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El delantero croata Mario Mandzukić festeja al final del partido con Inglaterra, ayer, en el estadio Luzhniki de Moscú.

Foto: Yuri Cortez / AFP

Croacia le ganó a Inglaterra en el alargue y es finalista de Rusia 2018

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Enorme, Croacia. Después de volver a jugar otro alargue más durante la Copa del Mundo, los croatas se metieron en la final, que será con Francia el domingo a las 12.00 en Moscú. A 20 años de la gesta de Francia 1998, cuando consiguieron el tercer puesto, ahora irán por ser campeones. Los ingleses se quedan en la puerta de la gloria, una vez más.

Inglaterra empezó a abrirse camino a la final bien temprano, porque de una falta que recibió Ashley Young al borde del área vino un tiro libre exquisito que terminó en la red del golero croata Danijel Subasić, que se estiró y no pudo sacarla del ángulo. El autor del golazo de la noche moscovita lo marcó Kieran Trippier: derechazo perfecto por encima de la barrera y a cobrar. Mejor inicio de semifinal, imposible. El gol, que obviamente paró mejor a los ingleses en la cancha, hecho habitual de este aspecto del fútbol rompetácticas, perjudicó notablemente a los croatas, que seguramente pensaban en un partido más trabajado, esperando a su rival, sobre todo pensando en que venían fusilados: las dos clasificaciones anteriores de Croacia, en octavos y cuartos de final, habían sido concretadas luego del alargue y los penales. “En un nivel de cansancio del 1 al 10, estoy en 11”, les había dicho el capitán Luka Modrić a medios españoles previo al partido. Y se notó. A los 30, ya con el 1-0, Croacia se salvó increíblemente de recibir el segundo tras un ataque por la izquierda del goleador del Mundial, Harry Kane, que primero pateó y obtuvo la atajada de Subasić y luego, en el rebote, con ángulo cerrado y el arco solo, volvió a patear pero entre el palo y el golero se la sacaron. Hubiera sido el 2-0. Después fue Ante Rebić quien tuvo la chance del empate para Croacia, pero Ashley Young, con un cierre providencial, le sacó la pelota y la tiró afuera. El primer tiempo fue muy bueno, y lo que se vendría no estaba en los planes ingleses.

Las cosas cambian

En el segundo tiempo Croacia echó el resto, se fue al ataque, complicó a Inglaterra –que por momentos quedó grogui–, le empató el partido y casi se lo gana. Con un suelazo de Ivan Perisić, los croatas pusieron el 1-1 a los 68 minutos. El centro vino desde la derecha y el número 4 estiró su pierna zurda para empalmar la pelota; un poco con la suela, otro poco con el borde externo, otro poco con un planchazo. No importa, fue el gol que les permitió a los balcánicos empatar, y cuando estaban para seguir de largo, se terminó el partido, que otra vez se fue al alargue de 30 minutos, el tercero consecutivo que jugaron los croatas en esta Copa del Mundo. Empezó a sentirse el cansancio y las variantes empezaron a caer por parte de los dos entrenadores. Y el golero inglés, Jordan Pickford, se agigantaba en el arco y estiraba su gran actuación que empezó a forjarse apenas cayó el empate croata. Pero no pudo con todos los ataques, y ya en el alargue, a los 109, Mario Mandzukić la metió. Y después fue todo aguantar, con el corazón, con las ganas de este equipo que llega a la final frente a Francia tras jugar un partido más que los galos, ya que Croacia pasó estas tres últimas llaves con alargues de 30 minutos en cada partido, lo que forma 90 minutos de juego. Además, los croatas llegarán con un día menos de descanso. Pero es una final, y hay que jugarla.

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