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Richard Catardo.

Foto: Hugo de León

Richard Catardo y la gesta de Peñarol en la Libertadores: “Con el correr del tiempo nos vamos a ir dando cuenta de lo que conseguimos”

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El histórico jugador aurinegro habló sobre su carrera en el futbol sala, entre el profesionalismo, su crecimiento como jugador, la selección y, pese a su extensa carrera, los desafíos que todavía tiene para cumplir.

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Hace unos años el logro obtenido por Peñarol en Asunción, en la Conmebol Libertadores de fútbol sala, era totalmente impensado. El desarrollo y profesionalismo que esta disciplina alcanzaba en otros países de América del Sur relegaban a los representantes uruguayos a posiciones alejadas del podio final. Más de dos décadas atrás, cuando la configuración regional y el formato del torneo eran otros, Nacional y Malvín habían llegado a la definición, pero últimamente esa situación no era una chance palpable.

Recién en 2022, cuando Peñarol alcanzó la final de América en Buenos Aires, el convencimiento de que se podía pelear contra los mejores hizo un clic en la cabeza de los jugadores y dirigentes. Uno de los que mejor lo entendieron fue Richard Catardo, símbolo de Peñarol, campeón de la liga uruguaya una infinidad de veces y, para muchos, el mejor jugador nacional en la historia de este deporte.

Mascota, como lo apodan desde chico, cambió su mentalidad en pos de pelear de igual a igual en lo internacional. Ser profesional más allá de “si me pagan o no”, algo que ya venía asimilando desde su etapa en Argentina, donde también supo levantar varios trofeos. El entrenador de Peñarol, el argentino Facundo Ruscica, les anticipó a principios de año que “a la Libertadores no íbamos a competir, íbamos a ganarla”.

Y así fue. Hoy en las vitrinas del club reluce una copa inédita para el fútbol sala uruguayo, con el mérito mayor de haber derrotado en el camino a Magnus y a Krona Joinville, actualmente el primero y segundo, respectivamente, en la clasificación de la Liga Brasileña. De lo que fue esta consagración, de cómo se preparó el conjunto aurinegro y también de cómo perfila su futuro en el deporte, la diaria dialogó con Catardo, en medio de entrenamientos (porque el torneo local continúa) y celebraciones por la histórica conquista.

Pasados los días y con cierta perspectiva de lo sucedido, ¿cómo calificás el logro obtenido? ¿Qué valor le das?

La Copa se jugó 23 veces, y 20 la ganaron equipos de Brasil. Lo que se consiguió es histórico. Ser el primer uruguayo en ganar una Libertadores va a quedar en la historia del club y de nuestro deporte. Creo que también lo hace más histórico el hecho de ganarles a dos equipos brasileños, algo que nunca había podido hacer un equipo uruguayo. La realidad es que hay una diferencia muy grande, porque ellos son profesionales y viven de esto, nosotros acá no. Hay una brecha muy grande entre el fútbol sala uruguayo y el brasileño –y también el argentino– por la calidad del torneo, por la cantidad de equipos. Nosotros llegamos a la copa con tres partidos, y ellos iban ya, como mínimo, por la décima fecha de la temporada.

Por todas esas cosas, considero que el logro que se obtuvo es histórico. Me parece que con el correr del tiempo nos vamos a ir dando cuenta de lo que conseguimos. Si bien hoy en día estamos muy contentos y orgullosos, cumpliendo un sueño, la realidad es que no sé si nos damos cuenta del todo de que estamos entrando en la historia de un club tan grande como Peñarol, y también del fútbol sala uruguayo.

¿Cómo se hace, desde la planificación y la ejecución, para ganarles a dos rivales brasileños en la misma semana?

Tenés que hacer partidos perfectos. Sabés que es más lo que vas a defender que lo que vas a atacar, así que tenés que hacer un partido sin errores. No le podés regalar nada, porque si empezás perdiendo se te hace muy cuesta arriba. Y las pocas chances que tenés hay que aprovecharlas. Porque sabés que ellos van a tener todo el tiempo la pelota, van a proponer y vos tenés que defender y saber sufrir. Y que no se te vaya la cabeza. Buscamos tener un partido parejo, con cero error en lo defensivo, y que ellos se empiecen a desesperar si no encuentran el gol, y creo que se logró, con un plan de juego perfecto y que, por suerte, nos llevó a conseguir el resultado.

A tus 36 años, el crecimiento en todos los aspectos del juego es notorio. ¿Qué tipo de jugador sos hoy?

Creo que el cambio más grande que tuve fue en la mentalidad. Si bien siempre fui una persona sumamente competitiva, creo que el cambio de mentalidad es el cambio más grande que tuve. Entendí que ser profesional no es si me pagan o no, es como yo me tomo las cosas. No se trata sólo de rendir las horas de práctica y de partido. Es cambiar hábitos de descanso, de alimentación. Hacer entrenamientos complementarios a los que tenés en el club, ya sea en un gimnasio o con un profe. Son cosas importantes, el entrenamiento invisible, y cuando sos más chico cuesta hacer el clic. Por eso también trato de trasmitírselo a los más jóvenes, ya que cuanto antes lo entiendas, mejor va a ser para vos mismo.

En cuanto a lo deportivo, adentro de la cancha, uno con la experiencia va cambiando su forma de juego. Tuve la suerte de jugar muchos torneos internacionales con Peñarol y la selección. Pasar por equipos argentinos que me ayudaron mucho a crecer, sobre todo desde lo táctico, que veo que es la falencia más grande del futsal uruguayo. Hoy me considero quizás un jugador más defensivo, que desde la intensidad y la energía trata de ayudar al equipo. Y cuando tenemos la pelota, ser solidarios, buscar desmarcarme cuando no la tengo y tratar siempre de ser un apoyo para el compañero.

Ganar la copa

¿Cómo se preparó esta Libertadores, tanto en lo individual como desde la institución?

Nosotros entrenamos cuatro o cinco veces por semana, dos horas por día. Yo además trato de hacer un entrenamiento extra de gimnasio, y a mi edad hay que darle mucha prioridad a la recuperación y al descanso. Peñarol hace años que entendió la necesidad de mejorar en el día a día y en la calidad de los entrenamientos. Para esta copa los refuerzos pudieron venir antes para conocer al grupo. Las semanas previas entrenamos doble turno. Todo pensando en competir mejor.

Los dirigentes tuvieron mucho que ver. Desde hace años se apuesta a directores técnicos extranjeros y no se quedan conformes sólo con ganar el torneo local. Los entrenadores que han venido, desde Hernán Basile hasta Facundo Ruscica, que es quien está actualmente, dejaron claro que a la Libertadores no íbamos a competir, íbamos a ganarla. Cuando una persona te transmite eso, te está haciendo ver que con mentalidad y esfuerzo vas a poder lograrlo.

Nos teníamos que convencer de que la preparación era muy importante para dar ese paso en la copa. Había que trabajar duro, pero estaba la confianza en que el equipo podía ganar la Libertadores.

¿Cómo es Ruscica?

Es un tipo abierto, que siempre les da un espacio a los jugadores para dar su opinión. Te exige al máximo todos los días, llevándote al límite y buscando crecer siempre. Una persona que te enseña y que, a su vez, te permite ayudar al equipo desde lo que uno ve.

Hubo un jugador que se ganó todos los elogios y fue determinante para ganar el título, que fue Mathías Fernández, el arquero. Lo conocés desde hace tiempo. ¿Qué podés decir de él?

El arquero es fundamental, sin duda, más en el futsal que es un deporte que se patea mucho. Y contra brasileños, que tienen un poderío ofensivo muy importante, sabés que para llevarte un buen resultado el arquero tiene que ser figura.

No es novedad el nivel que viene teniendo Mathías. Lo viene demostrando en el club y con la selección. Estos años fue notorio su crecimiento no sólo en el arco, sino en su juego con los pies. Fue completo; para mí, el mejor jugador de la copa. Me pone contento porque sé lo que entrena y lo que le mete.

Un anhelo por cumplir: “Clasificar a un Mundial con Uruguay”

Jugaste muchos años en el exterior, siempre en Argentina. ¿Desde Europa nunca hubo una chance?

Sí, he tenido alguna posibilidad, pero por diferentes motivos no se dio. En alguna ocasión, por tema de papeles; en otras, porque yo ya tenía compromisos asumidos por todo el año y no me quería ir a mitad de temporada. Siempre preferí quedarme a cumplir mi palabra. Por esas cosas no se me dio. Cuando era más chico tenía más ganas de tener esa experiencia. Hoy, ya de grande, no es algo que me vuelva loco; si viene, bienvenida.

¿Qué le falta en tu carrera?

No soy mucho de ponerme a ver qué tengo o qué me falta. La verdad es que en el deporte es mucho más lo que perdemos que lo que ganamos. Algo que me gustaría, que no sé si se dará por un tema de edad, es poder clasificar a un mundial con Uruguay. Jugué un mundial [Brasil 2008, el último al que fue la selección], pero era muy chico, incluso entré en la parte final, cuando se dio la lista para el torneo. No estuve en las eliminatorias. Creo que es algo que tengo en el debe, pero después, en cuanto a títulos, no me pongo a pensar. Sí quiero ser competitivo y que los torneos que afronte el club donde estoy los peleemos.

Sin ánimo de retirarte pronto, ¿hasta cuándo hay Catardo en la cancha?

No tengo idea de hasta cuándo voy a jugar. Creo que disfruto mucho del día a día, de entrenar, de sentir en la panza esas ganas de competir. Cuando eso ya no lo disfrute, tomaré la decisión. Siempre y cuando me sienta útil para el equipo y no sea un estorbo, voy a seguir.

Una historia excelente

Al repasar la carrera de Catardo uno se encuentra con un jugador que permanentemente militó en equipos de primer nivel del Río de la Plata, que siempre lo tuvieron como protagonista. Pero todo comenzó mucho antes, allá por 2003, cuando un amigo lo invitó a ir a probarse a Peñarol con él: “Arranqué en la sub 15, con Guillermo Pico Rodríguez. En esa generación estábamos Ignacio Buggiano, Federico Fedele, Federico Santana, gente que todavía sigue vinculada al deporte y al club”.

Desde 2008 está en la alta competencia y acumula títulos. Peñarol, Old Christians de Colonia, Ferro, Kimberley, Boca Juniors. Con el equipo xeneize llegó a jugar una final del Mundial de Clubes en 2019, en la que el equipo argentino cayó por penales ante Magnus de Brasil, justamente el rival al que venció hace unos pocos días en Asunción para quedarse con la Copa Libertadores.

Peñarol ha sido su casa. Su llegada en 2025 significó el comienzo de su cuarto pasaje por la institución. Antes había estado desde su aparición en Primera hasta 2011. La segunda fue en la temporada 2014. La tercera, entre 2021 y 2023. En todas ellas fue campeón uruguayo, totalizando seis títulos de Liga.

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