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Los jugadores de Peñarol festejan la clasifición a cuartos de final de la Sudamericana, anoche, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Pablo Porciúncula, AFP

Peñarol eliminó a Nacional y pasó a cuartos de la Sudamericana con un global de 2-2 por gol de visitante

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Leído por Andrés Alba.
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El resultado final del partido resultará anecdótico, pero no el de la serie, que no sólo coloca a Peñarol por primera vez en los cuartos de final de la Copa Sudamericana –un torneo que desembocará en la final en el Centenario–, sino que además deja afuera y sin más competencia internacional a Nacional.

Ganó Nacional 1-0 con gol postrero de Guzmán Corujo, igualando en puntos y en goles a favor, pero la clasificación fue para Peñarol por sus dos goles de visitante en el Parque Central.

¿Qué es lo que vale, qué es lo que se festeja, qué es lo que lo hace inolvidable? El resultado del partido, no. Ganó Nacional por primera vez en el Campeón del Siglo, pero clasificó Peñarol, y el camino de la gloria, y del dinero, porque este paso adelante representa para los aurinegros 600.000 dólares.

Pero no eran por la plata los cohetes, los abrazos, la alegría, era por seguir adelante y meterse en la parte linda del campeonato.

Brian Ocampo, de Nacional, y Gary Kagelmacher, de Peñarol, ayer, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Pablo Porciúncula, AFP

Técnico prevencionista

Resultará raro, y mucho más en un clásico, porque se desvía del paradigma de la competencia que aprendimos, de los partidos de fútbol que se juegan para ganar, pero estas instancias eliminatorias se juegan para clasificar y no para ganar el partido. Ayer a Peñarol, a Mauricio Larriera, a sus hinchas, ¿qué les importaba, ganar o clasificar? Como arquitectos de futuras construcciones, como técnicos prevencionistas, los cuerpos técnicos evalúan estrategias, para clasificar, y los cálculos de riesgo a veces llegan a niveles críticos, que de todas maneras el colectivo que ejecutaba la estrategia de Larriera no llegó a vivir, porque sólo fue perdiendo en los últimos segundos del partido.

Táctica y estrategia

Empezó frenético, una bola de pinball en el primer minuto, pero sin ninguna acción completada. Sin control absoluto de ninguno de los dos, las evoluciones ofensivas de ambos se empezaron a insinuar con los más recientes internacionales celestes: el floridense Brian Ocampo hizo una apilada de costa a costa que por cansancio perdió cuando se arrimaba al área de Kevin Dawson, y el paceño Facundo Torres con una evolución vertical a toda velocidad que terminó en despeje de la zaga tricolor.

No es simple pensar en locales que no salen a avasallar, o adueñarse del campo de juego, combinar tiempos con estrategias que remitan el juego a limitar los inicios del juego rival, a sorprender.

Mientras no apareciese un gol, el tono del partido no cambiaría, y sólo sería clásico por el griterío estéril de los dirigentes haciendo de hinchas.

Peñarol se fue retrasando a campo propio, lo que generó la sensación de que Nacional pasaba a dominar el juego, por la vana posesión en la mediacancha, pero casi sin posibilidades de combinar arriba. Aun así, y especialmente en el último cuarto de hora de esa primera parte, pudo Ocampo generar un par de jugadas que por lo menos pusieron en acción a Gonzalo Bergessio en la zona quemante.

Gonzalo Bergessio, de Nacional, y Jesús Trindade, de Peñarol, en el estadio Campeón del Siglo en el último clásico.

Foto: Pablo Porciúncula, AFP

Los planes, la estrategia de Alejandro Cappuccio, colocando un mediocampo totalmente distinto al de una semana atrás, procurando generar juego fluido y más rápido, no pudo ejecutarse como la teoría invitaba a ponerlo en práctica.

Sosteniendo la pared

Así se fueron al descanso, pero no volvieron así de los vestuarios porque Nacional salió sin desespero, pero con preocupación y asumiendo más riesgos para tratar de dar el primer paso, un gol que le abriera el partido y renovara la ilusión.

Fueron 53 minutos de juego los que se necesitaron para una jugada en la que los relatores se aprontaran para gritar algo importante: el rodriguense Armando Méndez trepó como topadora, Bergessio se la rebotó con su enorme capacidad de pivot, y Méndez pateó contra el caño pero del lado de afuera del arco.

Sin la misma fluidez del partido anterior pero siendo salida, Giovanni González, combinando por franja derecha, fue importante para poner en alerta a la última zona tricolor.

Cuando el reloj se hamacaba buscando llegar al final, Cappuccio sintió que con el tic tac cada vez más agudo se le iba el partido y la clasificación, y puso a Thiago Vecino y Alfonso Trezza para tratar de cargar más arriba.

En principio no le sirvió, y Peñarol aceitó los rulemanes y empezó a poner a correr a los hábiles de arriba, y una y otra vez empezó a amenazar a Sergio Rochet.

También la prodigiosa dupla de Torres y Agustín Álvarez Martínez, con el destaque de toda la serie de Agustín Canobbio, pusieron en peligro el arco de Nacional, fortaleciendo con juego las certezas de avanzar a la clasificación.

Agustín Canobbio, de Peñarol, y Emiliano Martínez, de Nacional, ayer, en el estadio Campeón del Siglo.

Foto: Pablo Porciúncula, AFP

Así paso el tiempo, las cocoas, las expulsiones, los descuentos, y también el gol de cabeza de Corujo cuando ya todo era inmodificable.

Peñarol sigue adelante; Larriera, al que querían echar, también.

Detalles

Copa Sudamericana – Vuelta – Octavos de final
Estadio: Campeón del Siglo
Árbitros: Anderson Daronco, Marcelo Van Gasse y Rafael Alves. Luiz Oliveira (cuarto árbitro). VAR: Rodolpho Toski y Braulio Machado (Brasil)

Peñarol (0): Kevin Dawson; Giovanni González, Fabricio Formiliano, Gary Kagelmacher, Joaquin Piqueréz; Walter Gargano (80’ Damián Musto), Jesús Trindade; Agustín Canobbio (100’ Carlos Rodríguez), Pablo Ceppelini, Facundo Torres (90’ Valentín Rodríguez); Agustín Álvarez Martínez (90’ Ariel Nahuelpán). Entrenador: Mauricio Larriera

Nacional (1): Sergio Rochet; Armando Méndez, Guzmán Corujo, Nicolás Marichal, Camilo Cándido; Felipe Carballo, Emiliano Martínez, Maximiliano Cantera (66’ Alfonso Trezza); Brian Ocampo, Gonzalo Bergessio, Leandro Fernández (66’ Thiago Vecino). Entrenador: Alejandro Cappuccio

Gol: 101’ Guzmán Corujo (N)

Expulsados: 92’ Felipe Carballo (N), 99’ Damián Musto (P), Maximiliano Cantera (N).

Sporting Cristal, el rival de cuartos de final

El avance de Peñarol a cuartos de final significa igualar la marca máxima que los equipos uruguayos han alcanzado en esta competición del siglo XXI, que en esta, su vigésima edición, tendrá por primera vez final en Montevideo. Se jugará el 6 de noviembre en el estadio Centenario, el escenario que ha sido sede de más finales continentales de clubes, de acuerdo con el formato que impera desde hace tres años de final única en sede marcada antes de que comience la competición.

El equipo uruguayo deberá enfrentar en cuartos de final a Sporting Cristal de Perú, primero en Lima en la segunda semana de agosto (entre el martes 10 y el jueves 12), y la revancha y definición de semifinalista será una semana después en Montevideo entre el 17 y el 19 de agosto.

El que gane en cuartos de final deberá enfrentar en semifinales al ganador de la llave que en las mismas fechas enfrentará a Athletico Paranaense, donde juega David Terans, y Liga de Quito, club cuyos colores defiende Matías Zunino.

Sporting Cristal, que arrancó en la Libertadores en la misma serie que Rentistas, Racing de Avellaneda y San Pablo, llegó como tercero del grupo copero a la Sudamericana y en octavos de final eliminó a Arsenal de Sarandí después de derrotarlo 2-1 con dos goles de Alejandro Hohberg en Lima y conseguir un agónico empate 1-1 en Argentina. En el equipo cervecero, donde el uruguayo nacionalizado peruano es el goleador, juega también el zaguero compatriota Alejandro González.

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