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Karina Núñez.

Foto: Mara Quintero

¿Con qué sueñan los hijos de puta?: un libro contra el estigma y la discriminación que viven las hijas e hijos de las trabajadoras sexuales

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La activista Karina Núñez presenta los anhelos de estas niñas, niños y adolescentes, a los que “con tan poquitas letras condenan a no soñar”.

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Leído por Abril Mederos.
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Estela quiere ser futbolista profesional para “viajar y conocer nuevos países” y ayudar a su madre y a sus hermanos. Federico sueña con ser actor, “no sólo de teatro, sino también de televisión”. La ambición de Evelyn es “ser cocinera de Masterchef” y “viajar por el mundo haciendo comida para que las personas prueben”. A Bruno le interesa “el tema de la tecnología y las reparaciones” y por eso asegura que le gustaría ser técnico informático.

Los sueños de Estela, Federico, Evelyn y Bruno están plasmados junto con los de otras nueve niñas, niños y adolescentes en ¿Con qué sueñan los hijos de puta?, el nuevo libro de la activista Karina Núñez, ex trabajadora sexual y fundadora de la Organización de Trabajadoras Sexuales de Uruguay (Otras). La publicación recopila los dibujos y relatos de hijas e hijos de trabajadoras sexuales que viven en Montevideo, Fray Bentos, Rivera y San José para visibilizar sus deseos, proyecciones y anhelos frente a una sociedad que los estigmatiza y discrimina por el oficio que tienen sus madres. “Reunimos estos testimonios en un primer libro para que no queden dudas sobre qué sueñan los hijos de puta. Pero no los del insulto cotidiano, sino aquellos a los que con tan poquitas letras condenan a no soñar”, asegura Núñez en el texto introductorio.

El libro se basa en la propia vida de la activista –de hecho, algunos de los testimonios corresponden a sus hijos– y recoge las experiencias de las familias de algunas de sus compañeras. La idea de hacerlo surgió “a raíz de un par de cuestiones que manifestaron las compañeras y, sobre todo, cómo el estigma de ellas lesionaba tanto a sus hijos”, contó la autora, en diálogo con la diaria. “En concreto, un par de casos de compañeras cuyos hijos se vieron afectados realmente por ser hijos de puta, pero ser hijos de puta de la forma más despreciativa en que la gente utiliza la expresión, y que no los quiere insultar a ellos, sino que hablan de las madres”, detalló Núñez.

El título no fue elegido al azar: busca, justamente, deconstruir la expresión “hijos de puta”, que se usa de forma despectiva y como insulto. “Cuando le decís ‘hijo de puta’ a alguien, hablás de una persona mala, no te referís a estos gurises chicos que recién están arrancando a abrir las alas. Entonces, desestructuremos este concepto”, exhortó la activista, que se presenta como “reduccionista” del trabajo sexual.

En la misma línea, Fabiana Condon, psicóloga especializada en violencia hacia niñas, niños y adolescentes e integrante de la asociación civil El Paso, señala en el prólogo que el título “provoca reflexión y revisión de ideas, valoraciones y prejuicios”. A través del libro, la experta invita entonces a “pensar sobre la producción social de los insultos y el lugar que les damos a los hijos de las putas”.

Al conocer las historias de estas niñas, niños y adolescentes, Núñez dijo que pudo “compararlas con las de dos generaciones anteriores a ellos”, las de sus madres y abuelas, “con sueños truncados”. “Ahora tenemos la posibilidad de que estos gurises puedan cumplirlos”, aseguró.

La presentación oficial del libro será el martes 12, a las 20.00, en la sede de la Sociedad Urbana de Villa Dolores (Alejo Rossell y Rius 1483). Durante esa instancia habrá música en vivo y un espectáculo de stand up que protagonizarán las trabajadoras sexuales. Unas horas antes, habrá otra actividad a puertas cerradas, en el local del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), donde sus hijas e hijos serán los protagonistas.

Estigma, discriminación y violencia

Las hijas y los hijos de las trabajadoras sexuales “sufren muchas veces la exclusión, la violencia de las personas y el estigma que daña a sus madres y a ellos. La doble moral, la violencia y la hipocresía generan sufrimiento, limitan los sueños y vulneran derechos”, asegura Condon en el prólogo y resume así las problemáticas que enfrentan. El libro, en ese sentido, se impone como una reivindicación del derecho de ellos y de sus madres a vivir una vida libre de estigmatización y violencia.

El problema principal es el estigma que se genera “cuando la gente se entera de que las madres son trabajadoras sexuales”, resaltó Núñez, y acotó que esto es más visible sobre todo en pequeñas localidades del interior. La activista contó que, tras una entrevista que brindó acerca de este libro, recibió un mensaje de agradecimiento de una persona de 42 años, hija de una trabajadora sexual, que lo vivió en carne propia hace más de dos décadas. “Simplemente con lo que soñamos los hijos es igualdad de condiciones y no estigmatización, que no te señalen por ser hijo de tal o cual, cosa que me sucedió a mí entre los años 1995 y 1999”, decía el mensaje, que Núñez leyó para la diaria. La persona contó que le costó “más del triple [de tiempo] terminar el bachillerato porque algunos de los profesores decían que uno no podía pasar con mejor calificación por ser hijo de una prostituta” y que tuvo que soportar que le dijeran en la calle “esa va a terminar como la madre”.

“Ella narra lo que le pasaba por ser hija de una trabajadora sexual hace muchos años, y hoy en día, en base a la ronda que hice para hacer este libro, vemos que sigue pasando”, lamentó Núñez.

La fundadora de Otras señaló que una consecuencia directa de ese estigma es el “desapego” que se genera entre las trabajadoras y sus hijos, “porque las madres, para que ellos no sufran, se trasladan a muchos kilómetros de donde viven, para que no sepan de qué trabajan”. Esto, entre otras cosas, deriva en dificultades para que la madre pueda afianzar el vínculo con sus hijos.

“La mayoría de la gente tiene en una nebulosa lo que somos. Han consumido demasiadas novelas americanas, aunque les pase por el frente la realidad”, consideró Núñez. Y aseguró que, si llegó hasta donde llegó, es para “hacer visible” la realidad de las trabajadoras sexuales, con todo lo que eso implica. “Creo que esa es mi función. Creo que para eso sobreviví”, apuntó.

Los sueños de las madres

Tal como sus hijas e hijos, las trabajadoras sexuales también sueñan. “Para mi futuro, quiero tener una vida digna, salud, y una economía estable. Poder tener un empleo bien”, dijo Noe, de 34 años. “Desde adolescente, mi sueño fue y es la alta costura y el corte y confección. Sé que voy a lograr ser costurera”, expresó Estela (51). Por su parte, Nicole (24) se proyecta como abogada, y Elizabeth (34) quiere ser enfermera. Jesy (42) fue breve pero contundente en cuanto a lo que quiere: un “cambio de vida”. Luna, a sus 40, persigue el sueño de la casa propia.

Otras trabajadoras sexuales relataron con qué sueñan para sus familias. “Una casa para mis hijos y que no pasen por lo que yo pasé”, aseguró Floriana (31). “Verlos terminar los estudios y ser alguien en la vida”, dijo Loren (36), y “salud y bienestar” fueron los deseos de Clari (27).

Estos y otros sueños aparecen escritos en el libro después de los de sus hijas e hijos. Para preservar su identidad, todas aparecen con los nombres que utilizan para trabajar. Algunas de ellas, además, compartieron sus trayectorias e historias de vida para la parte final de la publicación, que se titula “Vidas anheladas”.

Núñez contó que las trabajadoras involucradas en el libro van a llevarse su parte de dinero por la venta. A algunas de ellas eso les permitirá “no tener que pasar el invierno en la calle”.

Un primer paso

La tarea de Núñez no se limitó a plasmar los sueños de estas niñas, niños y adolescentes en un libro, sino que quiso dar un paso más para acercarse a cumplirlos. Por eso, organizó el encuentro que tendrá lugar en el local de UNFPA, que va a tenerlos de protagonistas y al que se podrá asistir únicamente por invitación. En total, van a viajar 17 y sólo cuatro conocen Montevideo, por lo que la visita será en sí misma una aventura. La autora aclaró que sus pasajes se van a solventar con lo que se recaude de la preventa del libro.

Esa misma jornada, gracias a la Intendencia de Montevideo, las hijas e hijos de las trabajadoras sexuales van a visitar el Planetario, pasear en el bus turístico e incluso tienen entradas para ir a ver una obra de teatro infantil, contó Núñez.

Pero, además, en la actividad a puertas cerradas, muchos mantendrán intercambios con personas que se dedican a lo que ellos sueñan. “Uno de ellos quiere ser actor: a él va a ir a saludarlo César Troncoso. Otro quiere ser profesor de Educación Física: hablamos con profesoras de Educación Física y van a ir a saludarlo. Hay otro que quiere ser carpintero y hablamos con un profesor de Carpintería de la UTU”, enumeró Núñez, emocionada. Al mismo tiempo, integrantes del colectivo Maestras Feministas van a ir a conocer a la niña que quiere ser maestra de jardinera y está previsto que Mario Carrero cante el clásico tema “A don José” a dúo con un chiquilín que desea ser cantor.

Fuera de ese encuentro, en el que habrá varios encuentros, ya pasaron otras cosas. Por ejemplo, Núñez consiguió una beca en un curso para un niño que quiere ser programador informático y logró que Sebastián El Loco Abreu les dedique un video a dos gurises que sueñan con ser jugadores de fútbol. Otro quiere jugar al fútbol específicamente en Peñarol: como no tuvo suerte con el presidente del club, la ex trabajadora sexual se contactó con hinchas y le van a regalar una camiseta con su nombre. La activista aseguró que también se comunicó con integrantes de la selección uruguaya de fútbol femenino porque el sueño de una niña es jugar allí; como en esa fecha el equipo no va a estar en el país, la invitaron a que participe en un entrenamiento. Estas son algunas de las historias. Hay otras que no se llegaron a concretar, pero Núñez aseguró que no se rendirá, que “este es el primer paso”.

“¿Sabés qué es lo que busco con esto? Que ellos puedan proyectarse en la imagen de alguien más por fuera del círculo. Porque es tanto lo que hace el estigma, que lo que hacemos las mamás es cerrarlos contra nosotras pensando que los tenemos protegidos, y en realidad lo que hacemos es achicarles el círculo”, explicó Núñez. E insistió: “Lo que busco es que, cuando ellos vengan acá, tengan la posibilidad de mirar más allá y poder verse reflejados, porque si vos no tenés en quién verte reflejado, es imposible que tu luz se expanda”.

¿Con qué sueñan los hijos de puta? Karina Núñez. Montevideo, 2022. 47 páginas.

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