Tras una larga jornada de tensión, sobre las 21.00 del miércoles, el presidente argentino, Javier Milei, anunció la firma de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) con centenares de artículos y 30 medidas que apuntan a la reforma del Estado y desregulación de la economía. El decreto abarca regulaciones de temas diversos como los alquileres, los precios, el abastecimiento, el funcionamiento de las empresas públicas y el derecho laboral.
La respuesta no se hizo esperar. Minutos después de finalizada la conferencia, de unos 15 minutos, de forma espontánea se generaron cacerolazos en distintos barrios de Buenos Aires, que se convirtieron en movilizaciones en distintas ciudades del país, donde miles de argentinos mostraron su descontento a través de cánticos y bocinazos.
La jornada había comenzado agitada con la primera movilización multitudinaria bajo el nuevo gobierno. La marcha fue relativamente tranquila pese a los anuncios del nuevo protocolo antipiquetes que incluyó advertencias de sanciones a los manifestantes por parte de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello.
Cuando estas protestas, motivadas por la conmemoración de la marcha transcurrida durante la crisis de 2001 y en la muestra de descontento con las medidas económicas anunciadas la semana pasada, parecían apagarse, los anuncios de Milei durante la conferencia de prensa reavivaron la llama.
Entre otras cosas, el presidente anunció cambios en el régimen laboral y derogación de leyes y privatizaciones. Esto, en el marco de un plan general, que, según explicó, va en contra de la “casta política” y el “colectivismo”.
Las redes sociales sirvieron de eco y registro de los diferentes lugares donde los vecinos se manifestaron. Por ejemplo, hubo protestas en los barrios porteños de Caballito, Almagro, Villa Crespo, Palermo y Constitución. Las muestras de descontento se extendieron también en la capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata, y en distritos como Quilmes, Lanús y Lomas de Zamora, entre otros.
Uno de los principales puntos de concentración en la ciudad de Buenos Aires fue la plaza del Congreso, donde miles de personas autoconvocadas se congregaron durante la madrugada. El desarrollo de la concentración se dio sin presencia policial y con un desenvolvimiento por parte de los ciudadanos en forma pacífica, donde sóolo algunos se treparon a las rejas ubicadas en el frente del edificio del Congreso Nacional, según La Nación.
También hubo “ruidos y bocinazos en la residencia presidencial de Olivos, según Clarín.
Este medio confirmó también que hacia las 4.00 de este jueves “todavía quedaba un nutrido grupo de personas congregadas sobre la avenida Entre Ríos”, vía de tránsito próxima al Congreso.
En el interior del país hubo movilizaciones en Mar del Plata, Neuquén, Bariloche, Viedma y Río Grande, entre otras ciudades.