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Foto: Comunicaciones Uutec

Inteligencia artificial: una realidad

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La Universidad Tecnológica y Smart Talent, de Uruguay XXI, llevaron adelante este jueves en el Instituto Tecnológico Regional de la Universidad Tecnológica (Utec) de Durazno, la U-Tech, primera Feria de Empleo en Tecnologías de la Información. El encuentro, que pretende fomentar el intercambio entre los estudiantes de la región y las empresas del sector de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), al tiempo que contrarresta el centralismo apabullante de Montevideo en estos asuntos, contó con la participación de 16 empresas del sector y con un orador de lujo: Eduardo Mangarelli, uruguayo de poco más de 40 años y director de Innovación y Tecnología de Microsoft para toda América Latina, que conversó con la diaria sobre la educación, el futuro del mercado del trabajo y la importancia de sumar nuestra propia inteligencia a la inteligencia artificial.

Cuando empezaste en esto había que discar 0909 1234 para conectarse a internet. Hoy participás en una conferencia para estudiantes de las TIC en Durazno. ¿Qué tan bien posicionado ves al Uruguay de hoy para insertarse en el mundo de las TIC?

Veo a Uruguay muy bien posicionado desde el punto de vista de la calidad de las empresas, los productos y los profesionales. Hoy hay un reconocimiento a nivel internacional, principalmente en la región, pero también en el resto del mundo. Al ser un mercado chico, las empresas de software uruguayo nacen con una mentalidad y un foco internacional. Nacen pensando en un mercado exterior, nacen pensando productos que tengan capacidades de internacionalización, que puedan atender particularidades del mercado uruguayo pero también del argentino, del mexicano o del estadounidense. Varias de estas características hacen que la industria de la tecnología uruguaya despierte respeto en el mercado regional y global.

Tu labor en Microsoft abarca toda América Latina. Este encuentro de la Utec intenta descentralizar el empleo en las TIC. ¿Qué tanto importa hoy dónde estás para ingresar a este mercado?

Te puedo poner un ejemplo personal: yo vivo en Uruguay, tengo responsabilidad para toda Latinoamérica, y si bien viajo, la mayoría del tiempo estoy haciendo trabajo remoto con personas [que están] en Brasil, Chile, Argentina, México o Colombia. Trabajo desde mi casa, tengo una buena conexión y ciertas tecnologías que me permiten hablar, intercambiar documentos, trabajar en un proyecto al mismo tiempo con gente que está en cualquier parte. Esto mismo aplica a los que hoy son los estudiantes de la Utec en Durazno o en el interior del país. Hoy para ellos no sólo existe la oportunidad de trabajar en Uruguay, sino de trabajar desde ahí para una empresa que está en Montevideo o en cualquier lugar del mundo. Suena un poco a frase armada, poética, pero hoy trabajar de tu casa para todo el mundo es una realidad. Mi caso personal es apenas uno. Hoy las empresas queremos buscar el mejor talento sin importar dónde esté. La tecnología es un viabilizador de eso y nos permite identificar el mejor talento, el mejor conocimiento, las mejores personas, dándoles la oportunidad de que vivan donde quieren vivir, de que estén a gusto y de que, si no se quieren mover de su lugar de origen, puedan hacerlo. Mirando desde los intereses del país, creo que esto es una enorme oportunidad para generar una fuente más de reactivación de ciertas ciudades y de ciertos sectores del país, permitiendo el crecimiento y el desarrollo económico y de oportunidades laborales.

Vas a hablar frente a estudiantes de bachillerato y jóvenes en general. ¿Qué te hubiera gustado escuchar cuando considerabas estudiar Ingeniería de Sistemas en la Universidad ORT?

Creo que hoy lo más importante es lograr transmitirles a los jóvenes la disponibilidad de oportunidades. Lo digo con mucha convicción, particularmente para los que pueden estudiar lo que ellos están estudiando: hay una enorme oferta de oportunidades. Y poder acceder a ellas depende estrictamente de cada uno; tanto de su esfuerzo y vocación, como de la amplitud y la diversificación del conocimiento. Lo otro que me gustaría remarcar, que puede sonar muy obvio pero no lo es, es que hoy en día, en cualquier profesión, el estudio y la actualización continua son innegociables. Mantenerse actualizado no significa hacer un curso todos los años; hoy mantenerse actualizado es desarrollar una curiosidad, una inquietud, leer todas las semanas qué está pasando.

Ahora estás en una posición que te lleva a trabajar para toda Latinoamérica. Pero antes trabajaste bastante en Microsoft Uruguay con los partners, desarrolladores locales de soluciones que utilizan tecnología de la empresa. ¿Cuáles dirías que son las virtudes de los partners uruguayos de Microsoft, y cuáles sus defectos?

La principal virtud es esa de la que hablaba antes, la visión internacional desde el momento cero y la calidad de los profesionales. En lugar de defectos, prefiero hablar de desafíos. Y el principal desafío es el hecho de que la gran mayoría de los partners locales son pymes, son pequeñas empresas cuando vamos a la escala global. No digo que acá no haya empresas grandes, las hay, pero muchas veces, para poder acceder a cierto tipo de proyecto o cierto tipo de negocios, se requiere otra escala.

¿Cuáles son las diferencias cuando hablás de gente que está en tu misma área pero en otros continentes? ¿Son las empresas latinoamericanas distintas de alguna manera?

Siempre hay un componente cultural y de idiosincrasia, pero diría que no hay una diferencia significativa, ni cuando compiten unos con otros, ni cuando colaboran unos con otros. Hoy en el área de las empresas de tecnología la globalización es una realidad: no hay demasiadas diferencias en cuanto a la oferta de productos y oferta de servicios entre una empresa que está en un país del sur de América y otra que está en cualquier otra parte.

¿Creés que los efectos del Plan Ceibal se van a notar cuando esas generaciones crezcan y busquen su lugar en el mundo de las TIC?

Todos tenemos la expectativa de que lo primero que genere el Plan Ceibal sea más ciudadanos digitales. Niños que se transforman en jóvenes, que se transforman en adultos, que saben manejar la tecnología, que saben manejar aspectos como la privacidad y la seguridad, que son factores fundamentales para interactuar con la tecnología como individuos, independientemente de cuál sea la profesión que desarrollen. Además, muchos tenemos la expectativa de que el Plan Ceibal también sea un motivador para atraer más gente capacitada a la industria. Hoy en Uruguay —y también sucede a nivel mundial— tenemos más demanda de profesionales que los que hay disponibles. Estamos hablando de desempleo cero en una profesión que por lo general es bien remunerada, en un área que ofrece buena calidad de trabajo, buenas perspectivas de futuro. El Plan Ceibal es tal vez la iniciativa más importante en cuanto a los niños en su etapa más temprana, pero desde eso a iniciativas que lleva adelante la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) o las empresas privadas, es importante todo lo que podamos llevar adelante para formar más personas y atraer más gente al sector.

En estos días también das un seminario llamado “La nube inteligente: la oportunidad de la inteligencia artificial [IA]”. ¿Cuáles son esas oportunidades?

Primero que nada: hoy la IA es una realidad. Cualquier software de los más populares que usamos tiene una componente de IA. La IA no es futuro, la IA es una realidad y es el principal generador de valor, tanto de una aplicación como del software que utiliza una empresa, ya sea para distribuir un producto, administrar un proceso, realizar cálculos. Hoy la IA tiene una enorme oportunidad de uso en todo tipo de software, en todo tipo de escenario que involucre tecnología. Y esto no es algo particular ni de Microsoft ni de otros proveedores, es una realidad de la industria y de los negocios. Parte de lo que queremos compartir en el seminario es una tradición de Microsoft, que es hacer accesible la IA para todo tipo de empresas. Ya dije que hay escasez de profesionales. Y de los que más escasean son aquellos que conocen la IA. Entonces buscamos proveer tecnología que disminuya la brecha, permitiendo que empresas que quizá no cuentan con gente que tenga ese conocimiento, puedan aplicar técnicas y herramientas de IA.

Teniendo la oportunidad de radicarte en cualquier parte de Latinoamérica, ¿por qué quedarte acá?

Me quedó acá primero por un tema de afectos, de familia, amigos. También porque tengo agradecimiento por mi universidad y siento que tengo que devolver parte de lo que recibí. Y por la calidad de vida en Uruguay, y de Montevideo en particular. Es una de esas decisiones que uno puede razonar un montón pero que luego tienen una componente emocional muy grande.

Me hablaste de la IA como una realidad. Pero la decisión de vivir acá tiene que ver con lo emocional. Estoy tentado de preguntarte qué tan lejos estamos de la Emoción Artificial.

Hoy en día hay dos disciplinas que se están empezando a combinar: la neurociencia y el estudio de la IA, tratar de replicar ciertos funcionamientos del cerebro llevados a la tecnología. Todavía tenemos enormes dudas respecto de cómo funciona el cerebro en lo emocional, de cuál es el rol del córtex prefrontal y cómo influye en la toma de decisiones. No sé qué tan lejos estamos de la Emoción Artificial; lo que te puedo decir es que la neurociencia y la IA empiezan a trabajar cada vez más juntas.

¿El mundo dentro de 50 años va a ser mejor que este?

Esa pregunta me la hago siempre cuando pienso en mi hija de seis años. Pero me la hago a 20 años. Primero, soy optimista, creo que va a ser mejor, esa es la tendencia cuando vemos los indicadores macro. Segundo: estoy convencido de que el mercado, y particularmente el mercado laboral, va a ser significativamente distinto del que conocemos hoy. Es imposible predecir cómo va a ser, y eso implica preparar a los niños para el cambio, preparar a los niños para que sean curiosos, inquietos y que se actualicen constantemente.

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