de autor

Escuela rural de Salto incorporó una lámpara de agua, un calentador y un horno solar elaborados por los alumnos

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Participan en el concurso Túnicas en Red II, que busca aplicar medidas por la eficiencia energética.

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La escuela 83, ubicada en la Colonia Antonio Rubio del Instituto Nacional de Colonización, tiene actualmente ocho estudiantes y una maestra, que es también la directora. La escuela, a unos 70 kilómetros de la ciudad de Salto, está interesada desde hace algunos años en la investigación sobre energías renovables y eficiencia energética. El año pasado los alumnos diseñaron “La casa del futuro” en el marco de un concurso convocado por la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, y ya habían experimentado con un calentador solar. También el año pasado, los estudiantes y Mary Rossi, la maestra directora, participaron en el concurso Túnicas en Red, que organiza UTE y que implica, en el primer año de participación, emprender una investigación sobre el consumo eléctrico de la escuela, obtener datos y sacar conclusiones sobre los mayores consumos y cómo disminuirlos para ser más eficientes, explicó Rossi.

Según la investigación que llevaron a cabo durante 2017, 43% de la energía utilizada tiene como destino el calentamiento del agua, 33% la conservación de alimentos, 8% el acondicionamiento ambiental, 3% la cocción de alimentos y otro 3% la iluminación, mientras que el restante 10% se distribuye en otros usos. En función de las conclusiones, este año los escolares se propusieron aplicar una serie de medidas para hacer un uso eficiente de la energía. En primer lugar, para atacar el consumo generado por el calefón se implementó el uso de un calentador de agua solar. La construcción fue con materiales reciclables y, si bien no funciona los días nublados, en pleno invierno cuando hay sol se aproxima a los 30º, lo que es suficiente para que salga agua caliente de las canillas.

Para mejorar la eficiencia de la heladera y el freezer se cambiaron los burletes de ambos electrodomésticos, y para generar ahorro en la cocción de alimentos se construyó un horno solar, sobre el que también ya habían investigado anteriormente. Según explicó la maestra, el horno es una caja forrada con lana de oveja y papel periódico, que se usa cerrada herméticamente y que en la tapa tiene un nailon que permite que pasen los rayos solares. A su vez, por los costados la caja está forrada con papel aluminio. La semana pasada cocinaron ojitos en el horno solar, que demoraron en hacerse pero quedaron muy ricos: la cocción insumió unas ocho horas.

Otra de las medidas propuestas es el cambio de las aberturas exteriores, ya que por el deterioro permiten que se filtre mucho aire y que la calefacción sea ineficiente. El avance de la aplicación de esta medida está pendiente, ya que para ello se requieren recursos.

También se implementaron cambios en la ubicación de los bancos en el salón del clases, para hacer un mejor aprovechamiento de la luz natural y evitar prender las luces artificiales durante el horario escolar. A su vez, en el depósito que tienen fuera de la escuela colocaron una lámpara de agua, para evitar prender la luz eléctrica durante el día. La lámpara de agua, que también construyeron los estudiantes con la maestra y la colaboración de algunas de las madres de los niños, es una botella llena de agua con cloro, que está colocada en el techo del depósito; la mitad de la botella queda fuera de la construcción y la otra mitad dentro, por lo que se trabajó con silicona para lograr que la abertura del techo quedara bien cerrada. Según Rossi, la lámpara de agua logra una iluminación similar a la de una bombita eléctrica de 60 vatios.

Otra medida que ya concretaron fue la colocación de un tanque para recoger el agua de la lluvia y reutilizarla en el riego de la huerta; a su vez, aprendieron a usar las cisternas de los baños, de forma de no descargarlas completamente en cada uso. Ambas medidas ayudan a utilizar menos la bomba eléctrica con la que se llena el tanque de la escuela. Por último, la maestra comentó que todos los escolares y adultos lograron cambiar los hábitos en relación con la eficiencia energética, como apagar las luces y desenchufar los equipos eléctricos cuando no se utilizan.

Todas estas medidas permitieron que la escuela bajara su consumo de energía, que estaba por encima de los 500 vatios y disminuyó a 200 vatios en la última factura. Rossi aseguró que en la escuela todos comprendieron que ser eficiente “es conveniente”.

La maestra destacó que todas las actividades en el marco del proyecto se fueron registrando en la plataforma Crea2 de Ceibal, y que se han organizado distintas charlas con los padres de los niños, con los vecinos de la colonia y con otras escuelas, para compartir los resultados de la investigación y de los cambios aplicados.

Entre 150 escuelas, los niños de la escuela rural de Salto fueron seleccionados por Túnicas en Red por su trabajo de investigación del año pasado; junto con niños de otras 19 escuelas fueron un fin de semana al Parque de Vacaciones de UTE-Antel, donde expusieron el proyecto. Si este año vuelven a ser seleccionados, tendrán nuevamente un viaje al parque de Lavalleja.

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