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Nicolás Martinelli, Rodrigo Ferrés y Pablo Abdala, durante la recorrida por el Módulo 1 del Comcar. Foto: Ministerio del Interior.

Se reinauguró el módulo 1 del Comcar, que había sido destruido en un motín en 2013

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Implicó el trabajo de 100 personas privadas de libertad y tiene capacidad para alojar a 500 personas, que serán de otros módulos de la misma cárcel.

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El módulo 1 del Comcar fue destruido en un motín en 2013 en el que murieron dos personas privadas de libertad asesinadas por policías. Una década después fue reinagurado.

Tras ser reconstruido por unas 100 personas privadas de libertad, se realizó un evento en el que participaron múltiples autoridades: el secretario de Presidencia, Rodrigo Ferrés, la prosecretaria de Presidencia, Mariana Cabrera, el ministro de Desarrollo Social, Martín Lema, el ministro del Interior, Nicolás Martinelli, el director de la Policía Nacional, José Azambuya, y el director del Instituto Nacional de Rehabilitación, Luis Mendoza, entre otros.

En su oratoria, Martinelli saludó particularmente a “los protagonistas de hoy” que fueron “las personas privadas de libertad que pusieron su mano de obra e hicieron que esto fuera posible”. “Para nosotros es un gran día porque la reconstrucción de este módulo es un ejemplo de la política que estamos llevando adelante. Una política que tiene una mirada dual en la que reforzamos la estrategia de prevención y de represión al mismo tiempo que atacamos las causas del delito, bajando los niveles de reincidencia con el objetivo de combatir la inseguridad”, dijo el ministro.

Recordó que “este espacio se encontraba deshabitado desde 2014 a raíz del motín de 2013”. “Después del motín, el abandono fue tan grande que la estructura estaba en pésimas condiciones y sin la más mínima garantía de seguridad, lo que hacía inviable habitarlo”, resaltó. “Pasó una década, fueron años de mirar para el costado. Este gobierno decidió dejar de hacerlo. Por eso mismo, desde entonces se trabajó incansablemente para transformar este lugar en un espacio completamente renovado, capaz de albergar a 500 personas de manera digna y segura”, destacó Martinelli.

Según el ministro, “pasamos del abandono al hacer, pero no de cualquier manera, porque en esta obra trabajaron más de 100 personas privadas de libertad, que realizaron tareas de albañilería, de pintura, herrería, sanitaria, electricidad, parte de la estructura y de la carpintería; rejas o ladrillos hasta camas y puertas también fueron fabricados por ellos, incluso los soportes que vemos aquí, que sostienen la cinta bandera para esta reinauguración”.

“Esto quiere decir que la cárcel está dejando de ser una universidad del delito para formar a personas en oficios”, aseguró y explicó que “es parte de una política carcelaria que se centra en preparar a las personas para que cuando salgan tengan una alternativa a la conocida y que se puedan alejar del delito”. “Así, a través de valores, impulsamos la posibilidad de reinserción, estamos cambiando el paradigma, trabajando para prevenir el delito, pero también haciéndonos cargo de lo que pasa en las cárceles”, señaló.

Las condiciones de rehabilitación

Por su parte, Mendoza en su oratoria también recurrió a la memoria: “Esto nos trae el recuerdo. Yo era el director en esa época, la noche del 22 al 23, un martes de octubre del año 2013, hubo un motín grande. Primero hubo uno en el módulo 2 y unos meses después, en octubre, acá. En esa época, en 2013, había 3.003 privados de libertad y hoy estamos con 4.895 personas. Había 600 en este módulo y el incidente comenzó por el sector B, que está en el fondo, adelante tiene dos pisos que forman el sector A y atrás tiene tres pisos que son el sector B. Destruyeron, la Policía tuvo que pedir apoyo, yo vi esa noche, los que manifestaban subieron para la azotea. En la parte A había personas que estaban por seguridad y por orientación sexual [varones gay y mujeres trans], los cuales fueron evacuados después de cierto diálogo. Los internos que estaban amotinados subieron para la azotea, hubo diálogo, se entró, hubo que romper puertas, entramos a la azotea y la triste noticia de ese día fue que había dos muertos internos y dos heridos. Los fallecidos estaban uno en la azotea de esta parte A y el otro fallecido en el sector B”.

El director del INR de esa época y de ahora dijo que el módulo “siguió funcionando hasta el año 2015, aunque quedó destruido el sector B y el sector A con reparaciones”. “En 2015 había 260 personas privadas de libertad, hubo otro incidente en el cual fueron lesionados dos policías y ahí se cerró”, recordó.

“Quedó hecho una tapera sin ninguna utilidad, hasta que el año pasado, a partir de enero, se le dio esta obra al Polo Industrial. Ahí se empezó a trabajar con 100 personas privadas de libertad”, contó, y resaltó que “esto para nosotros tiene una importancia gigante”, porque “no es lo mismo que venga una empresa y lo haga”. “El significado de que los privados de libertad en 2013 lo rompieron y que en esta época los propios privados de libertad, otras personas, por supuesto, lo levanten y lo hagan de vuelta requiere un sentido de pertenencia”, aseguró.

“Es el orgullo de los internos que están acá, que con sus manos es una manera también de pagar la deuda de la sociedad”, afirmó, y acoto: “Ellos están pagando la deuda, pero con trabajo. Están arrepentidos y demuestran su arrepentimiento por el excelente trabajo que ustedes van a ver cuando recorran”.

Foto: Ministerio del Interior.

Sobre el módulo, mencionó que tiene 3.000 metros cuadrados divididos en cinco plantas con dos sectores por piso. El módulo tiene una capacidad para 500 plazas, con un total de 104 celdas. Cuenta con espacios para reuniones religiosas, espacios para talleres y dos grandes espacios de recreación. Se instaló un circuito de videovigilancia con cuatro cámaras en los patios de recreo, monitoreado desde la guardia del módulo. Resaltó que están trabajando en conjunto con Bomberos para obtener la habilitación. “Sabemos que muchos edificios públicos carecemos de esa habilitación”, indicó.

“El fin de las 500 plazas, que van a ir ocupándose en forma gradual, va a servir para descongestionar los otros módulos. Esto no va a aumentar, no queremos que aumente la capacidad del Comcar, sino que va a aflojar la cantidad de personas que reconocemos que hoy tenemos en el módulo 4”.

Aprovechó para recordar a las víctimas del sextuple homicidio ocurrido en este módulo semanas atrás. Indicó que es una “oportunidad, un recordatorio, para las seis personas privadas de libertad que fueron tristemente asesinadas por otros compañeros”. “Eso tiene que dejarnos enseñanzas”, señaló.

“Tenemos recomendaciones de la Oficina del Comisionado Parlamentario, y eso tiene que servir para, tanto los internos como nosotros, aprender que la vida de estas personas no fue en vano, y aprender de esta desgracia, que eso es un problema que tenemos de convivencia”, planteó Mendoza.

En este sentido, resaltó que “estas 500 plazas van a servir para, en forma gradual, descomprimir y vivir en forma digna, donde hoy están viviendo 45 privadas de libertad como un plan piloto, tienen las mínimas condiciones que requieren las Reglas Mandela para la privación de libertad, donde la rehabilitación sea posible”.

“Reconocemos también que tenemos módulos más dificultosos, que hay módulos donde hay hacinamiento, que módulos como el 10 y el 11 no tienen las condiciones mínimas para rehabilitar, somos conscientes de eso, estamos trabajando, y esto es la muestra de que estamos trabajando para dar las condiciones mínimas de rehabilitación”, señaló”.

En rueda de prensa, el director del INR indicó que “todos los reclusos que vayan al módulo 1 van a ser evaluados, y todos los traslados internos serán evaluados por la Junta de Traslados de esta unidad, por el director de la cárcel y supervisadas por mí”.

Consultado sobre la necesidad de implementar más medidas alternativas para descongestionar el sistema, Mendoza dijo que “no entra en temas políticos” y que “lo que les puedo decir es que yo tengo que crear, como en este caso, más lugares de alojamiento para que las personas que están privadas de libertad, que la Justicia dispuso que estuvieran en el INR, vivan en condiciones humanas, aceptables”. “Como en este caso, yo tengo que limitarme a que las personas que la Justicia dispone para que vengan acá vivan bien. Y en este caso son 500 plazas que van a ser ocupadas por gente que hoy está viviendo en módulos, en habitaciones para cuatro personas, donde a veces viven ocho o nueve”, afirmó. “Por eso, eso no va a solucionar, pero descongestiona la cantidad de gente que habita por celda, la cual supera la cantidad para la que fue creada”, concluyó.

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