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Marcha de la bronca: resistencia a la soberbia y el cinismo

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Se acabó el tiempo de reclamar diálogo. El señor presidente nos ha cerrado las puertas en la cara y ha sido categórico. Manda él. Sólo rodeado por su guardia pretoriana de mayor confianza. Consultando pico a pico con sus socios de coalición. ¿El Grupo Asesor Científico Honorario? Gracias por los servicios y el prestigio prestado.

Ha tomado decisiones temerarias. Parecen no representar ningún dilema ético. No sólo con las medidas de restricción de movilidad social que conspiran contra la velocidad de vacunación, sino también con esa otra curva mortífera creciente de la pobreza y el desempleo. El Sistema Nacional de Emergencias no da cifras sobre este último aspecto, pero se siente en los hogares, en las calles. También en la red de ollas populares. Son testimonio de la fuerza de la comunidad organizada a la que hoy debemos apostar como forma de construcción de una resistencia necesaria.

Hace ya un año, economistas de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República1 advirtieron acerca de los niveles crecientes y ofensivos de pobreza. Más tarde supimos que 100.000 personas cayeron en la pobreza. La encuesta de hoy: se presentaron 250.000 personas para los jornales solidarios. Los economistas añadieron que esta caída es un agujero difícil de reconstruir. Respuesta: dogmatismo negacionista.

La divisa ideológica del señor presidente es un neoherrerismo luisista.

Su principal objetivo, obsesivo incluso por el estrecho margen electoral, es liquidar, en términos de guerra, todo aroma de izquierda. En lo político, en lo social y en lo cultural. Eso incluye todo vestigio de batllismo, de estado de bienestar.

El paro de 24 horas convocado por el PIT CNT para el 17 de junio es justo.

Podría pensarse, incluso, que un paro de varios días, por añadidura, lograría, en forma autogestionada y en términos de salud pública bajar la movilidad social.

Este paro y todas las movilizaciones de protesta que se avecinan comienzan a reclamar que se garanticen derechos humanos fundamentales como el de la vida y el de la salud. Exigen la presencia responsable del Estado y del gobierno, tal como lo establece la Constitución, que es quien debe hacerse cargo y no dedicarse a trasladar responsabilidades a la ciudadanía.

El presidente, su séquito y los otros

Nuestro presidente ni siquiera admite que la salud sea un asunto de res pública. Se ha rodeado de un séquito de allegados de íntima confianza, elegidos como guardia pretoriana: la barra de jóvenes luisistas. Los “socios” de la coalición, más que socios, parecen vasallos. Los demás, incluidas las sociedades médicas y científicas (sospechosas de izquierdismo) somos siervos de la plebe.

Lacalle Pou lo explicó muy bien con un mal ejemplo, el del truco de seis, en la entrevista con Blanca Rodríguez, que usó para justificar la no existencia de una mesa política de coalición. Se hace el canchero, pero es chambón: en el truco de seis no existe el pico a pico con todos. Se hace, luego de la redondilla, sólo con uno del trío contrincante. Debería usar ejemplos de surf.

El ejemplo del “malla oro” fue malo también. Dijo: son los que “tiran” del pelotón. Si hay alguien que no hace el gasto, que no tira, poniéndose al frente de la carrera, es el malla oro. Va protegido en medio del pelotón, y el gasto lo hacen otros de su equipo. En realidad, sin ser psicoanalista, cometió un acto fallido, un lapsus. Se le escapó la verdad.

Verbigracia: preguntado sobre los beneficios de los sectores con actuales récords de exportaciones,2 dio la callada por respuesta.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sido más elocuente y plantea rotundamente la necesidad de gastar lo que sea y de gravar a los que más tienen para salir de esto. Es elemental: cualquier liberal serio está preocupado por la vigencia del sistema. Nuestros liberales son de pacotilla y ven las ganancias a cortísimo plazo.

Liberalismo trasnochado

La libertad responsable ha devenido credo religioso. Es un liberalismo ambivalente. Sólo ha servido para generar culpa, para trasladar la responsabilidad de los contagios y las muertes a una ciudadanía con miedo.

Las responsabilidades individuales importan, cómo no. En primer lugar, las de las conductas ejemplares de los gobernantes. Asados incluidos, y no vale la autocrítica. Velorios incluidos, y no bastan las multas. Cardenal incluido, y que lo perdone Dios.

El gatillo inflexible de los 60 muertos y los 4.000 contagios diarios (por ahora) empieza a tener rostros, nombres, gente querida que se nos va.

Pero, fundamentalmente, con la presencia directriz, solidaria y garantista del Estado. A falta de esto, inducir a que todos y todas nos hagamos cargo de la situación mortífera es infame, injusto y ofensivo.

El presidente apela a la libertad responsable, pero no cree que la ciudadanía sea capaz de asumir un período de movilidad restringida. Esto implica, obviamente, que está llamando a algo en lo que, a priori, no cree. Por lo tanto, miente o es cínico. Rechaza esa propuesta porque no quiere sacar “a los verdes y a los azules”, como si la premisa “movilidad restringida” implicara necesariamente resistencia de la población.

Los rostros de muertes evitables

En su estrategia de comunicación, Lacalle Pou recurre a seducir con ínfulas de seguridad arrogante, a generar ilusiones a una sociedad con miedo. A usar y abusar de un mecanismo de defensa denominado renegación o desmentida. “La desmentida (renegación) es un mecanismo de defensa ante la angustia de la amenaza. No implica la anulación de la percepción. No es un rechazo del mundo exterior. Se rechazan las consecuencias que la percepción provoca sobre una creencia previa que se quiere mantener. La desmentida es una defensa fallida que sólo logra a medias su objetivo”.3

Pero cuidado. Las secuelas serán devastadoras para el pueblo, que encontrará las formas para resistir. Pero también lo serán para el arrogante que se autoconvence, que queda contagiado de sus propias renegaciones e ilusiones. Hay ejemplos.

Crecen la indignación y la bronca

La protesta será, ahora, protagonista de la realidad. Incluso para combatir el miedo. El gatillo inflexible de los 60 muertos y los 4.000 contagios diarios (por ahora) empieza a tener rostros, nombres, gente querida que se nos va. Será necesario que sus fotos comiencen a estar en la calle para que no hayan muerto en vano. No sólo por indignación. Será también un reclamo por los valores y derechos humanos elementales que están siendo vulnerados debido a la ceguera dogmática del señor presidente y su gobierno. “Bronca que también es esperanza, marcha de la bronca y de la fe”.

Milton Romani Gerner fue embajador ante la Organización de los Estados Americanos y secretario general de la Junta Nacional de Drogas.


  1. Mauricio da Rosa y Matías Brum. Instituto de Economía, FCEA. http://fcea.edu.uy/images/dtoeconomia/Blog/Estimaci%C3%B3ndelefectodecortoplazodelacovid-19enlapobrezaenUruguay.pdf 

  2. En marzo, las exportaciones uruguayas totalizaron 843 millones de dólares, lo que representa una suba de 25,5% en comparación con el mismo mes del año pasado. Según el Informe mensual de comercio exterior correspondiente a marzo, que elabora Uruguay XXI, el incremento se debe principalmente “a mayores exportaciones de madera y productos de madera, carne bovina, celulosa y trigo” (Fuente: la diaria). 

  3. Erich Schulz von Thund, Über Gewissheit, “Sobre la certeza”, Página 12, suplemento Rosario. 

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