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Casco histórico de Colonia del Sacramento (archivo, abril de 2020).

Foto: Nicolás Celaya / adhocFOTOS

Colonia es el destino turístico más castigado por la covid-19 y el cierre de fronteras, afirman los operadores locales

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Gobierno departamental estima que en los últimos cinco años más de 80% de los turistas que llegaron a Colonia eran extranjeros.

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Colonia del Sacramento ha sido el destino turístico uruguayo más castigado por la covid-19 y por el cierre de fronteras decretado a fines de 2020, aseguran diferentes actores locales vinculados con ese sector económico. Y exponen sus argumentos: a diferencia de otros destinos, los efectos de la pandemia comenzaron a sentirse en Colonia en marzo de 2020, porque el departamento dejó de recibir visitantes de modo inmediato; y el impacto en el funcionamiento de las empresas llegó por añadidura. La cantidad de trabajadores que se desempeñan en ese sector es muy relevante para la economía local: “Si tomás en cuenta que existen más de 3.000 camas en el sector hotelero, que hay decenas de restaurantes, pizzerías y una cantidad muy grande de proveedores, el número de personas directamente afectadas es muy grande”, detalló Pablo Díaz, secretario de la Cámara Hotelera de Colonia.

El subdirector de Turismo de la Intendencia de Colonia, Martín de Freitas, también lamentó el impacto que han tenido ambos fenómenos: “El sector turístico ha sido el primero que se ha visto afectado desde la llegada de la pandemia”. También aquí es donde se han visto los primeros quiebres económicos en todos los sectores que lo alimentan ‒transporte, agencias de turismo, gastronomía, hotelería, guías de turismo‒.

De Freitas explicó a la diaria que la infraestructura desarrollada en el departamento de Colonia a lo largo de los últimos años fue proyectada en función del crecimiento continuo que registraba el arribo de turistas extranjeros. “Uruguay vive del turismo externo, es muy pequeño el impacto que tiene el turismo local. En los últimos cinco años más de 80% de los turistas que llegaron a Colonia eran extranjeros”, estimó.

Si bien en los últimos meses “se duplicó” la cantidad de visitantes uruguayos que llegaron a Colonia, “la inversión realizada, la infraestructura montada está pensada para otra cosa”. “Colonia no cerraba nunca, tenía los hoteles y restaurantes abiertos durante los 365 días del año”. En cambio, “ahora se ha vuelto a una seminormalidad, pero con poca afluencia de turistas”. “70% de los hoteles inscritos en la Cámara Hotelera están abiertos. Y del total de 3.000 camas, por la obligación de reducir los aforos, habrá 1.500 disponibles, y esos hoteles no se están llenando”, lamentó.

Golpe de gracia

Las empresas hoteleras de Colonia “tienen realidades diferentes, pero están todas mal y algunas están peor”, estableció el secretario de la Cámara Hotelera. Díaz explicó que el cierre de fronteras por la pandemia fue el golpe de gracia para una industria que se encontraba tambaleante desde hace varios años. “Es una situación muy compleja, porque en realidad nosotros estábamos comprometidos desde antes del coronavirus; la crisis comenzó a partir de la situación que vive Argentina desde hace varios años, sumado a que en Uruguay no tenemos ninguna ley de protección al turismo. De hecho, en Colonia hay más de 300 alojamientos informales y no hay ninguna ley que proteja a las empresas establecidas”, afirmó.

Para Díaz el cierre de fronteras “sinceró la situación, porque el planteo que el gobierno hace con respecto a que el turismo interno podrá ser una solución es totalmente inviable. Alcanza con tener una calculadora y sacar cuentas para ver que la relación entre la cantidad de turistas internos que se mueven en el país y la cantidad de empresas abiertas no alcanza para todos”.

Díaz resaltó que la mayor parte de los hoteles colonienses están comprendidos en la categoría pequeña y mediana empresa. “Más 90% de los hoteles de Colonia son pequeñas y medianas empresas que actualmente tienen deudas con el Banco de Previsión Social, producto de esta situación que vivimos. La mayor parte de quienes estamos en este sector somos trabajadores, no hay grandes empresarios”, agregó.

Crisis inmobiliaria

El departamento de Colonia tiene una larga cadena de balnearios sobre el Río de la Plata, que comienza en la desembocadura del arroyo Cufré, en el límite con San José, y culmina en Punta Gorda, donde nacen el río Uruguay y el departamento de Soriano.

En el este de Colonia los balnearios Fomento, Los Pinos, Britópolis, Blancarena atraen a visitantes de diversos puntos del país. En tanto, Artilleros, Santa Ana, El Ensueño están ubicados a corta distancia de Colonia del Sacramento e históricamente han sido destinos elegidos por uruguayos y argentinos. Hacia el oeste, Carmelo, Zagarzazú, Punta Gorda también se han convertido en refugios para veraneantes de ambas orillas.

El cierre de fronteras decretado por el gobierno nacional a finales de 2020 ha significado un duro revés para Santa Ana. Así lo explicó a la diaria Dalel Ávila, responsable de la inmobiliaria La Maestra, quien calificó la presente temporada estival de “muy mala, la peor en los 25 años que llevo en la actividad inmobiliaria”. “El 10 de enero no quedará nadie en las casas que tenemos para alquilar, y hay poquísimas reservas para lo que queda del verano”.

Hasta el año pasado, la mayor parte de quienes alquilaban casas en ese balneario eran argentinos ‒60% contra 40% de uruguayos, graficó Ávila‒. Este año los inquilinos de verano son uruguayos, la mayor parte de ellos provenientes de otros departamentos del litoral, y cuentan con un presupuesto restringido. “Los alquileres van desde 70 dólares diarios a 120, y eso significa mucha plata para la gente que gana salarios promedio”.

En Carmelo también extrañan a los argentinos, especialmente a quienes atravesaban el río usando el servicio de lancha comercial o en veleros particulares. “Extrañamos ese turismo, porque quienes tienen alto poder adquisitivo viven en los clubes de campo y no se juntan con la población local”, dijo Walter Siri, quien está al frente de Inmoba Bienes Raíces. El cierre de fronteras “ha afectado bastante” y “siempre hubo una expectativa de que los argentinos vendrían, pero no lo han hecho, y eso ha generado que cerraran algunos emprendimientos, como restaurantes y hoteles”.

En cambio, los balnearios ubicados en el este de Colonia atraviesan una realidad menos complicada que en el resto del departamento. Acostumbrados a recibir a turistas locales desde hace años, la actividad inmobiliaria en Fomento y Los Pinos no se ha visto resentida con el cierre de fronteras. “En Fomento el movimiento viene mejor de lo previsto. Hubo mucha afluencia del público entre Navidad y Reyes, más de 90% de capacidad colmada en casas y apartamentos, y hay muy buenas reservas para el resto del mes”, explicó Pablo Pou, propietario de la inmobiliaria Fomento.

Cambio de paradigma

Para De Freitas la incierta situación sanitaria global será revertida en algún momento, aunque el crecimiento de la industria turística se dará en “forma lenta”: “El nivel de incertidumbre es muy grande, es muy difícil proyectar, y lo que uno escucha por parte de personas especializadas es que pasará mucho tiempo en acomodarse, que habrá un cambio en el paradigma y que el crecimiento retomará de forma lenta”. El jerarca sostiene que Uruguay deberá capitalizar dos aspectos: la “marca prestigiosa que tiene como destino turístico” y “esa visión que actualmente existe sobre nosotros como un país responsable en el manejo de la pandemia”. “Uruguay ya es un país conocido, y este nuevo factor impactará de forma positiva”, aseguró.

Mientras los pasos internacionales siguen cerrados, Colonia apuesta al frente interno. “Estamos trabajando en estrategias de corto, mediano y largo plazo para darles valor a las cosas que tenemos en el departamento, que pueden llevar a generar nuevos puestos de trabajo a partir de actividades que ya están funcionando muy bien”. Bajo ese marco, en las últimas semanas el destino Colonia presentó una serie de piezas publicitarias “que muestran imágenes de los 180 kilómetros de playa, de la alta gastronomía existente, de los paisajes verdes, que hablan de otra cosa que ya no es el Barrio Histórico tupido de gente”. “Colonia es un departamento riquísimo. Es un lugar con tierras que tienen una fertilidad impresionante, con un trabajo impresionante en la producción de alimentos, es Patrimonio Histórico de la Humanidad, no hay contaminación auditiva, se escuchan los cantos de los pájaros. Eso es algo que para nosotros, que vivimos acá, puede resultar una pavada pero tiene un valor impresionante”, remató.

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