Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.
Están pasando cosas cuya explicación no resulta evidente, y la más notoria es que el impacto de la covid-19 no está ni cerca de los registrados en muchos otros países. No se trata, por supuesto, de que la peligrosidad de la pandemia sea un invento, de que las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno nacional sean innecesarias, ni de que haya que pensar en abandonar prematuramente las precauciones (ahí tenemos lo que pasa en Chile). Pero no sabemos en qué medida inciden las políticas públicas, la conducta de la población (en general bastante buena, pero que no ha sido un ejemplo deslumbrante) u otros factores que no se estén teniendo en cuenta.
En el terreno político también faltan datos para entender algunas situaciones. Anteayer, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos María Uriarte, anunció que el Poder Ejecutivo había decidido retirar del proyecto de ley de urgente consideración (LUC) los artículos habilitantes de la propiedad anónima de tierras. Uriarte no explicó los motivos de la decisión y señaló que no había sido sólo suya. Esto ya era sorprendente, pero lo fue aún más que el senador nacionalista Jorge Gandini afirmara, ayer, que los artículos de un proyecto no se pueden retirar, y que estos deben ser apoyados por los legisladores oficialistas, “más allá de la opinión que manifestó el ministro”.
Por otra parte, Gandini y su par colorado Tabaré Viera cuestionaron, al igual que los senadores frenteamplistas, que el proyecto de LUC elimine la exigencia de que el Instituto Nacional de Carnes controle previamente la calidad de las exportaciones. Hay que considerar la posibilidad de que se estén jugando cartas por debajo de la mesa, quizá en relación con los contenidos del proyecto y quizá en el marco de las complejas negociaciones, aún inconclusas, para la designación de jerarcas en numerosos organismos.
Menos misteriosa parece la conducta de Cabildo Abierto (CA) acerca del acuerdo con la empresa UPM para la instalación de su segunda planta en Uruguay. El partido conducido por Guido Manini Ríos había adelantado con claridad que sólo se consideraba obligado a ser oficialista en lo referido a los acuerdos alcanzados antes del balotaje, y ha dado múltiples muestras de que se propone cultivar un perfil propio, con miras a la candidatura presidencial de Manini en las próximas elecciones nacionales. De todos modos, no deja de ser llamativo que las primeras interpelaciones de este período, a Azucena Arbeleche, Luis Alberto Heber, Irene Moreira y Omar Paganini, vayan a ser planteadas por CA, o que Moreira sea, además de ministra, dirigente del partido y la esposa de Manini.
Aún más transparente es lo que ocurre entre los sectores colorados Ciudadanos y Batllistas, liderados respectivamente por Ernesto Talvi y Julio María Sanguinetti: están en una dura competencia desde las internas del año pasado, y es probable que la sigan hasta 2024. Que el centro de las actuales asperezas sea Julio Luis Sanguinetti es relativamente accesorio, pero no casual, ya que el hijo del ex presidente tiene obvias intenciones de proyectarse como su sucesor.
Hasta el lunes.