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Edgar Welker, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), y Roberto Pastoriza, secretario de Selecciones Nacionales, ayer, durante la asamblea de la AUF.

Foto: Andrés Cuenca

La FIFA intervino la AUF hasta el 28 de febrero de 2019

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Se levantó el cuarto intermedio, no hubo elecciones y se volvió a suspender la asamblea.

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No hubo elecciones en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Así iban a arrancar las notas de prensa, con el tema común y algo que parecíamos conocer: quién es idóneo y quién no para estar al frente de la institución que manda en el fútbol uruguayo. Pero 40 minutos antes de la cita en la calle Guayabos, todo cambió. Y fue una ingrata sorpresa para los dirigentes de los clubes de la AUF: había llegado una comunicación desde la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) que intervenía la AUF y agregaba que nombraría un comité de regularización porque “el proceso electoral para ocupar el cargo de presidente de la AUF no cumple los requisitos de transparencia que establecen los estatutos de la FIFA y de la CONMEBOL”. La novedad corrió por la calle, subió las escaleras y llegó hasta la sala donde se llevaba a cabo la asamblea. La FIFA “decidió nominar con efecto inmediato un comité de regularización para la AUF, cuyo mandato incluirá las siguientes funciones: gestionar la actividad rutinaria de la AUF; revisar los estatutos de la AUF para ajustarlos a los requisitos establecidos en los estatutos de la FIFA y la Conmebol; y una vez que los estatutos de la AUF estén en línea con los de la FIFA y la Conmebol, organizar y llevar a cabo elecciones a la junta directiva de la AUF de conformidad con la nueva versión de los estatutos de la AUF”. Todo esto en nombre del Bureau del Consejo de la FIFA, según lo establecido en los artículos 14 y 8, fechado ayer y enviado desde Zúrich, Suiza. Sorpresa y estupor, diría Lubo Adusto Freire.

José Luis Palma (c), Matías Améndola (i) y Ramiro Olmos, ayer, en la asamblea de la Asociación Uruguaya de Fútbol.

Foto: Andrés Cuenca

Sentís la mosca joder detrás de la oreja

Que Eduardo Abulafia y Arturo del Campo ya no competían por la presidencia por no haber pasado las pruebas de idoneidad de la Comisión de Gobernanza y Transparencia de la Conmebol era noticia de ayer (¡extra!, ¡extra!); ahora la jugada pasaba por otro lado. Esta intervención rige hasta el 28 de febrero de 2019, y se suman otros actores para el reparto de la torta, los “olvidados que dicen presente”: el poder se divide entre los clubes de la AUF, los de la Organización del Fútbol del Interior (OFI), el futsal y el fútbol femenino. “Ganar o perder, pero siempre con democracia”, como quería el doctor Sócrates.

Los pasos a seguir son varios. La FIFA enviará “una misión con objeto de seleccionar a las personas que integrarán el comité de regularización”, pero antes, lo que decidió la asamblea de clubes. Los presidentes, luego de una acalorada discusión, llegaron al acuerdo de que debían suspender la asamblea, acatar el pedido de la FIFA y empezar a redactar una carta de respuesta. La noche de este lado del mapa sería larga. Algunos presidentes, como José Luis Palma (Liverpool) y Raúl Rodríguez (Racing), hablaron de “avasallamiento de la soberanía” y “golpe de Estado”. Claro, desde anoche el control remoto pasaba a otras manos. “Esto es un claro atropello a la institucionalidad, esta medida es totalmente arbitraria. ¿Cuál fue la falta de transparencia? Ninguna. Claramente es la Conmebol la que le puso la pelota a la FIFA para que reaccionara así”, dijo Willie Tucci, el presidente de River Plate, en la misma sintonía que sus pares negriazul y racinguista.

“Transparencia”, “atropello”, “golpe de Estado”, acusaciones sin nombre y caras largas. ¿La razón? La inminente votación de un nuevo estatuto que incluya a todos; lo que se viene, la comunicación de Edgar Welker –¿actual presidente de la AUF?– con el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y la secretaria general, Fatma Samoura, para tratar de rever la decisión.

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