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Ministro de Salud Pública, Daniel Salinas.

Foto: Alessandro Maradei

Según Salinas, Uruguay gestionó “exitosamente” la pandemia y pidió no centrarse “en el negativismo ni el negacionismo”

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En 2021 hubo 6.363 muertes más que en 2019: 5.450 fueron por covid-19.

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A casi dos años de haber asumido como ministro de Salud Pública, Daniel Salinas recibió a la diaria en su despacho, con un escritorio repleto de informes y la computadora a mano. La entrevista tuvo lugar el martes –antes de que se conociera la detección del nuevo linaje de la variante ómicron en el país– en medio del descenso de casos de covid-19 con respecto a la situación de comienzo del año. Salinas atribuyó al coronavirus el “exceso de mortalidad” que se registró en 2021, pero destacó que bajaron las muertes por cáncer, las enfermedades cardiocirculatorias y respiratorias (excepto la covid), así como la mortalidad infantil y el embarazo adolescente.

“Yo no soy político”, decía el ministro en entrevista con el semanario Crónicas en julio de 2021, pero la semana pasada, luego de haber comenzado a participar en actos de campaña en defensa de la ley de urgente consideración (LUC), reafirmó en rueda de prensa su condición de político y la necesidad de defender esa ley así como a la coalición, para que gobierne “fuerte y unida” hasta 2025. Al menos por ahora, Salinas pone cara de asombro cuando se le nombra la posibilidad de ser candidato a la presidencia de la República.

Con 36.000 casos activos de covid después de haber tenido 86.000 hace un mes, ¿puede decirse que pasó lo peor?

Uno no puede decir exactamente que pasó lo peor, pero uno tiene la impresión de que en esta ola de ómicron, sin lugar a dudas, el punto de quiebre ya está marcado. En casos nuevos bajamos de 13.000 a 3.700, en cuanto a internados en cuidados moderados bajamos más de 200 camas, más de 20%, y en CTI la tendencia es a la baja, de 178 a 153, que son con covid, y llevo un ratio de positividad: estuvo en su pico máximo de 49% el 26 de enero y ahora está en 32%.

Pienso que están encaminadas las cosas en esta segunda ola que tuvo Uruguay de ómicron. Jugó muchísimo acá –porque ves los números y el ratio de mortalidad es muy bajo, el más bajo de las Américas, de hecho– la alta tasa de vacunación y de las terceras dosis, porque prácticamente se acumularon un poco más de 400.000 casos desde el 1º de enero hasta ahora, y la tasa de mortalidad es diez veces menor que en el momento más complicado de 2021.

Pero no se sabe en cuánto de eso influyó la levedad de ómicron y en cuánto la vacunación, más allá de que la tasa de mortalidad en personas no vacunadas fue mayor.

Sí, y a su vez, dentro de los vacunados, hubo una alta incidencia de comorbilidades graves y una edad media muy elevada, que está entre 77 y 78 años, en enero y febrero. Yo creo que [sin esta cobertura de vacunación] sin lugar a dudas se podría haber precipitado lo que pasó en otros países, en donde se congestionaron los CTI. Acá en ningún momento pasó de 63%, y más que nada es con covid, no por covid. Lo otro interesante es que muchos de los que ingresaron vacunados no tuvieron que ser intubados, a diferencia de los no vacunados. Nosotros tenemos los datos preliminares de mortalidad de 2021 y covid nunca fue lo primero: sigue estando primero cardiocirculatorio, segundo cáncer y tercero covid. El exceso de mortalidad que hubo durante 2021 no fue por aparato circulatorio ni por cáncer, fue por covid, a expensas de covid. Normalmente las enfermedades cardiocirculatorias eran 25%: en 2019 25,4%, en 2020 25,4% y 22,2% en 2021, y la mortalidad por tumores en 2019 era de 24,2%, 25% en 2021 y 20% en 2021.

En 2020 la mortalidad por covid fue de 0,55%; en 2021 fue de 13,4%, y en números absolutos se imputaron 5.450 casos, según datos preliminares de nuestro Departamento de Estadísticas Vitales. En 2022 el impacto [de ómicron] va a ser fuerte, pero después sería de esperar que bajara. Bajaron todos los ratios: tenemos 820.000 casos, de los cuales ahora son la mitad, y de enero a febrero hubo 731 fallecidos por covid o con covid. Eso se dilucida después.

¿Se va a dilucidar?

Sí, siempre se dilucida con el certificado de defunción, estudiando; hemos visto algún elemento en los certificados de defunción que de pronto no profundiza demasiado, porque hay causa a, b, c y comorbilidades y a veces ni siquiera ingresó la persona, tuvo un PCR positivo y eso va en el certificado de defunción; pero es un acto médico, siempre la responsabilidad es del médico, y hasta ahora han sido bastante coherentes los resultados que encontramos con respecto al exceso de mortalidad.

Se ha hablado mucho del exceso de mortalidad, incluso hubo un dato un poco apresurado de un colega que hizo un informe: el total de muertes en 2019 fue 34.807, en 2020 fue 32.638 y en 2021 habrían sido 41.170, quiere decir que son 6.000 más que en 2019; y bueno, hay 5.450 muertes de covid, pero nadie menciona que en 2020 hubo 2.200 muertes menos [que en 2019]. El promedio de estos dos últimos años sería 36.904 y el bienio anterior fue de 34.465, es decir que hubo un incremento con la pandemia, pero estuvo dado sobre todo en 2021. Hubo más muertes por covid pero menos muertes por enfermedades respiratorias: si mirás por respiratorio de 2015 a 2019 en términos absolutos, hubo 3.502 muertes promedio por año, y en 2021, excluyendo covid, fueron 3.092, o sea, hubo 400 muertes menos por año.

En cardiocirculatorio de 2015 a 2019 hubo 8.966 muertes y en el bienio 2020 y 2021 hubo 8.715. En cáncer de 2015 a 2019 hubo 8.232 fallecimientos y en 2021 fueron 8.225, o sea que se mantiene, porque nunca se suspendieron las cirugías, se mantuvieron los tratamientos del Fondo Nacional de Recursos [FNR], las radioterapias, las quimioterapias, y todo el tema del tamizaje ‒que hubo cierto déficit durante 2020‒ se recuperó fuertemente en 2021.

Corralito mutual

Con más de 2.000.000 de personas habilitadas para cambiarse de institución, durante la apertura del corralito mutual de 2021 lo hicieron 31.000 personas, es decir, 1,5% del total de habilitados. ¿Por qué fue tan bajo el porcentaje? Según Salinas, “porque se evitó la intermediación lucrativa y el gasto excesivo en publicidad”. Luego de la detección de episodios de intermediación lucrativa, en marzo de 2017, no se abrió el corralito mutual por dos años, hasta 2020, cuando el cambio empezó a hacerse por el sistema informático de Movilidad Regulada (MORE).

La administración de Salinas introdujo otros cambios: en lugar de concentrarse en febrero, los cambios transcurren de marzo a diciembre (aunque cada persona puede hacerlo sólo durante el mes que le toque, según el dígito verificador de su cédula), y se bajó de tres a dos años el plazo de antigüedad en la institución de la que quieran cambiarse los usuarios.

Salinas considera que fue un acierto extender los meses de movilidad, porque de esa forma no se generan cambios bruscos en las instituciones. Comentó, además, que en la administración del exministro Jorge Basso había trascendido que las mutualistas gastaban cerca de 6.000.000 de dólares en publicidad durante enero y febrero para captar socios. Por el momento no hay punto de comparación: Salinas respondió que desconoce cuánto fue el gasto en publicidad en 2021, aunque opinó que “es muy visible que hay menos”.

En la apertura del corralito de 2021 el que más perdió fue ASSE: 12.764 usuarios del Fondo Nacional de Salud.

Robinson Rodríguez, director del Instituto Nacional del Cáncer (INCA), dijo a principios de febrero que se recuperó el nivel de tamizaje en el INCA, ¿qué pasó a nivel privado?

Él es el presidente de la Comisión Honoraria de Lucha contra el Cáncer, ahí hay un nodo de imagenología que recolecta diagnósticos por teleimagen: en 2021 tuvieron más informes en el nodo de mama que en 2020 y en 2019, es decir, fue mayor que en los niveles prepandemia, y 14.000 papanicolaou [PAP] más. En el interior hubo mayor continuidad asistencial, y en Montevideo un poco descendió y ahora con la nueva variante no suspendimos ningún servicio. Le llamamos ‘las lecciones aprendidas’: esto no, no se toca, se sigue ofreciendo.

Algo que sí se había hecho al principio de la pandemia...

Se hizo al principio, un poco basado en la opinión de los expertos, lo que estaba haciendo el mundo, lo que se sugería, entonces se trabajó en ese sentido y se trató de evitar que hubiera contagios por la asistencia, con los elementos de juicio que había en ese momento, que después se agiornaron en 2021 y en 2022 más todavía. Yo creo que tuvimos una buena respuesta y ofrecimos soluciones para problemas concretos, o problemas que se vislumbraban y que se veía que podían estar, de alguna manera, afectando la salud de la población. Nos movimos proactivamente, no esperamos que sucedieran las cosas, sino que tomamos medidas, y creo que los resultados están a la vista hoy en varios sentidos.

Mencionaba esa recuperación del nivel de diagnóstico en el INCA, pero la oncóloga Lucía Delgado habla de una caída de 40% a 50% en mamografías, PAP y test de sangre oculta en heces entre marzo de 2020 y junio de 2021.

Sí, pero ella toma un período que no es toda la pandemia. Y en mortalidad los números no cambiaron. Aunque por supuesto van a decir que se van a ver a largo plazo.

Pueden ser problemas a futuro, tanto para cáncer como para las afecciones cardiovasculares. Víctor Dayan, de la Sociedad Uruguaya de Cardiología, mostró a fines de enero en las Jornadas del Colegio Médico que en 2021 disminuyeron los tratamientos cardiológicos en usuarios de ASSE.

Pero contra eso yo te mostré números de fallecimientos…

Sí, pero los efectos de la postergación de diagnósticos o de tratamientos cardíacos pueden verse dentro de un par de años.

Hay que ponerse de acuerdo en una cosa: hay una situación absolutamente excepcional de la cual no había ninguna experiencia en el mundo sobre cómo manejar. Creo que Uruguay lo hizo exitosamente y que hicimos lo mejor posible, y mucho mejor que muchísimos países del primer mundo. O sea, yo creo que ese es el mensaje en el que hay que centrarse, no en el negativismo ni tampoco en el negacionismo.

No es negativismo, sino adelantarse a problemas que pueden pasar...

Y nos adelantamos. Por ejemplo, para 2022 y durante dos años pusimos como metas los tres tamizajes: los prestadores tendrán la obligación de informar al MSP de los exámenes preventivos realizados, de la tasa de cobertura de tamizaje con mamografía, y de los exámenes preventivos para cáncer de cuello de útero y cáncer de colon. Antes era una meta optativa y ahora es una meta obligatoria, quiere decir que van a procurar que ese ingreso esté dentro de la partida complementaria para llegar a la cápita. Por eso es que fuimos muy activos; primero, recuperando en la actividad pública; segundo, no suspendiendo ningún tipo de consultas; tercero, no hubo ninguna suspensión de cirugías, de tratamiento de radioterapia o de quimioterapia, de tratamientos por el FNR, ni tampoco de los amparos; todo se trató y se dio buena cuenta de ello. Claro, se puede decir en diferido que puede haber alguna diferencia. Sí, en diferido sí; ahora, si analizamos 2015-2019, el promedio quinquenal en estos dos ítems, cardiocirculatorio y cáncer, bajan; de hecho, cardiocirculatorio baja de 8.966 a 8.715. Y no es para entrar en ningún tipo de polémica, porque es cierto que en 2021 hubo más muertes por causas circulatorias, cuya evolución es más rápida que lo neoplásico, pero en el promedio nos da eso. En 2021 hubo un poco más de muertes por este motivo, o sea que aceptamos la hipótesis, y lo mismo aceptamos a futuro que pueda pasar algo de cáncer, pero las circunstancias son extraordinarias. Vuelvo a decir, también hay un componente que no se maneja, porque si bien se retomaron las consultas normales y alentamos a la gente a que fuera a controlarse, depende de que la gente adhiera.

Embarazo adolescente y estímulo a la natalidad

“No es que vaya a inducir una pregunta al respecto, pero como provengo de donde provengo se podría decir ‘¿qué pasó con embarazo adolescente?’”, comentó el ministro. Quería explicar el descenso. “La evolución de la tasa de fecundidad de 10 a 14 años entre 2015 y 2019 fue: 1,1 [cada 1.000 nacimientos] en 2015, 1 en 2016, 0,8 en 2017, 0,6 en 2018 y 0,7 en 2019. En 2020 bajó a 0,5 y en 2021 a 0,4. O sea que bajó a la mitad de lo que estaba en 2015”, valoró.

La tasa de fecundidad de 15 a 19 años por cada 1.000 nacimientos era de 56 en 2015, 50 en 2016, 41 en 2017, 36 en 2018 y 32 en 2019; el ministro anunció que bajó a 28 y 26 cada 1.000 nacimientos en 2020 y 2021, respectivamente. “Se trabajó con los implantes subdérmicos”, subrayó el ministro, aludiendo a una política iniciada por la pasada administración.

Aumentar la tasa de fecundidad es una de las preocupaciones de Salinas, que considera que hay que tomar este tema como “causa nacional” porque el “descenso de la natalidad compromete el sistema asistencial futuro, tanto en seguridad social como en cuidados médicos, porque de alguna manera hace que se rompa la solidaridad intergeneracional, porque no hay quien aporte para la tasa de reemplazo”.

Señaló que hizo lo que estaba al alcance del MSP, como bajar los copagos para la fertilidad asistida e incluir dentro de las prestaciones del FNR la criopreservación de gametos de personas con cáncer. Comentó que hay que crear estímulos para que las parejas jóvenes tengan hijos “porque hoy por hoy, en vez de pensar ‘quisiera tener un hijo’, lo primero que piensan es ‘cuánto me va a costar tener un hijo’. Yo creo que va por ese lado, por el sistema de cuidados o las licencias paternales y maternales”, dijo. Aclaró que hay que desarrollar políticas pero que “no puede ser sobre la base problemas preexistentes, o sea que el embarazo infantil o juvenil, que dependen de la cohabitación y del colecho, no son virtudes, y muchas veces proceden de situaciones de abuso, que tampoco son buenas. Sobre una base mala no se pueden construir edificios buenos, sobre una sociedad mejor sí se pueden construir mejores cosas” expresó, en alusión a los estímulos para tener hijos en otras etapas de la vida.

La otra gran consecuencia de la covid-19 a futuro probablemente sea en la salud mental, a raíz del distanciamiento social.

Bueno, hay una tendencia en Uruguay de 20 años de incremento de suicidios. 2020 relegó a 2019 y 2021 capaz que está un poco por encima, pero claramente, si por algo no fue, es por el encierro, porque Uruguay claramente no tuvo una política de encierro, como tuvieron otros países de la región y del mundo.

Pero sí hubo...

Pero sí lo hubo, lo hubo en 2020; en 2021 no hubo ninguna recomendación de quedarse en casa, al contrario, fuimos bastante criticados e interpelados a propósito de no tomar más medidas en ese sentido, pero hoy capaz que teníamos una repercusión mayor en ese aspecto. Nosotros mantuvimos abiertas tanto la terapéutica como las actividades y los aspectos de educación, fuimos de los países que estuvimos más abiertos, y claramente este año vamos hacia una mayor presencialidad. Uruguay viene bien con la vacunación y por franja etaria, en porcentajes de cobertura de dos dosis en mayores de 80 estamos en 96%, de 71 a 79 en 97%, de 50 a 70 en 94%, de 18 a 49 en 90% y de 12 a 17 en 80%. Creo que son datos muy buenos y que eso va a ayudar a reducir la transmisión. En terceras dosis los datos son muy buenos también: de 50 a 79 años estamos arriba de 81%, y en los mayores de 80 baja un poco, a 72%, igual que de 18 a 49, que estamos en 64%. Tiene que ver mucho con el tema que, al venir la ola ómicron, quedaron muchos inhibidos por el plazo para anotarse a la tercera dosis. Y pareciera que tener cruzado la inmunización más la infección genera un mayor nivel de protección.

Mencionaba la incidencia de la vacunación en la transmisión, pero en ómicron no parece haber tenido mucho resultado en la transmisión.

No, no, en la transmisión no, yo dije en el grado de transmisión que tenía.

Al principio de la ola ómicron usted decía que hay que vacunarse porque eso iba a ayudar a evitar la transmisión; realmente en eso no ayudó.

¿Dije eso?

Sí.

Bueno, si lo dije es lo que creía en ese momento. Igualmente no sé cómo hubiera sido el escenario contrafáctico, es decir, cómo sería sin vacunación. Voy a decir cómo fue en los no vacunados: hubo muchas más tasas de contagios de no vacunados, muchas más tasas de hospitalización, muchas más tasas de internación en CTI, y prácticamente 1.000% más de muertes que en personas con tres dosis.

Gasto por usuario

En promedio, el gasto por usuario de ASSE es 20% inferior al gasto por usuario del sector privado. ¿Se va a emparejar? El ministro respondió que “el gasto no refleja la eficiencia” ni las diferencias salariales que son, a su entender, las que pueden tener mayor peso. “Hay diferencias en el Consejo de Salarios entre ASSE y el sector privado”, dijo, y agregó que además “juega mucho la facilidad que tienen las empresas privadas para ofrecer mejoras para retener talentos, cosa que no ocurre en ASSE”.

¿Para competir por los recursos humanos ASSE necesitaría más presupuesto? “En ASSE yo no me meto en si precisaría más presupuesto o no. Tú vas a un mundo ideal que es diferente, porque está el tema del multiempleo y la calidad asistencial. Eso es un tema de ASSE, que es un organismo desconcentrado y corresponde a las autoridades de ASSE manejarlo, y también se manejó a nivel del Parlamento y del Ministerio de Economía y Finanzas, era un tema de discusión en todo caso del Consejo de Salario, del subsector público”, contestó Salinas. Agregó que “es difícil hablar de un emparejamiento al barrer” y que “de lo que hay que hablar es de la calidad asistencial y de cómo se brindan esos servicios, en eso sí vamos a estar arriba, con la creación de la Dirección General de Fiscalización”.

En el tema suicidios, hay disposiciones de 2012 y de 2017 de hacer el registro y el seguimiento de los intentos de autoeliminación que no se han aplicado realmente; no sólo ahora, en diez años…

Es cierto. Está pendiente, estamos trabajando en eso. Vamos a ser más ágiles en el seguimiento del intento de autoeliminación, se está trabajando en la parte de diseño, lo que se llama el FRO, que es el formulario de registro obligatorio de intento de autoeliminación, para que sea más sencillo y esté en la historia clínica. Después se hizo un comité de expertos en el que se reunió a partir de setiembre a las cátedras de Psicología, Sociología y Psiquiatría de la Udelar, del Claeh y de la Católica a los efectos de tener líneas estratégicas para el abordaje, se interactuó con la sociedad civil, y se participó activamente con las sociedades científicas, así que ese sentido ha bajado bastante; no obstante lo cual, me parece que una de las cosas principales es dar seguimiento a los intentos.

Al hablar del sistema de salud usted muchas veces ha omitido la inicial “i”, el término “integrado”; menciona al Sistema Nacional de Salud en vez de al Sistema Nacional Integrado de Salud. ¿Por qué?

Yo le llamo el Sistema Nacional Imperfecto de Salud, un poco juego con la inicial “i”, porque nos mostró que a nivel de las instituciones faltaba integración. La pandemia sirvió para evidenciar oportunidades de mejora, sobre todo en la integración público-público y público-privada, como es el tema de los aranceles ‒así como estaba el arancel de las puertas de emergencia, logramos arancelar el tema del día cama en CTI‒, faltaba integración en el seguimiento de los elepem [establecimientos de larga estadía para personas mayores] que se pusieron a cargo de los prestadores, faltaba integración entre el sistema de emergencias móviles con el sistema de prestadores.

Es imperfecto, también, porque hace falta un seguimiento estrecho, si bien nosotros metimos casi 15 meses de seguimiento a tres instituciones con fideicomiso [Casa de Galicia, Casmu y la Asociación Española], de las cuales una se terminó presentando en concurso [Casa de Galicia], teníamos la información de primera mano para poder actuar en ese momento. Pensamos que hay oportunidades de mejora, que probablemente trabajemos no sólo como iniciativa del Poder Ejecutivo sino también que se discuta a nivel parlamentario, para hacer, como hay una superintendencia financiera de bancos, una superintendencia en cuanto al manejo y resultados del SNIS tanto en los aspectos económico-financieros como en el rendimiento días-cama [de internación], consumo, los tiempos de respuesta, los atrasos que se puedan tener con cirugía, los tiempos de respuesta para [atenderse con un] especialista.

Estamos trabajando para armar un módulo de control basado en la Junasa [Junta Nacional de Salud] a los efectos de gestionar mejor todo el sistema sanitario; hay que dotar a la Junasa de recursos de TIC [tecnologías de la información y la comunicación] que nos permitan tener ciertas informaciones, y en eso estamos trabajando junto con Agesic y Salud.uy. Hay que darle más fortaleza al SNIS; fue un buen primer paso crear el SNIS, pero hay que seguir trabajando.

¿En qué están las mutualistas que tienen fideicomisos?

Hicimos lo que nunca antes se hizo: nombramos veedores dentro de las tres mutualistas que tenían fideicomisos para determinados estados económico-financieros, y cómo lo venían gestionando y si tenían necesidad de financiamiento. En Casa de Galicia se vio que la situación era crítica, y al final se precipitó antes la propia institución cuando se presentó a concurso. El Casmu pidió un fideicomiso durante un año, se tramitó, se evaluó por Macroeconomía del Ministerio de Economía y Finanzas y por Junasa y se aprobó, y se dejó un veedor dentro para ver cómo seguía este préstamo, que es un préstamo con condiciones de cumplimiento; a medida que se cumple una etapa se da paso a la siguiente etapa, y así sucesivamente. La Española, aparentemente, en este período de gobierno no tendría necesidades de financiamiento.

Mortalidad infantil

Salinas informó que en 2020 y 2021 bajó la tasa de mortalidad infantil. Detalló que de 2015 a 2019 la tasa promedio de mortalidad en menores de un año fue de 7,1 cada 1.000 nacidos vivos, mientras que en 2020 y 2021 se situó en 6,20 cada 1.000, aunque reconoció que en 2019 ya había “una tendencia a la baja” porque estaba en 6,8. En menores de cinco años también bajó, de un promedio de 8,5 a 7,2 cada 1.000 nacidos vivos.

Durante la campaña electoral el referente del área de Salud de Cabildo Abierto, Mario Cabrera, anunció que se haría énfasis en la prevención de problemas de salud para cambiar el modelo de atención. ¿Concuerda? ¿Cómo se trabaja en esa dirección?

Yo no estaba en el grupo de asesores de Cabildo. El tema de la prevención es fundamental. [Miguel] Asqueta [director general de la Salud] es la figura principal para avanzar en esa dirección, y nombramos un coordinador para el área de Deporte, que es Luis Pierri, para darle un fuerte impulso a nivel de la enseñanza primaria y secundaria a la prevención y al deporte como eje fundamental para evitar el sedentarismo, la obesidad y el sobrepeso, que es un flagelo de muchos jóvenes.

Esta administración tuvo contramarchas con algunas políticas sanitarias, como la revisión del decreto de etiquetado de alimentos o la habilitación de los cigarrillos electrónicos con tabaco calentado. ¿Es parte de las concesiones que tuvo que hacer por estar en la coalición?

Defendimos el sistema octogonal y los cambios que le hicieron los ingenieros alimentarios fue ponerse de acuerdo con la gente del MSP en cuáles eran los criterios de equivalencia, y hubo un criterio bastante ajustado, en el sentido de que muy pocos alimentos quedaron por fuera de la norma de lo que ya estaba estipulado; o sea que realmente la modificación no impactó mucho. Lo que sí impactó es que entrara en vigencia el rotulado y que se entrara a fiscalizar, y en ese sentido [el trámite de creación de] la Digefi [Dirección General de Fiscalización] ya terminó su última vuelta por todos los organismos, y quizás después de Carnaval ya podamos hacer los llamados que nos van a permitir fiscalizar tanto los alimentos en góndola como las ópticas, las farmacias, los laboratorios, las clínicas; va a ser un equipo fuerte que tiene que ser de dedicación exclusiva. Con el tema del tabaco se penalizó con el Imesi [impuesto específico interno] y es un segmento de mercado extremadamente pequeño, que no es significativo, tampoco es una práctica que se recomiende. Y a su vez, no hay que olvidarse que de pronto se embanderan con el tabaco calentado y nadie me pregunta por la marihuana, que no tiene rotulado. Estoy trabajando en el rotulado de la marihuana porque tiene sustancias. Eso es importante, porque tenemos que equiparar la parte del humo.

Usted decía antes de comenzar la entrevista que desde chico tenía la aspiración de ser ministro de Salud, pero que no está pensando y que nunca pensó en ser presidente de la República. El paso de no ser ministro a serlo es mucho más grande que el de ser ministro a ser candidato a presidente, con la alta aprobación que tiene...

No he visto muchos ministros que hayan salido presidentes de la República; he visto senadores y he visto intendentes que salieron presidentes, pero ministros no he visto.

Con eso no responde, porque ¿cuántos presidentes oncólogos hubo? Uno. Nada quita que un neurólogo lo sea.

No tengo esa aspiración.

Pero si se lo piden, no se negaría…

Es que no tiene goyete, yo estoy con tremendos temas ahora como para ocupar mi cabeza en cualquier distracción de ese tipo.

Bueno, pero si la coalición quiere seguir gobernando, lo tiene que estar pensando...

La verdad es que yo no pienso nada de eso; hay un deber ser en la vida, por lo menos para mí, y respeto totalmente eso, respeto que las otras personas digan “a mí dame calidad de vida”. Yo no elegí calidad de vida, ser médico no es calidad de vida, los médicos se mueren diez años antes que el promedio de la gente. Para mí el deber ser era cumplir con la sociedad, devolverle algo por todo lo que me dio en cuanto a oportunidades: pude hacer escuela primaria, secundaria, grado, posgrado. Yo espero que esa deuda al final del mandato quede saldada.

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