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Federico Fattori, de Huracán, y Yonathan Urretaviscaya, de Boston River, este miércoles, en el estadio Centenario.

Foto: Camilo dos Santos

Boston River y Huracán empataron por Copa Libertadores

2 minutos de lectura
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No hubo goles en el estadio Centenario; la llave se definirá la semana que viene en Buenos Aires.

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Boston River sigue invicto en la Copa Libertadores. Venía de ganar dos de dos y ahora, jugando en casa y por la fase 2 de la Copa Libertadores, igualó 0-0 con Huracán de Argentina. Suena raro decirlo porque no hubo goles, pero es cierto: estuvo bueno el partido.

1. Algunas ideas

El primer tiempo tuvo a Boston River (curiosamente, por lo mostrado en los partidos anteriores) retrasado. El equipo de Daniel Farías decidió esperar o, mejor dicho, Farías determinó que los suyos se pararan unos metros más contra su arco y cedieran la pelota al rival.

Huracán, como buen equipo argentino, no le hizo asco a la pelota. No sólo eso, sino que fue al frente y, cuando pisó el acelerador, encontró espacios. Santiago Silva es buen arquero, no lo descubrimos ayer, y por un par de sus actuaciones no hubo gol de Huracán en esa primera parte. También porque los delanteros del globito no les pusieron tiza a sus botines.

Juan Gauto, de Huracán, y Pedro Silva, de Boston River, este miércoles, en el estadio Centenario.

Foto: Camilo dos Santos

Pero tampoco fue que Boston River sufriera contra las cuerdas. Nada que ver. Sí le crearon situaciones y debió defenderse con tenacidad, pero pasados los 20 minutos de juego le encontró los puntos a Huracán y empezaron a aparecer espacios para generar contragolpes. Hubo balas que picaron cerca, también apareció el nombre del arquero argentino, Lucas Chaves. Jonathan Urretaviscaya y Cristian Olivera fueron los más destacados en esa labor de contragolpear.

2. Más de lo mismo

Ida y vuelta, ida y vuelta. Tuvo su intensidad el segundo tiempo. Cuando hablan de “partidos de copa”, a mí me gusta pensar en esta clase de juego. Tal vez no con la claridad que exigen los manuales líricos, pero sí con las pulsaciones en alto y la búsqueda del gol más allá de los métodos.

Quique Olivera pasó de ser uno de los destacados a la figura de Boston River. Siempre por la derecha, el extremo ganó cuando quiso, por lo general tirando la pelota larga y dejando atrás a su defensor de turno. En dos escapadas de esas, Olivera estuvo a nada de inaugurar el marcador, pero la primera se la atajó el arquero y la segunda acarició el palo.

Lo argentinos no le hicieron asco a la pelota, como dije antes, pero tampoco se hicieron mucho drama para pegar cuando se vieron superados por algún uruguayo. Por lo general, el candidato a los boletos con patadas fue el propio Olivera, tal vez porque fue la única forma de pararlo que encontraron.

Guillermo Soto, de Huracán, y Pedro Silva, de Boston River, este miércoles, en el estadio Centenario.

Foto: Camilo dos Santos

Lo que le faltó a Boston River fue aprovechar al menos uno de esos tiros libres por falta a Olivera para buscar, centro mediante, el gol de la victoria. Porque atrás sí estuvo seguro, con la línea de cinco logró neutralizar las jugadas de Huracán, que fueron con pelota dominada o en forma de centros; pero, claro, el sastre debía ganar para ir con otro hándicap a la revancha. No pudo ser, y así fue.

3. Para seguir

Como la historia de los goles de visitante ya no existe más, si en el estadio Tomás Adolfo Ducó terminan empatados con el marcador que sea, habrá penales. Como terminó en tablas la ida, la llave está abierta y se define fácil: ganar y cobrar. Irán por eso dos buenos equipos.

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