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Martín Cal.

Foto: Federico Gutiérrez

Con Martín Cal, creador de un software de estadísticas avanzadas del básquetbol uruguayo

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Es el mayor de tres hermanos. Un apasionado del básquetbol, reconoce que es el único deporte que le gusta. Nunca jugó, pero adquirió la pasión desde gurí, en una familia que acompañaba a Olimpia a todos lados. Con el paso del tiempo fue mezclando colores en el corazón siguiendo a su hermano Diego –actual entrenador de Biguá– al equipo que le tocara dirigir.

Ese amor los transformó en compañeros de cuerpo técnico casi sin buscarlo. “Ahora estoy adentro y no entiendo nada”, dice con una sonrisa imposible de disimular, mientras disfruta el café tanto como su presente. En la charla explica cómo creó, desde cero, un software de estadísticas avanzadas, algo inédito en Uruguay.

Buscar, innovar, crecer, avanzar. Y, junto a su hermano, ser el orgullo familiar.

¿Qué sentiste al trabajar con Diego?

Siempre fuimos muy cercanos, pero ahora vi una cara que no conocía: la profesional. Me sorprendió para bien y superó todas las expectativas que tenía de afuera como familia. Estoy orgulloso de él, me siento muy afortunado de vivir esta experiencia, porque son todas las sensaciones y pasiones que se mezclan al mismo tiempo. Soy un agradecido de que crea en mi laburo y me deje mostrarlo. Que me guiara fue fundamental. Desde lo emocional, por compartirlo, y también desde lo laboral o lo técnico. Si no hubiera sido con Diego, que puedo hablarle con confianza, no sé si lo hubiera logrado, o quizás me llevaba mucho más tiempo. Es algo nuevo, hay mucha gente que aún no cree. Me orientó a pulir las variables, a entender cómo medirlas, cuáles realmente importan y cómo presentar los datos para que no se pierda valor. Hay millones de escuelas y criterios para analizar. Ahí te podés perder. Esa cercanía fue clave.

¿Qué es la estadística avanzada?

No sé si hay una definición universal. Para mí, explica cómo sucedió lo que pasó. Te ilustra más el contexto. Las estadísticas convencionales te dan los números fríos y sólo muestran un momento específico, que es el final del partido, pero no dicen nada del transcurso.

¿Cómo llegaste a crear una herramienta para medirlo?

Todavía no caigo mucho, fue sucediendo. Surgió por interés propio: tenía que estudiar ciertas técnicas para mi laburo y, como debía meterle mucho tiempo personal, quise elegir algo que me gustara. Soy licenciado en Sistemas, tengo un cargo de gerente de Proyectos en Data Analytics en una empresa de software. Me dedico al análisis de datos con clientes públicos y privados. Era cercano a lo mio, el básquet me gustaba y terminamos armando esto. Empecé a estudiar mucho del tema y, cuando llegué a algo interesante, lo charlé con Diego. Él estaba en México trabajando como ayudante de Federico Camiña, y en ese momento por la pandemia vivían encerrados. Ahí armamos todo, le dimos forma e hicimos mucho ensayo y error. Usamos el Metro 2020, que era lo que se estaba jugando, y fuimos monitoreando. En la Liga Uruguaya lo pusimos en práctica oficialmente. Fue todo un viaje.

¿Tuviste formación teórica?

Dean Oliver es la biblia, el amo y señor de todo esto. Tiene un libro que se llama Básquetbol en papeles. Cada tanto me encuentro volviendo a leerlo para ver qué podemos agregar. Después hubo algunos teóricos más de concepto de tiro.

“Llevó dos años armarlo, incluso le seguimos agregando cosas y mejorándolo”.

¿Cómo se dio la creación del programa?

Lo hice de cero. Sé que hay algún software, intenté conseguirlos, pero son caros o requieren una infraestructura que no íbamos a tener. En tiempo calendario llevó dos años armarlo, incluso le seguimos agregando cosas y mejorándolo. Lo positivo es que si necesitás algo puntual, lo ajustás fácil; en uno comprado, salir de lo común no es sencillo. Así me intento convencer de la ventaja que tenemos cuando me piden cosas particulares. Vamos ajustando y ejecutando permanentemente. Lo más aburrido ya pasó.

¿Qué información tiene la base de datos?

Está en constante actualización, porque lo más importante en este tipo de proyectos es tener bien los datos y que sean lo más exactos posibles. La ingesta y la limpieza de los datos es la parte más embolante, porque lleva mucho tiempo y no te da resultados para ver, que es lo entretenido. Seguimos puliendo, más en Uruguay, que siempre hay asteriscos por partidos suspendidos o alguno que no fue bien registrado. Eso es vital, si no, pierde sentido todo lo que viene atrás. Estamos tratando de meter todo lo que sea FIBA, ya tenemos confianza en las ligas de Argentina, Brasil, Colombia y Puerto Rico. Por ejemplo, las estadísticas se publican distinto dependiendo del país, y esos detalles hay que ajustarlos al programa para que sepa lo que tiene que medir. En Liga Uruguaya tenemos hasta 2015 impecable, y algo más para atrás que le falta limpieza. En base a eso, me piden analizar un momento, jugador o equipo determinado, o una liga completa. Lo estamos adaptando dependiendo de las necesidades.

Contame la profundidad del análisis en algún ítem específico.

Por ejemplo, en los rebotes medimos cuántos tuvieron disponibles los jugadores que estaban en cancha, siempre tomándolo con palillos, porque capaz que estaba del otro lado y no tenía acceso a esa disputa. Igual da una evaluación más real que la del número frío, ya que la estadística convencional dice que agarró siete y parece poco, pero tuvo ocho disponibles y en realidad estuvo bárbaro. O que bajó 15, pero tuvo disponibles 25 y fue un desastre. A eso vamos, buscando más contexto; evaluarlo sobre el número frío puede ser injusto para todos. Después tenemos la carta de tiro, que la dividimos en espacios definidos por nosotros. Distancia corta, media, triple y distintas zonas. Se miden los porcentajes de acierto en cada lugar. El punto por lanzamiento es la mejor forma de calcular la eficiencia. Esos son los más comunes, pero hay un montón.

¿Qué respuesta tuviste de los jugadores al mostrarles algo novedoso?

Hablo poco con ellos, algunas dudas puntuales o para explicarles las visualizaciones que tomamos. Las ideas las transmite el cuerpo técnico, siempre con ida y vuelta para llegar a un plan donde todos estén convencidos, más allá de lo que marquen los datos. Son varias etapas, realmente hay muchas variables que necesito pulir para no atomizar a los entrenadores, y después ellos las vuelven a pasar por un filtro para no llenar de información al basquetbolista, porque eso genera ruido. Tenés que saber en qué querés enfocarte para que el proceso sea efectivo. En Capitol se abría mucho la cancha para tratar cada tema, incluíamos a todas las partes, se estudiaba y se cuestionaba. Al medirlo podíamos comprobar con resultados. Eso es lo que intentamos hacer en cada partido. Hay análisis previo y posterior.

¿Cómo se define hacia dónde apuntar el análisis?

El que sabe de básquet es el cuerpo técnico, sigo sus órdenes, pero siempre intento agregar algo que se nos puede escapar de lo que ya tenemos definido. Lleva mucho tiempo de analizar y descartar lo que no sirve, es vital que yo sea el filtro de ese trabajo de pulido.

¿Cuáles son tus responsabilidades antes y después de cada partido?

Le dedico entre cuatro y ocho horas para generar lo que ya tenemos definido que vamos a mirar de determinado partido. Lo hacemos del rival y de nosotros. Termina un encuentro y me tengo que poner con el siguiente, porque no hay mucho tiempo de ajustar o cambiar antes de la próxima práctica. La prioridad siempre es el que viene. Cuando termino esa preparación, me pongo a ver el análisis del último que jugamos. Ahí evaluamos si funcionó lo que planificamos.

¿Y durante el partido?

De acuerdo al plan definido, establecemos un par de variables para medir durante el juego. Voy monitoreando. Obviamente, si veo algo que sale escandalosamente en alguna medida, también lo digo o me pongo a prestarle atención. En el minuto no da para mucho, en el entretiempo podemos analizar un poco más.

¿Cómo fue vivir una Liga Uruguaya desde el banco de suplentes?

Fue increíble, soy un privilegiado, más teniendo en cuenta cómo se dio todo y el contexto de pandemia en el que se jugó. Me hicieron sentir bárbaro en mi primera experiencia, como uno más. Eso me facilitó y me dio libertad para expresar lo que veía. Durante el partido me apoyaba mucho en Nicolás Arregui, que era el ayudante, para que él evaluara si transmitirlo o no, sea porque no interesaba o porque ya lo habían comentado. Ellos conocen más de los momentos que yo.

Mucho se habló de la influencia que tuvo la estadística avanzada para eliminar a Aguada, ¿fue así?

Diego, en base a los datos, armó un plan de juego que no era muy común: se aumentaron las posesiones y el ritmo, apuntó a partidos de goleo alto, justamente ante Aguada, que era el equipo con más poderío ofensivo del torneo. Al principio parecía una locura, pero terminó dando sus frutos. Fuimos por todo. En el primero de la serie vimos el plan y lo pusimos en práctica. Perdimos, evaluamos, nos sacamos las dudas y pulimos la misma versión del plan, que se fue mejorando hasta dar vuelta la llave. Pudimos demostrar que para algo servía. Fue tomando forma durante todos estos años, pero ver que culminara así y que ayudara al equipo a ganar un playoff fue de locos, no podía haber pedido más.

“Es un implemento más para el entrenador, que complementa la decisión del plan de juego y la estrategia”.

¿Sentís que innovaste en el básquet uruguayo?

No me siento pionero. Hay mucha gente que trabaja con esto en base a videos, quizás no tiene un programa específico. Ojalá todos los equipos puedan generar este rol, porque va a hacer que el producto crezca. Vamos a tener más datos y más análisis. Me escribieron para hacerme consultas de cómo empezar y conté mi experiencia, por dónde arrancar y el consejo de elegir bien las variables. Tampoco es una biblia. Es un implemento más para el entrenador, que complementa la decisión del plan de juego y la estrategia. Y que los jugadores crean y ejecuten.

¿Qué expectativas tienen en esta temporada con Biguá?

Es motivante, una presión linda. Es un gran desafío. Vamos a tener un torneo internacional, son más oportunidades para analizar, dar una mano y ayudar. En pretemporada fui a los amistosos y alguna práctica. Todavía nos estamos armando, porque antes de esta LUB sólo tenía datos históricos de los jugadores. Ahora que empezaron a competir, voy a tener una información más activa. Lo estoy viviendo con mucho entusiasmo. Por ejemplo, es muy raro tener a Nicolás Mazzarino (asistente técnico) cerca, me siento una atrevido al decirle algo. Suma mucho, me recibió super bien. Espero poder aportar un valor al cuerpo técnico, todos están a favor de los informes de análisis de datos. Estoy agradecido por la oportunidad y muy ansioso.

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