Las relaciones entre los gobiernos de Francia e Italia se encuentran en un momento de alta tensión a causa de la crisis generada por la recepción de cuatro barcos con migrantes que desde hace más de tres semanas están esperando en el Mediterráneo para atracar en Europa: dos con bandera noruega, el Ocean Viking, con 234 inmigrantes, y el Geo Barents, con 572, y dos con bandera alemana, la Rise Above con 95 y la Humanity 1 con 179.
Este jueves el ministro del Interior del Ejecutivo que preside Emmanuel Macron, Gérald Darmanin, dijo que su país recibirá “excepcionalmente” al Ocean Viking, uno de los barcos que está desde hace semanas navegando por el Mediterráneo con migrantes, en su gran mayoría africanos, que fueron recogidos de las embarcaciones precarias con las que pretendían arribar a Europa. El Ocean Viking llegará el viernes al puerto de Toulon, anunció Darmanin, quien remarcó que esta recepción será puntual, dando a entender que esta actitud no se pretende reproducir con otros barcos, al menos a corto plazo.
El jueves la embarcación se acercó a la isla francesa de Córcega, donde en una operación de rescate un equipo médico asistió a tres personas que fueron derivadas por razones de salud a un hospital de la ciudad corsa de Bastia, informó el diario parisino Le Figaro.
La recepción del Ocean Viking fue objeto de un duro enfrentamiento entre París y Roma y difíciles negociaciones entre Emmanuel Macron y su homóloga Giorgia Meloni, que no lograron ponerse de acuerdo sobre el tema. Elegida en particular bajo la promesa de poner fin a las llegadas regulares de transatlánticos humanitarios, la jefa del gobierno derechista y líder del partido Hermanos de Italia se opuso a las demandas de sus vecinos, quienes la instaron unánimemente a respetar el derecho internacional y europeo, y a someterse a la llamada regla del “puerto más cercano”. El fin de semana Italia había accedido a permitir el descenso en sus puertos a algunos migrantes, aunque con ciertas condiciones de selectividad.
De acuerdo a lo que informó ANSA, durante las negociaciones con Macron, Meloni remarcó la “legalidad” con la que se maneja su gobierno.
En este marco de enfrentamiento con las ONG encargadas de recoger a los migrantes, la mandataria derechista italiana dijo que a bordo de los barcos viajan “migrantes, no náufragos”.
Ante esta situación, Darmanin denunció “la elección incomprensible” de Italia. El jerarca dijo que en respuesta a este “comportamiento inaceptable” el gobierno francés decidió suspender de manera unilateral el acuerdo para recibir el año que viene a 3.500 refugiados que actualmente se encuentran en Italia.
Los dichos de Darmanin generaron la reacción de su par italiano, Matteo Piantedosi. “La reacción que está teniendo Francia ante la solicitud de acoger a 234 migrantes, cuando Italia acogió a 90.000 sólo este año, es totalmente incomprensible ante los continuos llamamientos a la solidaridad para estas personas. Pero también muestra cuán firme y decidida es la postura de otras naciones frente a la inmigración ilegal. Lo que no entendemos es por qué Italia debería aceptar con gusto algo que otros no están dispuestos a aceptar”, expresó el ministro italiano, en declaraciones consignadas por el diario milanés Corriere della Sera.