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Andy Hargreaves.

Foto: Mariana Greif

Los docentes deben liderar la respuesta de las escuelas durante la pandemia de covid-19

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El referente en educación inglés Andy Hargreaves, fundador de Atlantic Rim Collaboratory (ARC), una red colaborativa internacional sobre educación que Uruguay integra, resume 17 puntos que pueden haber sido olvidados por los líderes de los sistemas educativos en la prisa por responder al coronavirus.

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Las escuelas están haciendo cosas extraordinarias en todo el mundo para enfrentar al coronavirus. Las escuelas son nuestras heroínas invisibles, que apoyan a los servicios de salud y reinventan la manera de ofrecer educación. Están haciendo milagros en las circunstancias más desafiantes.

Trabajo con ministros de educación y líderes docentes en todo el mundo (como presidente del Atlantic Rim Collaboratory), y en las aguas turbulentas que estamos navegando hoy no es posible ver el todo a la vez, especialmente no podemos ver lo que está adelante. Aquí, entonces, van algunas consideraciones adicionales (17 para ser preciso) que quizás hayan sido pasadas por alto por los sistemas educativos y por los políticos en la prisa por hacer lo correcto para los estudiantes y los docentes. Algunas deberán ser revisadas a medida que la crisis se desarrolle, y la lista no cubre todos los aspectos. Yo también estoy viviendo en aguas turbulentas, así que tengan paciencia.

1) No envíen a los padres cantidad enorme de deberes

En vez de eso, aliéntenlos a que aprendan de lo que tienen disponible en casa: cocinas, jardines, papel, etcétera. Es mejor dar ideas de cómo trabajar con estos elementos. Lo más importante en los próximos dos meses es no sentir la obligación de cumplir con un currículum o un programa, sino mantener a los jóvenes enganchados con el aprendizaje y con la idea de aprender. Mis nietos de entre cinco y siete años acaban de mandar un video con títeres que crearon usando papel de colores y palitos chinos para armarlos. Para los estudiantes de enseñanza media hay que considerar preguntas de investigación y cómo pueden acceder a recursos que están disponibles (Ted Talks, recorridos en museos interactivos, Kahn academy, aplicaciones y plataformas gratis, familiares o conocidos de la comunidad con quienes se pueden conectar por teléfono u online).

2) Atesoren la idea de que los estudiantes están escapando de horas de preparación de evaluaciones y exámenes que se acumulan cada día

Esta podría ser la oportunidad de engancharse en un aprendizaje más amplio, en crear historias, memorizar poemas épicos, cantar con un karaoke con Youtube, armar cosas, jugar afuera, escribir cartas (en papel) a amigos con quienes no podemos jugar presencialmente o a quienes no podemos ver, etcétera. Pueden aprovechar y aprender una nueva habilidad: hacer malabares, tocar un instrumento, comenzar con una lengua moderna o clásica, tejer, saltar, cocinar, el jardín (incluso las plantas de interior), ayudar a los padres a colgar pinturas y arreglar cosas en casa. Estoy llegando al final de dos semanas de aislamiento social y acabo de comprar un juego de palos para hacer malabares. La semana que viene, mi esposa nos enseñará a nuestros nietos y a mí a tejer. Llegar a un nuevo nivel en un videojuego no es la mejor manera en que los adolescentes pueden usar su tiempo. Comenzar un nuevo interés, mientras tienen tiempo ahora, va a resultar atractivo para sus amigos luego.

3) Hacer de covid-19 una oportunidad para aprender y no simplemente la interrupción del aprendizaje

Alentar a los padres a realizar experimentos científicos con jabón para que los niños aprendan cómo matar al coronavirus. Cuando uno lo transforma en una oportunidad de aprendizaje y no simplemente una obstrucción para aprender, una cantidad enorme de trabajo se puede hacer en matemáticas con uso de gráficas, probabilidades, ecuaciones de cómo se extiende el virus bajo determinadas condiciones. Los jóvenes pueden estudiar la historia y los efectos de la gripe española. La geografía puede mirar los patrones del covid-19 y cómo se extiende, y crear hipótesis que los expliquen. La política puede estudiar los patrones entre los gobiernos y sus medidas para combatir la covid-19, así como la protección de los principios de la democracia. Los programas de ética y religión pueden considerar qué principios deberían guiar las decisiones sobre quiénes deben morir y quiénes vivir cuando los recursos son escasos.

4) Distinguir entre aprendizaje en línea y aprendizaje en pantalla

En línea puede muchas veces considerarse interacción continua con la pantalla –un juego de matemáticas, por ejemplo–, pero también puede integrar la organización de una actividad que implique hacer collage con pasta, o modelos con barro, o hacer origami, o construir un robot con Lego.

5) Entregar materiales a los padres que no los tienen

Para algunos, esto significa dispositivos digitales. Pero para muchos otros con pocos recursos, esto también quiere decir lápices, colores, plasticina, goma de pegar, papel, cinta adhesiva, libros, revistas, etcétera.

6) Desarrollar estrategias para aquellos estudiantes que están justo por encima de la línea

Estos son jóvenes que no son suficientemente vulnerables para mirarlos con mayor atención, pero que están justo en el grupo por encima de esa línea. Están muchas veces en peligro, porque en general no están en el foco de atención. Esos jóvenes pueden tener padres que no leen, padres separados en conflicto, o pueden ser parte de familias que viven en espacios muy reducidos sin posibilidad de jugar afuera, etcétera.

7) Concentrar los recursos docentes y de tiempo en los jóvenes que más lo necesitan

Los profesionales de clase media y padres con cargos de gestión podrán autoorganizarse, haciendo la escuela en casa con un poco de ayuda en línea. Entonces, en vez de hacer siempre las clases en línea, es mejor concentrar tiempo y apoyo a un menor número de personas, de hogares con hay niños de alto riesgo que tienen dificultades para aprender.

8) Enfocar apoyo a estudiantes con dificultades de aprendizaje y emocionales

Esto puede suceder si docentes y personal de apoyo comunitario llaman a los padres y a los estudiantes en un formato uno a uno, por medio de correos electrónicos, construyendo planes educativos individuales, manteniendo relaciones personales mediante Skype siempre que sea posible (con niños en situación de vulnerabilidad), dando feedback estructurado el trabajo hecho en línea (puede ser escrito a mano, coloreado o construido, luego se le saca foto y se sube el trabajo desde un celular inteligente), u a otras plataformas en línea para asegurar que estos estudiantes no tengan más dificultades que las necesarias y no queden atrás.

9) Pensar en que las comunicaciones sean inclusivas para todo tipo de estudiantes y sus familias

La televisión canadiense tiene un programa en el que los padres pueden expresar cómo se sienten con la escuela en casa –la familia elegida estaba conformada por una pareja interracial y de lesbianas con un hijo/a único/a–. Se debe incluir a estudiantes y a la voz de los estudiantes en comunicaciones en televisión nacional –Noruega, Canadá y Nueva Zelanda han hecho esto especialmente bien–. La comunicación no sólo debe dirigirse a la clase media de estudiantes blancos. Este es un tiempo en que nuestros valores se hacen vivos. Ser inclusivo en nuestras comunicaciones no es sólo algo que debemos hacer cuando las cosas van bien y cuando tenemos tiempo, sino que también debe definir cómo y con quién nos comunicamos, todo el tiempo, a menos que esto cree una distracción y un atraso en las comunicaciones urgentes.

10) Hay que considerar un comienzo en etapas y temprano en el año lectivo (en el hemisferio norte) o para el semestre escolar (en el hemisferio sur)

Los jóvenes van a haber tenido un largo tiempo fuera de la escuela y las rutinas escolares. Muchos van a haber pasado muchos meses con sus padres sumergidos en la pobreza, dificultades y estrés. Van a haber tenido menos apoyo para el aprendizaje que la familia modelo de clase media. Entonces, la escuela en el hemisferio norte por lo menos quizás tenga que empezar antes en el calendario. Algunos días de desarrollo profesional deberán ser sacrificados y el resto deberá ser redireccionado para ocuparse de cuestiones prácticas de cómo apoyar a los más vulnerables y a los que quedaron atrás. Aquellos estudiantes que, por medio de comunicaciones personales entre docentes y sus familias, ya se tenga información de que están en situaciones vulnerables, quizás deban empezar antes que el resto. Esto será difícil para los docentes, pero por algunos meses deberán tener una carga de energía similar a la que han tenido nuestros trabajadores de la salud durante la crisis sanitaria.

11) Promover relaciones positivas entre las familias y amigos

Parte de la experiencia de la escuela es sentirse seguro y cuidado. Lo más importante en una familia que está pasando momentos de estrés, en este momento, más que apurarse en cumplir con planes de clase, es hacer que los jóvenes se sientan amados, seguros y reconfortados. Entonces, se debe comunicar la importancia de estar con los jóvenes parte del día, abrazarlos, escucharlos, hablarles, disfrutar de momentos de hacer tonterías y reír, y hacer cosas juntos como cocinar o leer. Debemos recordar esto a los padres y cuidadores en forma regular. Ayudar a los jóvenes a comunicarse con sus amigos a través de cartas, postales, usando Skype con los abuelos para mostrarles lo que han hecho, etcétera. Ahora los jóvenes, especialmente los más chicos, en situaciones vulnerables con dificultades emocionales o de aprendizaje y que viven en familias en situación de estrés, necesitan escuchar y ver a sus docentes como parte de sus experiencias por Skype o por teléfonos inteligentes o comunes, y ver sus fotos y compartir correos electrónicos. Debemos ser empáticos siempre y apoyar los sentimientos de los padres con respecto a lo que tienen que enfrentar ahora. Hay que entender que puede haber enfermedades en las familias, las propias responsabilidades laborales, pérdida de ingresos y otros problemas. Recordar a las familias que se pueden aflojar un poco los estándares de los jóvenes en cuanto a prolijidad y otros aspectos.

12) Valorar el juego

El juego, especialmente en los jardines o en los estacionamientos al aire libre (si las familias los tienen), es siempre una parte vital del aprendizaje, una manera de desarrollar la imaginación, engancharse en conversaciones, construir relaciones con otros o trabajar las ansiedades. Muchos sistemas educativos en el pasado tendieron a darle poca importancia al juego y a darle más importancia al trabajo, la preparación de evaluaciones, y comenzar el estudio serio con niños más y más jóvenes. Los niños más grandes también pasan más tiempo dentro de casa con sus teléfonos inteligentes, en un mundo donde incluso antes de la crisis ya era demasiado tiempo. Esta es en realidad una buena oportunidad de revertir el ciclo, para al menos a algunos niños y jóvenes dejarlos inventar sus propios juegos con algunos materiales como lana, piedras, cajas de cartón, para que empiecen. El juego es una manera de aprender juntos, creando cosas ridículas, armando cosas con deshechos que haya en la casa, y así sucesivamente. Más juego y menos trabajo puede transformarse en una buena dirección en estas circunstancias únicas.

13) Proteger el bienestar de los docentes

Los docentes están estresados también. Están preocupados en cómo preparar y dar clases a distancia. Están ansiosos por aquellos jóvenes cuyos hogares no son un lugar seguro. Estarán inseguros por momentos sobre cuánta iniciativa pueden tomar cuando se comunican con los hogares, sin la guía de directores o inspectores, gobiernos y sindicatos –y estas guías pueden no ser claras o consistentes–. Están trabajando mucho, pero sin mucha certeza del impacto de lo que están haciendo. Están extrañando a sus colegas y a sus estudiantes. Y muchos están atendiendo a sus propios hijos en casa. A diferencia de los trabajadores de la salud, cuyos esfuerzos heroicos son públicamente visibles, lo que los docentes están haciendo es menos visible, y el público va a empezar a preguntarse y a criticar lo que se está haciendo. Entonces, dar apoyo a los docentes es ahora crítico –ofreciendo tratamiento profesional para los que estén más estresados, ansiosos o deprimidos; asegurando que haya foros virtuales para que los docentes puedan colaborar– no sólo para preparar y planificar sino también para ofrecer apoyo moral; y asegurando que haya una comunicación fuerte que muestre apoyo a los docentes igual que a otros sectores de trabajadores públicos.

14) Subrayar el valor de la experticia

La crisis ha elevado la importancia de la experticia en la imaginación pública. Luego de años en los cuales los gobiernos han preferido la opinión popular y el sentido común a la experticia, todo tipo de líderes eligen profesionales de la salud para que se paren con ellos y expliquen y legitimen con experticia científica la base de las decisiones que se toman. Debemos asegurar que lo mismo suceda en la enseñanza y el aprendizaje. Muchos padres y personas a cargo de jóvenes harán un trabajo heroico con la escuela en casa en las próximas semanas y meses. El trabajo de los docentes y de líderes para guiar a los padres en lo que los padres están haciendo basado en la experticia y la ciencia del aprendizaje efectivo, y comunicarlo cuando se les pregunta, de forma clara y sin condescendencia, son tareas fundamentales. Los docentes deben sentirse confiados en su experticia profesional, deben compartirla en forma colaborativa con otros docentes para reforzar la confianza, y la clara comunicación con los demás.

15) Mantener el profesionalismo colaborativo

Trabajar colaborativamente siempre ha sido importante, pero ahora más que nunca. Hay que tratar de asegurar que hay tiempo destinado a construir colaboración profesional, planificación por comunidades educativas, equipos de aprendizaje, etcétera, en las escuelas. También buscar intercambios en redes con ideas para apoyar a las escuelas en estos momentos, sobre todo en las redes que ya existen. Habrá una tentación de creer que no habrá tiempo para colaborar con adultos o engancharse con redes ya existentes, porque todos están muy ocupados elaborando actividades para los estudiantes. El rol de los líderes en estos momentos no es abandonar las redes y las reuniones, sino asegurar que estas se usen para ofrecer la mejor enseñanza posible y el mejor cuidado a distancia de los estudiantes en estas circunstancias sin precedentes.

16) Promover liderazgo profesional público

Muchos padres sienten incertidumbre sobre tantas cosas en lo que respecta a sus hijos. ¿Habrá apoyo de calidad, ideas y actividades para acompañar a sus hijos? ¿Cuánto tiempo vamos a estar en esta situación? ¿Podrán los adolescentes graduarse y entrar en la universidad? ¿Se atrasarán sus hijos en los estudios, en lectura, matemáticas, o en otras áreas? Muchos gobiernos han ofrecido comunicaciones públicas excelentes sobre salud y economía, con expertos en esas materias. Lo mismo debe suceder con la educación: anuncios regulares y públicos sobre educación, aprendizaje y escuela en casa, y sobre lo que los docentes están y estarán haciendo, comunicados por los líderes políticos que trabajan con ellos y se presentan al lado de los profesionales en educación, tanto de los sindicatos docentes como de directores de organizaciones, etcétera.

17) Permitan que los docentes tomen el liderazgo

En los primeros días de la crisis hubo confusiones ineludibles sobre qué tipo de plataformas y recursos podían ponerse en funcionamiento para que los docentes puedan usar en sus comunidades o en los sistemas educativos en su totalidad. Esto puede ser frustrante para algunos docentes, así como para los padres y los jóvenes. No mostremos lo peor de nuestras burocracias. No permitamos que los docentes tengan que esperar a que las direcciones, las inspecciones o los ministerios decidan, antes de poder hacer cosas. Los docentes deben estar autorizados a ser los héroes del aprendizaje, igual que nuestros trabajadores de la salud son los héroes en el combate de esta enfermedad infecciosa. Los docentes son profesionales. Saben dónde están en la currícula. Conocen a sus estudiantes, en qué lugar está cada uno de ellos, quiénes tienen más necesidades que otros. Entonces, sólo con algunos lineamientos generales, mantener a los jóvenes aprendiendo e interesados en aprender, cuidando activamente y apoyándolos, comunicándose con ellos personal, individual y colectivamente, tantas veces como se pueda. Hay que liberar de las cadenas a los docentes y autorizarlos a que usen las plataformas que puedan para empezar y lograr conectarse lo antes posible. Y luego, sí, darles plataformas en las que puedan conectarse entre ellos como colegas y moverse juntos hacia adelante.

No hagan esperar a los docentes. Permitan a los docentes actuar.

Andy Hargreaves es profesor honorario en la Universidad de Swansea, profesor visitante en la Universidad de Ottawa y presidente y cofundador del Atlantic Rim Colaboratory. Este artículo es una traducción del publicado el 3 de abril en tes, Times Educational Supplement (Reino Unido) https://www.tes.com/news/teachers-must-lead-schools-response-covid-19

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