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Aguada campeón, el 17 de junio, en el Antel Arena.

Foto: Camilo dos Santos

La Liga Uruguaya de Básquetbol es de Aguada: noble cuadro de campeones

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El aguatero obtuvo el undécimo título de su historia.

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En el invierno pasado comenzó a soñar esta noche de junio. Había dirigentes que querían vivir su último baile y, para eso, fueron a buscar lo mejor. Resultó. Extranjeros desnivelantes, nacionales de jerarquía con Santiago Vidal como emblema. Además, Germán Cortizas como entrenador. Primer torneo completo para el Casco, del que se dudaba si iba a estar a la altura y vaya si lo logró. Con sangre rojiverde cumplió el sueño de salir campeón como director técnico de su club. Se grabará para siempre el 17 de junio de 2024, al vencer a Peñarol 88-71 en el Antel Arena.

Donald Sims, de Aguada, y Jy'lan Washington, de Peñarol.

Foto: Camilo dos Santos

El aurinegro comenzó el juego con enorme intensidad defensiva. Marcelo Signorelli decidió colocar un quinteto bajo en centímetros sin Eloy Vargas. Hubo mucha presión sobre el portador de balón y Jayson Granger comenzó haciendo un gran trabajo en marca espejo sobre Donald Sims. De atrás hacia adelante construyó el carbonero, que pudo correr la cancha con Jy'lan Washington. El 11-0 sorprendió, hubo facetas que, hasta ahora, el aurinegro no había presentado en la serie. Tras cinco minutos sin anotar, el rojiverde emparejó las acciones, Sims se soltó un par de veces, pero, sobre todo, el equipo fue más agresivo para atacar el aro.

La reacción aguatera continuó en el inicio del segundo cuarto y los 11 de diferencia se esfumaron cuando Sims activó el modo bestia con tres triples consecutivos, uno con falta incluida. El extranjero metió 20 de los 45 de su equipo en el primer tiempo. Los de Cortizas, que venían de anotar diez tantos en el chico inicial, se despacharon con 35 en el segundo. Su ADN. En Peñarol Shaquille Johnson asumió con tiros generados desde su propio pique y con 11 unidades en el segundo cuarto mantuvo en juego a su equipo. Todo parecía igualado rumbo al descanso largo, cuando en un abrir y cerrar de ojos Vidal anotó puntos para irse al vestuario 45-40 arriba.

Emiliano Serres, de Peñarol y Victor Rudd, de Aguada.

Foto: Camilo dos Santos

El complemento, al igual que el inicio del partido, fue para Peñarol. Las noticias positivas fueron varias: pasó a ganar con otro gran pasaje de Washington y además se comprometieron en faltas Santos (3) y Santiso (4). Nuevamente rompió el esquema de la defensa rival siendo vertical al aro y generando ventajas desde el primer rompimiento. Como en todo el torneo, los triples rescataron al rojiverde, dos de Sims, uno de Rudd y otro de Vidal para ingresar al definitivo con los de Cortizas un doble arriba.

Mientras el reloj se acercaba al final, el nerviosismo crecía. Clásico de estas instancias donde en algunos minutos se define el trabajo de la temporada. Sims estaba tan cansado que hasta llegó a errar tres libres, pero Aguada no tuvo problemas porque Peñarol estuvo absolutamente trancado.

Victor Rudd, y Santiago Vidal, de Aguada, el 17 de junio, en el Antel Arena..

Foto: Camilo dos Santos

Rudd identificó que era su momento y apareció. Él es así. Es irregular, pero si a sus extraordinarias virtudes le agregara regularidad nunca habría pisado este suelo. Con esa ráfaga de puntos el rojiverde recuperó doble dígito y Peñarol nunca volvió al juego, sólo impulsos individuales de Granger pero sin sustentos reales para poner en riesgo el triunfo rival.

Ya son 11 títulos para Aguada. La brava muchachada que estuvo casi 40 años sin festejar y que en las últimas décadas se acostumbró a las noches de gloria. Nació otro cuadro de campeones, otro cuadro de leones.

Aguada campeón, el 17 de junio, en el Antel Arena.

Foto: Camilo dos Santos

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