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El arquero Pablo Lema, y Leonardo dos Santos Oliveira, de ACERGS.

Foto: Sandro Pereyra

El mismo espíritu

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“La esencia es la misma: es fútbol y se vive con la misma intensidad. Le metemos mucha pila, muchas ganas; son oportunidades que se nos dan de poder estar jugando a este deporte. Se disfruta mucho, es muy dinámico. Al ser un equipo de personas ciegas todos compartimos la misma dificultad. Estamos muy unidos, muy integrados y cada partido se vive con mucha alegría”, le dijo Anthony da Luz a la diaria. El sábado, en el Complejo de la Costa, en Ciudad de la Costa, se jugó la Copa Canaria de Fútbol para Ciegos, en la que participaron Peñarol y la Asociación de Ciegos de Rio Grande do Sul (ACERGS, por su sigla en portugués).

Anthony ha transitado el camino en esto del fútbol para ciegos, y el deporte lo condujo a varios destinos. Su desempeño y sus goles en Peñarol y en la selección uruguaya lo llevaron a jugar en el exterior: “En Argentina sigo jugando en Estudiantes de La Plata; ahí se juegan dos partidos en el día –un sábado, de mañana y de tarde–, una vez por mes. Es una liga de 30 equipos. Además, juego en Brasil dos veces por año; el campeonato dura ocho o diez días, más o menos. El equipo se llama Asdefipel [Associação dos Deficientes Físicos de Pelotas]”.

El sábado la excusa para juntarse fueron los dos partidos entre el equipo carbonero y los brasileños. De mañana jugó el plantel más nuevo de Peñarol, con jugadores que debutaban: “Ahí perdimos 2-0, pero en el partido que se jugó al mediodía empatamos 0-0 y perdimos por penales 2-1”, dice Da Luz, que agrega: “Fue una jornada linda, que se vivió con mucha expectativa; la idea era que fuera un día de integración e inclusión”.

El fútbol para ciegos se juega en una cancha con medidas de fútbol 5 (40 metros de largo por 20 de ancho), se utiliza una pelota con sonido y un accesorio necesario: el cubreojos. Cuatro personas –los jugadores de cancha– son ciegas o con disminución visual severa, y el quinto integrante es el golero, que ve y tiene la responsabilidad de orientar a sus compañeros. Detrás del arco contrario se para el entrenador, que con un “llamador” toca los palos y les da indicaciones y orientación a sus jugadores. “A veces se pone que somos personas no videntes, pero ese concepto se está tratando de cambiar, porque una persona no vidente es alguien que no predice el futuro. Esto es fútbol para ciegos”.

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