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Charla del grupo chileno Las Clito en la plaza Las Pioneras.

Foto: Mara Quintero

Las Clito: un colectivo contra el “analfabetismo sexual” y la “desapropiación del placer” de las personas con vulva

7 minutos de lectura
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A través de intervenciones en diferentes puntos de América Latina, acompañadas de un clítoris gigante, las activistas difunden información sobre los derechos sexuales y reproductivos y la educación sexual integral.

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Leído por Andrés Alba.
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El clítoris es el único órgano del cuerpo humano que sólo existe para brindar placer. A pesar de su protagonismo en el goce de las mujeres y las personas con vulva ‒un derecho que cada vez reivindican con mayor fuerza organizaciones y colectivos feministas‒ aún persiste un desconocimiento sobre su anatomía, tamaño y funcionalidad, algo que puede tener consecuencias en la vida de estas poblaciones. La falta de información conduce, entre otras cosas, a la “desapropiación del placer” y también a daños permanentes por cirugías mal hechas, sin mencionar las mutilaciones genitales femeninas que aún se practican de forma legal en muchos países del mundo.

Estos planteos, y otros, forman parte de las reivindicaciones del colectivo chileno Las Clito, que trabaja contra el “analfabetismo sexual”, por la defensa de los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y personas con vulva, y la promoción de la educación sexual integral (ESI) en América Latina. En el marco de una visita a Montevideo, una de sus integrantes, que prefirió no ser identificada debido a agresiones que sufrió el grupo, habló con la diaria sobre el colectivo, sus reclamos, la necesidad de la educación sexual, y la importancia de descubrir y conocer el cuerpo.

Las Clito

El colectivo surgió a inicios de 2022 en Iquique, Chile, a raíz de la obra de la activista francesa Julia Pietri y la organización Gang du Clito, que el 8 de marzo de 2021 presentaron, por primera vez, un clítoris rojo de cinco metros de altura y entregaron información para promover el conocimiento de este órgano frente a la Torre Eiffel en París.

Las intervenciones de las chilenas siguen la misma lógica que la de la organización europea y se enmarcan en el “Clítoris Tour” que inició Pietri hace más de un año. En ellas, exhiben en la vía pública un clítoris gigante y rojo, en este caso de tres metros de altura, que acompañan con la entrega de información, talleres y conversatorios sobre sexualidad, ESI y su impacto en la salud mental, y el derecho al placer, entre otras propuestas. Por supuesto, no falta la divulgación de información sobre la anatomía del clítoris, su funcionamiento, tamaño y buena estimulación.

Las Clito ya han hecho intervenciones en varias localidades de Chile y otros países de América del Sur, incluido Uruguay, donde participaron en dos actividades en coordinación con la Red de Psicólogas Feministas del Uruguay. Una fue el viernes 18 de noviembre en la Casa de las Ciudadanas de la Intendencia de Montevideo, y la otra en el Espacio Feminista las Pioneras, al día siguiente, en el marco de la previa del 25N, Día Internacional de Erradicación de la Violencia contra la Mujer. En ambos casos, las activistas presentaron información sobre la genitalidad femenina y abrieron un espacio de diálogo sobre el tema con las participantes.

Aunque hay similitudes con la propuesta de Pietri, Las Clito “intentan” que cada actividad sea “situada” en la realidad del territorio en el que se encuentran y las mujeres que allí residen. “Es importante hacer intervenciones que sean situadas y adecuadas a los contextos. No es lo mismo hablar de placer con mujeres aymaras que con mujeres argentinas. También es súper importante para nosotras generar intervenciones en conjunto con quienes van a recibir esta información”, explicó la integrante.

El propio nombre del colectivo ya presenta una de sus reivindicaciones. Llamar al clítoris “la clítoris” es una forma de reapropiación de las mujeres de su propia anatomía y el “inicio” en la deconstrucción de la historia de la medicina, principalmente protagonizada por hombres desde hace cientos de años, sostuvo la activista.

“Creemos que renombrar y desmasculinizar este órgano es un acto simbólico y político”, subrayó. Y agregó: “Todo lo que tiene que ver con la anatomía de la vulva, hasta ahora, ha sido nombrado y ‘descubierto’ por hombres. Por ejemplo, las llamadas antiguamente glándulas Skene y de Bartolino, que se encuentran dentro del orificio de la vagina, hoy las llamamos Anarcha, Lucy y Betsey”. De todas formas, la activista aclaró que en el grupo usan de forma indistinta los pronombres “el” o “la” para referirse al clítoris porque también hay varones trans y personas intersexuales que tienen este órgano.

Un “órgano excepcional”

“La genitalidad femenina tiene una dicotomía en la que se incluyen tres partes con propósitos bastante específicos. Una es la que está integrada por los ovarios, las trompas de falopio, el útero, la vagina y el canal de parto, que está únicamente dedicada a la reproducción. Otra es el meato urinario, que es por donde se expulsa la orina. La tercera es el clítoris, cuyo único objetivo y funcionalidad es otorgar placer”, explicó la activista. Aunque generalmente su estructura suele compararse con la de un pene, desde el colectivo han decidido “alejarse” de la “idea de que el clítoris es un pene en miniatura” porque es una mirada “muy simplista y definitivamente no le hace justicia al órgano”.

“El clítoris solamente tiene algunas similitudes con el pene masculino debido a una embriología temprana común, al igual que un montón de otros órganos del cuerpo humano. A diferencia de este, que es un órgano multifuncional que se usa para orinar, para liberar el semen, para la penetración y para el placer sexual, la única función del clítoris lo hace ser un órgano excepcional”, apuntó.

Para la activista, visualizar esta “dicotomía” en la genitalidad femenina permite “reflexionar” sobre por qué, precisamente, este órgano sin una función reproductiva y destinado al placer de las mujeres y personas con vulva aún es “objeto” de mutilaciones –en muchos países aún legales– y de lesiones permanentes por “cirugías mal hechas”, como episiotomías durante el parto, cirugías de cadera o labioplastias que “generan daños anatómicos con amputaciones definitivas, y esto impacta en una de las funciones básicas de cualquier ser humano que es el derecho al placer”.

El placer de las mujeres y personas con vulva “omitido en la vida cotidiana” está en el centro de los planteos de Las Clito. De hecho, el objetivo de difundir información sobre el clítoris es que estas poblaciones conozcan su genitalidad, se apropien de ella y así puedan explorar su sexualidad libremente, solas o con otras personas, y experimentar el placer en diferentes áreas de su vida. “El derecho al goce nos ha sido negado históricamente a los cuerpos feminizados. No sólo el placer sexual; también se nos ha negado el placer de amar a quien queramos, vestirnos como queramos, el placer de disfrutar nuestros cuerpos por la imposición de cuerpos hegemónicos, y más. Todas esas situaciones van coartando posibilidades de sentirse a gusto”, expresó la integrante del grupo.

Señaló además que el desconocimiento científico sobre la anatomía del clítoris que conduce a lesiones permanentes y el peso sociocultural que recae sobre la sexualidad de los cuerpos feminizados tiene grandes impactos en la salud mental de estas personas. En esa línea, junto al Centro Interdisciplinario de las Mujeres de Chile, las activistas han organizado varios conversatorios sobre salud mental con una perspectiva feminista.

“Hemos sido socializadas para estar al servicio de otros y para cuidar. Ahí quedamos situadas como un objeto de deseo que está disponible. Sin embargo, conocer anatómicamente este órgano nos permite ir haciendo el tránsito hacia posicionarnos en otro lugar de sujetas deseantes, y eso simbólicamente abre una puerta a territorios que son poco explorados en general por las mujeres y personas con vulva, como el placer”, detalló la integrante.

Por una ESI desde la primera infancia

El colectivo también promueve la defensa de derechos sexuales y reproductivos como el acceso al aborto seguro y gratuito, y la ESI desde la primera infancia. La integrante del grupo manifestó gran preocupación por que la anatomía del clítoris no se enseñe en las carreras vinculadas a la medicina en Chile, y específicamente en la rama de la ginecología. También destacó su ausencia en los textos escolares y en otros niveles de la educación chilena. Una realidad que se replica en varios países de la región.

Esto lo esbozó con un ejemplo muy claro: “Si a una persona tú le pides que cierre los ojos e imagine un pene, seguramente lo podrá hacer. Pero si le pides que cierre los ojos e imagine un clítoris, seguramente desconozca cómo es más allá de su parte visible”, que es el glande del clítoris, que se asoma en la parte superior de la vulva y está protegido por un pliegue o capuchón de piel, y representa una pequeña parte de su estructura, señaló.

Las activistas sostienen que la ESI es necesaria para que la “sexualidad sea vista como un continuo transversal en la vida humana”, porque “el acceso a la información genera más libertad para decidir y frenar la culpa”, porque es “sano conocer y hablar sobre nuestros cuerpos” y “estimula el pensamiento crítico y enseña a relacionarse desde el respeto y el cuidado”, plantea el colectivo en su dossier de presentación.

Garantizar los derechos sexuales y reproductivos viene de la mano de la promoción de espacios libres de cualquier tipo de manifestaciones de violencia hacia las mujeres y personas con vulva. En ese sentido, el colectivo también se ha manifestado en contra de la violencia sexual y, en particular, contra la violencia obstétrica en todas sus formas: desde el “silencio” o la “omisión” por parte de las y los profesionales de la salud a la hora de informar a la paciente sobre los procedimientos que va a practicar sobre su cuerpo, hasta el “constante cuestionamiento respecto de la capacidad o edad apropiada para gestar y para reproducirse”.

Además, la activista apuntó que “la gran mayoría de las consultas médicas” están enfocadas “hacia una hegemonía de mujer blanca y heterosexual” y “no hay atenciones ginecoobstétricas con enfoque de derechos y con perspectiva de género para personas trans, personas intersexuales y mujeres lesbianas”.

Pussypedia: la nueva enciclopedia de Larousse para “deconstruir prejuicios y responder a todas las preguntas”

La apertura de los debates feministas sobre el derecho al goce y placer de las mujeres y personas con vulva ha desatado varias iniciativas alrededor del mundo para difundir información sobre la genitalidad y sexualidad de estos grupos. Una de esas propuestas es la Pussypedia de Larousse, publicada en 2022.

La enciclopedia se basó en la página web pussypedia.net, creada en 2019 por la escritora estadounidense Zoe Mendelson y la ilustradora mexicana María Conejo, que, ante lo que consideraban una “alarmante falta de información accesible y precisa”, se propusieron recopilar información en revistas científicas sobre temas como el clítoris, la menstruación, la eyaculación femenina, la menopausia, enfermedades de transmisión sexual, higiene, la endometriosis, el punto G, las terapias hormonales, los tipos de orgasmo, la masturbación y juguetes sexuales, entre otros, según muestra la página web de Larousse. La información está distribuida en 32 capítulos junto a extractos de entrevistas hechas por las autoras a profesionales.

“El patriarcado tiene muchos trucos para hacer que las personas con pussy se sientan una mierda”, escribe Mendelson en la introducción de la obra, originalmente publicada en inglés. Por eso, su objetivo es doble: “informar y combatir la vergüenza” y “hablar desde una perspectiva más orientada al placer”, negado históricamente a las mujeres y cuerpos feminizados.

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