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Marcha de los Mártires Estudiantiles, en 18 de Julio (14.08.2023).

Foto: Alessandro Maradei

Con reclamos de más presupuesto y rechazos a la reforma en ANEP, el movimiento estudiantil recordó a sus mártires, como cada 14 de agosto

6 minutos de lectura
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Los estudiantes de secundaria cuestionaron la reducción de horas de Filosofía y consideraron que los cambios en bachillerato tienen el objetivo de que los jóvenes sean “serviles y funcionales” al mercado laboral.

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Leído por Andrés Alba.
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Como todos los años, el movimiento estudiantil recordó a los mártires que décadas atrás fueron asesinados por la represión policial cuando reclamaban en las calles por lo que creían justo. El 14 de agosto de 1968 murió Líber Arce, estudiante de Odontología y militante de la Unión de la Juventud Comunista que dos días antes fue baleado después de una movilización relámpago que derivó en un enfrentamiento con la Policía –un tanto desigual, eran balas contra piedras– en las cercanías del expredio de la Facultad de Veterinaria en Buceo.

Después de su muerte, el clima de enfrentamiento fue en aumento y fueron varios los estudiantes que murieron antes del inicio de la última dictadura: Hugo de los Santos, Susana Pintos, Heber Nieto, Julio Spósito, Ibero Gutiérrez, Santiago Rodríguez Muela, Joaquín Klüver, Ramón Peré, Walter Medina y Nibia Sabalsagaray.

Sus nombres sonaron a lo largo de toda la marcha en su recuerdo que, como es costumbre, salió desde la Universidad de la República (Udelar), donde minutos antes de la partida se restituyó una placa en recuerdo a los mártires en el callejón que queda al costado de la Universidad. Con el clásico grito de “presentes, ahora y siempre” después de cada nombre, el movimiento estudiantil conmemoró su lucha en los años previos a la dictadura. “Acá vamos a estar siempre”, dijo Bruno Volpi, integrante del Gremio Estudiantil del Miranda, cuando la marcha se convirtió en acto, al llegar a la plaza 1º de Mayo.

Durante el trayecto desde la Udelar al Palacio Legislativo, el movimiento estudiantil reclamó por más presupuesto para la educación, cantó contra represores de la última dictadura, como José Gavazzo, y también contra actuales autoridades de la educación, como Robert Silva y Pablo da Silveira, a quienes acusaron de “estar pintados” y “no saber nada de educación”. Además de recordar a los mártires, muchos de los carteles y pancartas que se vieron por las avenidas 18 de Julio y Libertador referían a los cambios propuestos para los bachilleratos por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) la semana pasada. En particular, varios de ellos se manifestaban en contra del “recorte” de horas de Filosofía en ese tramo.

Contra los cambios curriculares

Precisamente, el de la transformación curricular fue uno de los principales temas de los que habló la proclama de los gremios de secundaria. Virginia Bauzán y Noah Gasañol fueron las encargadas de leerla, y señalaron que la mejor manera de recordar y reivindicar a los mártires a quienes “les arrebataron la vida” es, precisamente, reclamando por el cumplimiento de sus derechos. “Seguiremos luchando por más. Continuamos por el camino que nos marcaron, peleando por una educación que sea realmente para el pueblo, que fomente el pensamiento crítico y nos asegure el desarrollo total de nuestras capacidades. Rechazamos una educación que nos reduzca a productos del mercado laboral. Queremos ser personas formadas y capaces de transformar la realidad”, plantearon.

En ese sentido, consideraron que los últimos anuncios de las autoridades políticas de la ANEP sobre los cambios curriculares son “indignantes”. “Esta transformación atenta contra todo lo que hemos reivindicado y defendido históricamente como estudiantes de secundaria”, sostuvieron.

Las estudiantes señalaron que repudian la “mercantilización de la educación” que la considera “un gasto y no una necesidad esencial para el pueblo”. Al respecto, agregaron que las actuales autoridades “recortan salarios y horas docentes”, además de “precarizar el aprendizaje, eliminando materias fundamentales para el desarrollo del pensamiento crítico como la filosofía”. Los gremios entienden que los cambios en curso priorizan una educación que deje a los estudiantes “serviles y funcionales para el mercado laboral” y no una que los nutra y asista a su crecimiento.

Las adolescentes reclamaron por distintas carencias a las que se enfrentan a diario los estudiantes, como tener que salir a trabajar para colaborar con los ingresos de sus hogares, que muchas veces no son suficientes. En este sentido, rechazaron la reforma jubilatoria aprobada por el gobierno y también reclamaron por la atención en salud, especialmente en salud mental. Al respecto, reclamaron contar con más equipos multidisciplinarios en centros de educación media, en un país que presenta altas tasas de depresión y suicidio entre los más jóvenes, según plantearon.

Contra una reforma “marketinera”

En el acto, que intercaló la lectura de proclamas con espectáculos artísticos, los gremios y centros de estudiantes de formación en educación advirtieron que seguirán reclamando por la mejora de las condiciones de estudio en Uruguay, para lograr “una sociedad más justa”. Los colectivos aseguraron que “no darán el brazo a torcer” por una educación en la que los estudiantes no deban “pasar la mitad de nuestros días trabajando para poder solventar boletos y fotocopias”, ni tampoco deban sentir “frío en las aulas”, “se les caiga el techo” o “se lluevan los salones”.

Por su parte, plantearon que “las condiciones de nuestras escuelas y liceos son cada vez peores”, ya que “falta mobiliario y mantenimiento”, al igual que docentes y “equipos multidisciplinarios que atiendan a las infancias y adolescencias”. Según analizaron, ello ocurre por “la histórica falta de presupuesto para la educación, que contrasta con el presupuesto para los militares, con los subsidios y las exoneraciones de impuestos a los capitalistas, a las multinacionales como UPM, a las que les pagamos para que vengan a aprovecharse y sacarse cartel con nuestra educación pública, a influir más en los planes de estudio más que cualquiera de nosotras, como ocurre en la UTU y la UTEC [Universidad Tecnológica]”.

Los centros de estudiantes se refieren al conflicto que atraviesan con las actuales autoridades de la ANEP y en particular al momento más conflictivo, cuando durante semanas realizaron varias ocupaciones de centros del Consejo de Formación en Educación. En ese sentido, señalan que la reforma en marcha “es puro marketing” e implica sólo cambios de forma, y no de contenido. Por lo tanto, concluyen que la falta de atención de las reales necesidades de estudiantes y docentes fue la que generó el conflicto y los hizo tomar medidas de lucha más agudas, como la ocupación, que reivindican y aseguran que “no está prohibida”.

Si bien admiten que “no lograron frenar la reforma”, aseguran que los colectivos no han sido “derrotados” y, por el contrario, el conflicto sirvió para lograr más movilización, además de que se gestaron muchas iniciativas en ese marco. Entre uno de los principales reclamos de los centros de estudiantes está la generación de una universidad de la educación pública, autónoma y cogobernada, que, aseguran, podría “evitar que los gobiernos de turno hagan lo que quieran con la formación en educación”. En ese caso, plantean que quienes aplican los planes de estudio –los docentes– podrían definir cambiarlos o ajustarlos en función de la educación que “necesitan el pueblo y la clase trabajadora”. Según sostienen, esa forma contrasta con la forma en que las actuales autoridades diseñaron los cambios, que fue “con dos o tres docentes puestos a dedo” y con el rechazo de las Asambleas Técnico Docentes.

La lucha presupuestal

Mientras a pocos metros los diputados discutían la última Rendición de Cuentas del actual período de gobierno, Amira Fagúndez, integrante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), esperaba su turno para subir al escenario. Según dijo a la diaria, la proclama de este año recordaría a los mártires, justo cuando se cumplen 55 años de la muerte de Líber Arce y 50 del golpe de Estado. Sobre esos años, señaló que varios integrantes del sistema político cuestionaron la autonomía de la Udelar, algo que consideró un punto de contacto con la actualidad, ya que hay “sectores reaccionarios del gobierno que atacan constantemente a la Universidad”.

En materia presupuestal, todo el movimiento estudiantil sigue pidiendo como mínimo una inversión de 6% del producto interno bruto para la educación y 1% para investigación. Por su parte, en el caso de la FEUU defienden el pedido de recursos incrementales que realizó la Udelar, que asciende a 100 millones de dólares.

Consultada sobre los anuncios que hicieron legisladores de la coalición de gobierno sobre la posibilidad de contar con algunos recursos incrementales para la institución, Fagúndez señaló que estos ascenderían apenas a seis millones de dólares, que no serían suficientes para cubrir las necesidades de la Udelar. En particular, habló de que se requieren más recursos para becas estudiantiles y para el fortalecimiento de los comedores universitarios. “La solidaridad que podemos organizar para que nuestras compañeras accedan a un plato de comida no basta, tiene que haber un Estado presente y esas áreas hoy en la Rendición de Cuentas no están contempladas, y nos parece bastante grave”, sentenció.

De todas formas, lamentó que hasta ahora esos anuncios “siguen siendo promesas”, ya que “no hay nada seguro” para la Udelar.

Aulario Mártires Estudiantiles

Desde su inauguración, en 2015, el aulario del Área Social y Artística de la Udelar ha albergado a centenares de estudiantes de esos servicios universitarios, que toman sus cursos en ese lugar. Hasta ahora el edificio, que comparte manzana y comunica con la Facultad de Información y Comunicación, no tenía nombre. Este lunes la Udelar realizó un acto para denominarlo Aulario Mártires Estudiantiles, como dice una placa colocada en la puerta del edificio, que da a Gonzalo Ramírez, frente a la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración.

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