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Ilustración: Ramiro Alonso

Apuntes del día: El mejor (del barrio)

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Buenos días. Les comentamos algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria. Marcelo Pereira se tomó unos merecidos días libres, así que lo estamos supliendo desde la redacción.

Desde hace décadas, el discurso de que las personas más capaces deben estar al frente de las distintas áreas del gobierno coexiste con la práctica de asignar cargos según cuotas políticas. Como sociedad, hemos concebido diversas creencias para conciliar esa contradicción. Circula, por ejemplo, la idea de que la conducción de ministerios y empresas públicas debe ser ejercida por dirigentes políticos que, aunque no dominen determinados temas, sí tengan la capacidad de designar equipos adecuados para atenderlos. También circula la idea, compatible con la anterior, de que cuando se habla de los más capaces, en realidad se habla de los más capaces dentro de los sectores políticos a los que se les reservó ciertas áreas o cargos.

Las causas del cese del colorado Germán Cardoso como ministro de Turismo exigen demasiado de estas creencias que matizan la oposición entre “méritos” y “representación política” para ocupar cargos no electivos. La salida de Cardoso se produjo tras diferencias fuertes y públicas con quien debería haber sido su “mano derecha”, Martín Pérez Banchero, al que había designado director nacional de Turismo atendiendo a criterios de reparto que tenían en cuenta la pertenencia no ya a grandes corrientes partidarias, sino a fracciones de mermado caudal electoral (Batllistas y la Lista 15). El fondo ético de la ruptura podría indicar, grosso modo, que o bien Cardoso o bien Pérez Banchero (o bien ninguno) eran los colorados más adecuados para esos puestos.

Hay que ser muy generosos para tomar como decisivos los argumentos de adecuación al cargo que Julio María Sanguinetti enumeró al presentar al sucesor de Cardoso, Tabaré Viera (habló de la transformación de la ciudad de Rivera en un polo turístico durante la gestión como intendente). Se trata, más bien, de preservar delicados equilibrios internos dentro del Partido Colorado. Que haya sido el líder del partido el encargado de “despedir” a Cardoso y “recibir” a Viera en un ámbito íntimo (su casa-estudio) y que el presidente de la República haya tercerizado visiblemente la tarea de decidir quién iba a ser el nuevo ministro de Turismo subrayan la primacía de la preservación de las cuotas políticas en la designación.

La salida de Cardoso implica que ya no está en su cargo ninguno de los tres ministros colorados con los que se inició este gobierno (los otros eran Ernesto Talvi y Carlos María Uriarte). “Tal vez la selección de las personas para ocupar esos cargos no fue la más idónea”, dice el politólogo Antonio Cardarello sobre esos ceses. El asunto es, con las actuales reglas de juego, cuánto había para elegir.

El año pasado, para justificar la casi duplicación de los sueldos de presidentes de empresas públicas, la ministra de Economía Azucena Arbeleche se refirió a la necesidad de retener a “los mejores”. Este fin de semana, la intendenta de Montevideo Carolina Cosse anunció la vuelta del Carnaval en 2022. Es muy posible que en unos meses las murgas nos recuerden las palabras de Arbeleche cuando repasen estos y varios otros cambios de autoridades ocurridos en los primeros dos años del actual gobierno.

Hasta mañana.

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