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Arnaldo Gomensoro, Valentina Prego y Marcos Etcheverría, el viernes, en La Diaria.

Foto: Andrés Cuenca

El rol del deporte en la construcción de futuro

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Día del futuro. Agentes del ámbito deportivo intercambiaron sobre el rol del deporte en el futuro.

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“El futuro del deporte se está construyendo ahora”, reflexionaba la psicóloga y presidenta del Consejo de Fútbol Femenino de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Valentina Prego, el viernes en la diaria en el marco de la actividad por el Día del Futuro “El rol del deporte en la construcción del futuro”. Sobre este tema conversaron agentes del escenario deportivo.

Antes de comenzar su exposición, Arnaldo Gomensoro, asesor de la Secretaría Nacional del Deporte y profesor de Historia del Deporte, puntualizó una diferencia. El deporte es un sistema complejo, compuesto por varias áreas, entre ellas la comunitaria, la recreativa, la estética y la de competencia. Todas comparten algunos aspectos; sin embargo, se diferencian en sus objetivos. Así lo explicó Gomensoro, y su intervención se centró en el deporte de competencia, que plantea algunos desafíos al futuro. Gomensoro apuntó tres. En primer lugar, “adecuar el sistema de deporte a los tiempos modernos”.

El sistema de deporte uruguayo se estableció entre 1915 y 1918, cuando se fundaron las primeras federaciones deportivas. Este sistema le permitió a Uruguay un desempeño “muy destacable” en la primera mitad del siglo pasado. Sin embargo, “el deporte ha cambiado y hoy se acerca a una producción cultural”, expresó el docente. El segundo desafío es “definir qué sistema se va a usar”. Al respecto, Gomensoro planteó que grosso modo existen tres tipos de sistemas deportivos en el mundo. El sistema estatal, en países como Cuba y China, implica que toda decisión la toma el Estado; en el sistema privado, en países como Estados Unidos, las empresas privadas son las que financian y gestionan las instituciones deportivas; y el sistema de gobernanza, el más común en América Latina y algunos países de Europa, consiste en que el Estado financia y apoya en parte las iniciativas deportivas, además de establecer algunas líneas de acción. Para Gomensoro, en relación con este desafío, debe alcanzarse un “acuerdo deportivo nacional entre todos los actores del deporte, en el que se establezca cuáles son las políticas públicas del deporte de competencia de ahora en más”. El tercer y último desafío que planteó fue determinar cómo financiar el deporte y analizar si Uruguay “es compatible con todos los deportes que tenemos”. En Uruguay existen 64 federaciones deportivas.

El deporte vende

La alusión a la industria del deporte que hizo Gomensoro dio paso a la intervención del licenciado en Ciencias de la Educación Jorge Vezoli, quien explicó, valiéndose del planteo del sociólogo alemán Ulrich Beck, cómo evolucionaron el vínculo entre industria y deporte y la relación entre trabajo y ocio. Vezoli se remontó a la sociedad griega antigua para explicar este planteo. Para los griegos, el ocio era “una virtud”, mientras que al trabajo estaban destinados los individuos “poco útiles”. Esa relación se invirtió con el desarrollo de la sociedad capitalista, en la que el trabajo pasó a constituir “una característica primordial de la identidad social, de la posición social y de la seguridad existencial de las personas”. Surgió una “sanción social encubierta” al ocio, al que comenzó a asociarse a “no hacer nada”. Sin embargo, Vezoli explicó que en la economía actual esa relación ha vuelto a cambiar. Esto ocurrió a raíz del impacto tecnológico en la matriz industrial que provoca y provocará pérdidas de empleo. En este contexto, el capitalismo impulsó la “próspera industria del entretenimiento”. “Se instaló una cultura de reconciliación con el ocio”, enfocado en los desempleados y en aquellos que buscan “un equilibro entre trabajo y vida” con la compra de “tiempo de trabajo”. La industria del entretenimiento está fuertemente asociada a la promoción del deporte y toma al deportista y al aficionado como “consumidores expertos”. Cualquiera puede disfrutar de su deporte favorito, comprar indumentaria, equipos, etcétera, sostuvo Vezoli.

Comentó que el impacto de la industria en el deporte diluyó los límites entre deportista y aficionado. “El aficionado hoy no es un tonto que imita el deporte, sino que lo ejecuta como tal”, sostuvo. La inversión y el comportamiento de los aficionados se asemejan cada vez más al del deportista profesional. “Estamos mucho más cerca de los deportes y sabemos mucho más”, agregó. Como ejemplo comentó el caso de Julius Yego, un keniano que aprendió a lanzar jabalinas mediante tutoriales de Youtube y en el Mundial de Pekín 2015 obtuvo la medalla de oro.

Las empresas también reciben el impacto del impulso del deporte en el mercado global. “El deporte llega a la empresa con una lógica de conducción y de manera de ejercer el liderazgo. Así nació el coaching que parte del deporte”, afirmó. Las lógicas deportivas también ingresan en el ámbito educativo, aunque con menos fuerza en Uruguay, añadió.

Educación y deporte

“En 2009 sólo 50% de los jóvenes [deportistas] concurría a un centro educativo, mientras que en 2017 la cifra ascendió a 91%”, indicó el moderador del encuentro, nuestro compañero Juan Aldecoa. De esta forma pasó la posta al jefe de Gestión Técnica del Área de Programas Especiales de la Secretaría Nacional del Deporte y coordinador del Departamento Deportivo de Gol al Futuro, Marcos Etcheverría, y al entrenador de fútbol Gustavo Ferrín, quienes hablaron de educación y deporte. Etcheverría apuntó que este cambio se produjo en jóvenes de 13 a 19 años en deporte federado, producto del trabajo de “diferentes actores que desde su lugar han colaborado”. El programa Gol al Futuro funciona como articulador entre los actores. Uno de los puntos más importantes fue el cambio cultural en la concepción del deportista como estudiante. “El mensaje ‘estudiás o hacés deporte’ cambió en muchos lugares”, sostuvo Etcheverría, y en ese sentido, un cambio fundamental se produjo en la formación profesional de los entrenadores y preparadores físicos de los jóvenes, que son quienes van a tomar la decisión de estudiar o no”.

Otro cambio señalado por Etcheverría se produjo en el sistema educativo: “Se ha logrado cierta empatía entre el sistema futbolístico y el sistema educativo” a raíz del trabajo impulsado desde el Consejo de Educación Secundaria y la Secretaría Nacional del Deporte. Este acuerdo posibilita la exoneración a la asignatura Educación Física, reprogramar parciales y exámenes en caso de participar en competencias y/o torneos, y cambios de turno, “cosas que han permitido que hoy los futbolistas varones y mujeres de 13 a 19 años estén por encima de la media de los chiquilines que están estudiando”, añadió Etcheverría.

Por su parte, Gustavo Ferrín destacó la importancia de la educación e indicó: “Las estadísticas dicen que por medio del deporte se puede lograr una buena preparación para un buen estudiante, y viceversa”. Sin embargo, planteó que “si bien hay un alivio y un mensaje que es mucho más claro [en la importancia del estudio], continúan surgiendo inconvenientes”, producto, entre otras cosas, del peso cultural. Según el entrenador, en la cultura uruguaya está presente la idea de que “el que llega en mayor porcentaje al fútbol profesional es de lugares más precarios. La insistencia está más presente en la familia para lograr una situación solvente económicamente”. Distinto es el caso de Estados Unidos, donde “un chico que hace la práctica de fútbol tal vez tiene el objetivo de obtener una beca para entrar a una universidad”, mientras que en Uruguay el objetivo está puesto en el fútbol profesional. “Culturalmente tenemos un guía totalmente distinta”.

Ferrín señaló que la actitud de los padres en la formación del deportista “afecta mucho”. Así como hay padres “implicados”, que “ayudan y colaboran en la formación del deportista”, hay otros “sobreimplicados”, que proyectan en sus hijos una frustración personal y “quieren que ese chico llegue a triunfar en el fútbol por razones económicas o de prestigio”, y también están los padres “ajenos”, que “no colaboran y no tienen interés en el propio deportista”.

En ocasiones se generan escenarios complejos, en los que cuesta “convencer” a la familia de la necesidad de los estudios, comentó el entrenador. Sobre este punto, Valentina Prego apuntó que muchas de las deportistas con las que mantiene contacto en la selección femenina de fútbol y en varios clubes han recibido la ayuda de Gol al Futuro y se plantean estudiar formación profesional básica (FPB) de deporte, en UTU. “Estaría bueno que quienes quieren dedicarse al deporte desde las diversas áreas desde donde se puede trabajar (gerencia, gestión, práctica deportiva, sanidad) puedan hacerlo y que la formación no sólo esté ligada a lo que pasa en cada federación, que es lo que pasa hoy”, manifestó. Agregó que hace falta “brindar continuidad” a la formación en deporte a nivel terciario.

Uruguay a escala internacional

La presidenta del fútbol femenino de la AUF sostuvo que la organización en Uruguay de la Copa Mundial Femenina sub 17, que empezará el 13 de noviembre, genera la “posibilidad de poner a Uruguay dentro de la escena de los países que son capaces de organizar eventos internacionales deportivos”. En ese sentido, para Prego este Mundial plantea alternativas en la forma de organización y promueve un “modelo que no esté basado en el derroche [como pasa con el fútbol masculino] sino en la sustentabilidad”.

Prego espera que el desarrollo de este evento genere en los clubes y las personas directamente vinculadas una “toma de conciencia” sobre “lo poco cuidadas que tienen algunas cosas”. “No son necesariamente inversiones tan grandes, y pueden significar un cambio en la práctica deportiva del día a día: tener cada domingo un espacio para la prensa o una sala médica que cuente con lo mínimo”, añadió. “Este evento sirvió a escala mínima para uno de los objetivos principales por los que se postuló, que es lograr que se hable de fútbol femenino, que se sepa que existe, que haya medios con programas dedicados al fútbol femenino. Se logró visibilizar y romper con el mito de que eso no existe, o que las mujeres no saben jugar a nada, porque evidentemente hay resultados que se van dando. Este año Uruguay le ganó a Brasil 2-1 por primera vez en la historia”.

A los codazos

Gomensoro se refirió a las dificultades que atraviesan los clubes en los que se desarrollan actividades comunitarias y de competencia. A principios del siglo XX, el deporte de competencia se asemejaba más a lo amateur, no tenía los mismos requisitos que hoy. Eso permitía que se desarrollara sin problemas en las plazas de deporte, en conjunto con las actividades comunitarias. No obstante, a medida que el deporte de competencia comenzó a hacerse más complejo, surgieron algunos problemas. Demandó la construcción de instituciones específicas de entrenamiento, aumentó requisitos y las horas de práctica. En algunos casos continuó desarrollándose en las plazas, lo que condujo a que los deportistas “empezaran a pegarse codazos con la gente” porque limitaban las actividades de los socios. Este esquema genera “una tensión permanentemente entre los socios, que son los que pagan, y los deportistas, que son los que representan a la institución”. De todas formas, Gomensoro explicó que el deporte de competencia no depende de las plazas de deportes desde principios del siglo pasado”. En cambio, “las plazas de deportes siguen teniendo gran preponderancia en el área comunitaria”.

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