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Observadores internacionales visitan uno de los centros de votación para verificar la instalación de los colegios electorales que se utilizarán en las elecciones presidenciales, en Caracas.

Foto: Yuri Cortez, AFP

Este domingo se pone en juego en Venezuela la continuidad de 25 años de chavismo

7 minutos de lectura
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La campaña electoral fue marcada por denuncias de persecución política, advertencias cruzadas y dudas sobre el reconocimiento de los resultados.

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La desconfianza mutua entre el oficialismo y la oposición dominó la campaña electoral hacia las elecciones del domingo en Venezuela y se expresó hasta último momento en los discursos, cargados de acusaciones y advertencias.

Esa desconfianza también se extiende a las encuestas. La intención de voto varía a tal punto de un sondeo a otro que cualquiera de los dos principales candidatos a la presidencia, el oficialista Nicolás Maduro o el opositor Edmundo González Urrutia, puede aparecer como el favorito con una amplia ventaja sobre el otro.

Para Diosdado Cabello, vicepresidente del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, hay una “guerra de encuestas” en la cual la oposición es capaz de atribuirse “150% de las preferencias”.

Según el diario El Nacional, muy crítico con el gobierno, varias encuestadoras con larga trayectoria en el país dan como ganador a González, el candidato de la coalición Plataforma Unitaria Democrática, con más de 50% de intención de voto. Otras consultoras, que según advierte el periódico no son tan conocidas o son nuevas, miden una clara ventaja para el presidente Nicolás Maduro, con apoyos que en algunos casos llegan al 70%.

Telesur cita varias encuestas que dan por ganador a Maduro, incluso una, la de International Consulting Services, en la que el presidente arrasa con 71,6% de intención de voto frente a 23,9% de González. Si bien compiten otros ocho candidatos, ninguno de ellos aparece en los sondeos con posibilidades reales de llegar a la presidencia.

En este escenario de división en dos bandos, tanto el oficialismo como la Plataforma Unitaria Democrática aseguran que van a ganar. En el caso de la oposición, incluso comenzó a hablar sobre un proceso de transición.

“Queremos que el lunes Venezuela vea al presidente electo de la República Edmundo González Urrutia tendiendo los puentes que hay que tender para que Venezuela tenga paz por primera vez en 25 años”, dijo la dirigente opositora Delsa Solórzano. “Maduro [...], te vamos a invitar a conversar, nosotros queremos la Venezuela del encuentro, la Venezuela del abrazo, la Venezuela de la paz, y aquí tiene que iniciar la transición”, agregó.

Sin embargo, en el caso de Venezuela, la confianza en el triunfo propio viene de la mano de una resistencia a aceptar una eventual derrota o de acusaciones al oponente de actuar de manera ilegítima para incidir en los resultados.

La oposición denuncia persecución política

En estas elecciones se juega la continuidad de una dirigencia que ha permanecido en el poder desde 1999, primero con Hugo Chávez como presidente, y desde su muerte, en 2013, con Maduro al frente del Ejecutivo.

La oposición afirma que el gobierno ha puesto en marcha toda su estructura para perseguirla, tanto desde el aspecto electoral como desde las fuerzas de seguridad. Según denunció esta semana el equipo de González, fueron detenidos seis trabajadores contratados para trasladar equipos de sonido en camiones para uno de los últimos actos de campaña, el martes, en la ciudad de Maracaibo.

El coordinador regional de su campaña, Gustavo Ruiz, dijo que los camiones fueron “retenidos” y que además la líder de la Plataforma Unitaria Democrática, María Corina Machado, sufrió “toda una serie de inconvenientes en el camino” a esa ciudad y que le prohibieron viajar en avión dentro del país.

Machado, una derechista que aboga por las privatizaciones y el repliegue del Estado, había sido elegida por la alianza opositora como candidata a la presidencia, pero está inhabilitada para postularse a cargos.

La segunda opción de la Plataforma Unitaria Democrática fue Corina Yoris, con un perfil académico. Pero cuando faltaban pocas horas para que terminara el plazo de registro de los candidatos, Yoris denunció que el sistema de inscripción digital no le otorgaba las claves que necesitaba, pese a que no tenía ningún impedimento legal o administrativo para postularse.

Por entonces circuló la información falsa de que no podía inscribir su candidatura porque tenía, además de la nacionalidad venezolana, la uruguaya, lo cual sería un impedimento para acceder el cargo. Finalmente, la oposición optó una tercera opción, el diplomático Edmundo González.

También el nuevo candidato fue objeto de noticias falsas y especulaciones acerca de su salud. El propio Cabello llegó a decir que “no está bien de salud” y que por eso evitaba mostrar sus brazos. “No sufro de ninguna enfermedad terminal. Sólo tengo unas manchas en la piel que son producto de fragilidad capilar”, dijo González, de 74 años, y mostró su brazo derecho, informó France 24. Además les advirtió a “quienes le han metido la mano al erario público, esas manchas no se quitan”, y agregó: “Por todo eso es que el 28 de julio vamos a ganar”.

Semanas después, cuando González faltó a un acto de campaña porque tenía gripe, Cabello se burló y dijo, sin nombrarlo, que si “le cae una lluvia le da moquillo”, una enfermedad canina, y que “no aguanta ni siquiera un acto”, citó la agencia Efe. En cambio, dijo Cabello, Maduro “tiene buena salud” y soporta “no uno, ni dos, ni tres: hasta cuatro y cinco actos por día”.

En cualquier caso, quien ha encabezado los actos de campaña de la oposición es Machado, y su liderazgo no está en disputa en la coalición opositora. Tanto es así que González anunció que Machado ocupará el cargo “que ella desee” en el gobierno si él gana la presidencia.

A las denuncias de la oposición se suman las de organizaciones civiles como Foro Penal Venezolano, según el cual hubo 124 detenciones arbitrarias este año, 102 de estas vinculadas a la campaña electoral. Además, seis colaboradores de Machado se refugiaron en la embajada de Argentina después de denunciar persecución política.

El oficialismo denuncia sabotaje

También el oficialismo denuncia tramas en su contra, entre ellas un supuesto plan de sabotaje del sistema eléctrico. Por este caso fue detenido el empresario Ricardo Albacete. La Fiscalía lo acusa de haber robado materiales de la empresa estatal Corpoelec que retenía almacenados en un galpón. El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo a CNN que Albacete, además, se vincula con organizaciones de ultraderecha de su país y de Colombia. “De hecho, ha tenido que ver con situaciones criminales, delictivas, ocurridas en Colombia. Por lo tanto, esa es una línea de investigación que vamos a desarrollar”, dijo semanas atrás.

La defensa de Albacete afirma que su detención es un castigo porque alojó en su casa a Machado cuando la dirigente visitó el estado de Táchira y le regaló el llamado “Corina móvil”, un camión al que se le instaló una plataforma sobre la cabina para que la dirigente saludara desde allí a sus seguidores.

En este clima, oficialismo y oposición se acusan mutuamente de tener planes de desconocer el resultado electoral del domingo. La oposición está convencida de que va a ganar, pero no confía en que las autoridades electorales proclamen su victoria, y el oficialismo asegura que la Plataforma Unitaria ya está decidida a desconocer la victoria de Maduro.

En junio, el presidente venezolano propuso que todos los candidatos firmaran un compromiso en el que se obligaran a reconocer los resultados, pero González lo rechazó. “Firmar un acuerdo ¿para qué? El primero que ha violado los acuerdos que firma es el gobierno. Ahí tenemos los acuerdos de Barbados que se han quedado en letra muerta”, dijo. Para Machado, el acuerdo era una “imposición unilateral”.

Durante un acto de campaña, Maduro afirmó que los planes de la oposición de desconocer los resultados involucran a medios internacionales. “Ellos tienen planes para gritar fraude, están tratando de manchar el proceso electoral y la basura de CNN en la punta de lanza, y la basura de la agencia EFE de España, de AFP de Francia y AP de Estados Unidos, son los mismos de siempre, la basura de medios internacionales”, dijo.

La región está atenta

Pero las declaraciones más resonantes de Maduro en esta campaña fueron las que hizo en otro acto, en un barrio de Caracas: “Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fratricida producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito y la más grande victoria de la historia electoral de nuestro pueblo”.

“Me asusté con esa declaración”, dijo el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. Señaló que se debe “respetar el proceso democrático” y que en democracia, “el que pierde se lleva un baño de votos, no un baño de sangre”. El líder del Partido de los Trabajadores agregó: “Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones”. En su opinión, “cuando a un dirigente se le pone en la cabeza que él es imprescindible o insustituible, ahí es que comienza a nacer el espíritu del dictador”.

El presidente de Chile, Gabriel Boric, coincidió con él. “Concuerdo y respaldo las declaraciones de Lula: no se puede amenazar bajo ningún punto de vista con baños de sangre”, dijo. “Por el bien de Venezuela y de toda América Latina”, Boric pidió que las autoridades venezolanas aseguren “el normal desarrollo del proceso electoral con garantías, en especial para la oposición, otorgando un irrestricto respeto a los resultados que sean debidamente acreditados”.

Por hacer declaraciones similares, el expresidente argentino Alberto Fernández, que tenía previsto viajar como observador de estas elecciones, debió cancelar su visita a Venezuela. El gobierno de Maduro le pidió que no fuera porque había demostrado su falta de “imparcialidad”.

“Debo aclarar que no comprendo tal malestar”, manifestó Fernández. “Sólo dije que en una democracia, cuando el pueblo emite su sufragio, ‘el que gana, gana y el que pierde, pierde’, y si el oficialismo fuera eventualmente derrotado debía aceptar el veredicto popular”, dijo.

A su vez, declaraciones de Maduro que cuestionaban otros sistemas electorales, entre ellos el de Brasil, determinaron que el Tribunal Superior Electoral brasileño anunciara que debido a esas “declaraciones falsas” decidió no enviar observadores a Venezuela para las elecciones del domingo.

Sí está previsto que asistan misiones de observadores del Centro Carter, del Consejo de Expertos Electorales de Latinoamérica, de otras organizaciones provenientes de África y una misión de Naciones Unidas para verificar las elecciones junto a invitados del Consejo Nacional Electoral venezolano.

También la oposición espera invitados, anunció Machado. Dijo que convocó a más de 200 personas de las cuales 60, provenientes de 12 países de América y Europa, confirmaron que asistirían. No dijo quiénes son sus invitados, pero el viernes se conoció que viajará una delegación del derechista Partido Popular español.

Uno de esos dirigentes, Esteban González Pons, manifestó que si el gobierno –que dispuso un estricto control de las fronteras por las elecciones– no les permite ingresar, “desvelará sus intenciones” al hacerlo y colocará “en una posición indecente” al expresidente socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, que actuó como mediador entre el oficialismo y la oposición venezolanas en varias ocasiones, informó Europa Press.

A los invitados se suman también distintas manifestaciones de respaldo. Machado comunicó en su cuenta de Twitter que recibió llamadas de los presidentes de Argentina, Javier Milei, Paraguay, Santiago Peña, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, entre otros.

La oposición, además, cuenta con el respaldo de varios exgobernantes de derecha de la región reunidos en el Grupo Libertad y Democracia, que incluye entre sus miembros al autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó. Este grupo manifestó que “el próximo 28 de julio existen sólo dos escenarios posibles: el contundente triunfo de la efervescencia democrática o el abusivo robo de las elecciones por parte del régimen dictatorial de Nicolás Maduro”.

Por su parte, el oficialismo ha recibido, entre otros, el apoyo del expresidente boliviano Evo Morales, que manifestó su deseo de que “el chavismo gane en Venezuela”, de las Madres de Plaza de Mayo, que se declararon “convencidas de que la revolución bolivariana volverá a imponerse en las urnas”, y del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, que auguró una “gran victoria” de Maduro.

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