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Mobile World Congress, el 27 de febrero, en Barcelona.

Foto: Pau Barrena, AFP

Data center que Google planifica en Canelones consumirá energía equivalente a la de 202.898 hogares con tarifa residencial simple

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Según se visualiza en el Observatorio Ambiental Nacional, el proyecto se encuentra en período de puesta de manifiesto; la empresa manifiesta en el Informe Ambiental Resumen que no podrá cumplir con decreto de calidad del aire por la contaminación de “fondo”

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Leído por Andrés Alba.
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El data center que Google busca instalar en el Parque de las Ciencias, zona franca instalada en Canelones, se encuentra en las últimas etapas de evaluación en el Ministerio de Ambiente (MA). La empresa, según consta en el Observatorio Ambiental Nacional, envió el Informe Ambiental Resumen y está atravesando el período de puesta de manifiesto –cuando la cartera recibe comentarios de la ciudadanía–. En el documento se da a conocer por primera vez la cantidad de energía eléctrica que utilizará el emprendimiento una vez alcance “su máxima capacidad”: 560 GWh/año, cifra que equivale aproximadamente al consumo de 202.898 hogares con tarifa residencial simple.

La multinacional expresa que en “condiciones normales de operación” se abastecerá a través de una “subestación ubicada dentro del predio, conectada al sistema de transmisión de UTE”. Si bien en los documentos disponibles el MA destaca que Google presentó una “nota de UTE que da cuenta de que dicho organismo puede dar respuesta a la demanda sin afectar la calidad del servicio a terceros”, no se menciona cómo se adaptará la red de la empresa estatal al aumento de la demanda de energía. Este último punto resulta fundamental para saber si los objetivos climáticos internacionales asumidos por el país se podrían ver afectados. Según el informe Energías renovables que publicó en noviembre Uruguay XXI, entre 2018 y 2022 “la generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables fue de 94%, mientras que en 2022 se ubicó en 91% a causa de una caída de la fuente hidráulica ocasionada por la sequía”. La difusión de la cantidad de energía que utilizará el data center tiene lugar meses después de la disputa judicial que protagonizó el investigador de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, Daniel Pena, con el MA. Pena había realizado un pedido de acceso a la información pública a la cartera para conocer la cantidad de agua potable que pretendía utilizar el emprendimiento, pero el pedido fue denegado por entender que la información constituía “secreto industrial y comercial del titular del proyecto”.

Luego de peripecias, el Tribunal de Apelaciones de séptimo turno falló a favor de Pena y de que la ciudadanía esté informada sobre la utilización de los bienes naturales comunes. De esta forma se conoció que la iniciativa podría haber utilizado un máximo de 7.600.000 litros de agua potable por día. En noviembre, luego de intercambios entre la multinacional y las autoridades, se decidió que la empresa modificaría el sistema de enfriamiento –el planificado originalmente utilizaría gran parte de los 7.600.000 litros diarios de agua potable– por uno con circuitos de agua cerrados.

“El sistema de ciclo cerrado consiste en la recirculación de agua de enfriamiento y está conformado por tuberías de distribución dentro del centro de datos, bombas e intercambiadores de calor. El agua de enfriamiento que circula por las tuberías absorbe el calor del ambiente generado por los servidores disminuyendo así la temperatura ambiente del centro de datos”, explica Google en el Informe Ambiental Resumen. Parece razonable el cambio después de la crisis hídrica que afectó el abastecimiento de agua potable a la zona metropolitana. Sin embargo, el emprendimiento funcionará las 24 horas del día, los 365 días del año y necesitará de la energía. Por esta razón, la multinacional, además del sistema de abastecimiento eléctrico de UTE, contará con “generadores de emergencia” que operarán con combustible diésel en momentos de emergencia.

¿Incumplimientos a la normativa que regula la calidad del aire?

En mayo de 2021 el MA emitió un decreto que tiene como objetivo “establecer normas reglamentarias sobre la calidad del aire para prevenir la contaminación y proteger el ambiente, incluyendo la salud de la población”. Fue fruto del trabajo conjunto de la Comisión Técnica Asesora de la Protección del Medio Ambiente –que elaboró un documento técnico aprobado en 2012, revisado en 2015 y 2019– y de integrantes de la cartera ambiental que redactaron la normativa.

En sus consideraciones, el decreto dice que “si bien la contaminación atmosférica en nuestro país no presenta los niveles de riesgo de otros países de la región, es necesario contar con un régimen de protección ambiental que promueva la aplicación de las mejores tecnologías disponibles, tendientes a minimizar las emisiones al aire y potenciar el desarrollo de capacidades nacionales para la protección de calidad del aire”. Más vale prevenir que curar, por eso en la norma se establecen los límites máximos de diferentes contaminantes. Sobre este aspecto, el MA pidió información complementaria a Google.

En el Informe Ambiental Resumen se plasma una simulación que realizó la empresa y permitió “conocer los valores de concentraciones esperables para los distintos parámetros” vinculados a la calidad del aire. La multinacional indica que se tomó el “escenario más conservador” que es el “valor máximo de concentraciones en los tres años de simulación para el período de promedio considerado”. Como conclusión, durante los períodos de operación normal, “la totalidad de los parámetros de calidad de aire, en el escenario más conservador, cumplen con los límites de inmisión del Decreto de Calidad de Aire, excepto el PM10 en promedio anual y el NO2 en promedio de una hora”. El PM10 son partículas pequeñas –menores a 10 micrómetros– que pueden ser de polvo, cenizas, hollín, metales, cementos y están dispersas en la atmósfera; el NO2 es el óxido de nitrógeno, otro contaminante atmosférico.

La empresa se justifica señalando que “la concentración de fondo para PM10 ya está por encima del correspondiente límite de concentración” y “no sería posible un resultado de modelado conforme después de considerar el fondo”. De esta forma, la multinacional dice que “el proyecto no contribuye significativamente a una superación modelada del estándar anual de PM10”. Sobre el óxido de nitrógeno, si bien los niveles no cumplen con la normativa, menciona que “no existen valores máximos que superen el límite de tolerancia” estipulados en el decreto. “De acuerdo con el análisis realizado [...] se entiende que el impacto potencial sobre la calidad del aire durante la operación normal del emprendimiento es admisible en el medio receptor sin la necesidad de incorporar medidas de mitigación adicionales”, agrega. Habrá que esperar la respuesta de la cartera ambiental sobre el tema.

Contaminantes durante la operación de emergencia y su “admisible” impacto a la salud

La operación de emergencia es definida como “aquella que sucede durante una falla del suministro eléctrico”. Para hacer frente ante este tipo de situaciones, el data center contará con generadores de emergencia. “En el caso de un corte de energía total, se activará una alarma, junto con todos los generadores de emergencia, los cuales comenzarán a funcionar para garantizar la continuidad operacional del centro de datos, incluyendo a todas sus instalaciones de apoyo”, indican. Funcionan a partir de diésel y se busca contar con depósitos que contengan, como mínimo, el combustible necesario para operar durante 24 horas. En el caso de que se desencadene la “operación simultánea de algunos o todos los generadores” la emisión sonora y de gases de combustión “será esencialmente distinta a la existente durante la fase de operación normal”, dice la multinacional. Específicamente causará emisiones de monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), material particulado y dióxido de azufre (SO2).

A su vez, realizaron una “simulación de la dispersión de las emisiones en la atmósfera” para los casos de emergencia. La empresa resalta que “todas las interrupciones de suministro han sido de duraciones menores a 24 horas” y que “el evento de interrupción de suministro de mayor duración” es de “unas ocho horas”. Estos puntos lo mencionan para decir que “las tasas de emisión y el tiempo de operación surgen de hipótesis conservadoras”.

Nuevamente, concluye que “la totalidad de los parámetros en situación de emergencia cumplen con los límites de inmisión de calidad de aire, excepto por el PM10 anual y el NO2 anual”. “Para el caso de PM10 anual, el incumplimiento se da a causa de los valores de concentración de fondo”, reiteran, y minimizan el impacto diciendo que “el aporte del emprendimiento es mínimo, representando el 0,02% del límite de inmisión”. Asimismo, se recalca que en los valores de PM10 diarios “la concentración máxima en 24 horas no excede el límite de tolerancia” y se expresa que las fracciones de material particulado no generarán un “impacto significativo sobre los receptores en las inmediaciones del emprendimiento”. Por otra parte, con respecto al óxido de nitrógeno anual, la compañía plantea que “el valor límite se supera por menos de 0,1 µg/m³”, algo “insignificante”.

Asimismo, la empresa –a pedido del MA– también generó un estudio para conocer las posibles afectaciones a la salud de la población cercana causadas por las emisiones de óxido de nitrógeno provenientes de la operación del data center en momentos de emergencia. Tomaron como referencia las guías de exposición aguda para sustancias peligrosas (conocida como AEGL, por su sigla en inglés) creadas por el Comité Asesor Nacional de Estados Unidos con base en “información científica toxicológica relevante”.

En el Informe Ambiental Resumen describen que existen tres niveles de exposición para este contaminante atmosférico. El primero, conocido como AEGL1, puede generar “leve quemazón en ojos, leve cefalea, opresión en el pecho, respiración dificultosa en asmáticos”; el segundo produce “sensación de quemazón en nariz y pecho, tos, disnea en individuos saludables; y el tercero causa “fuerte irritación, cambios histopatológicos en pulmones, fibrosis y edema en tejido cardíaco”.

Google dice que “en caso de ocurrencia de un evento contingente de corte de energía, la probabilidad de exceder el AEGL1 fuera del predio es de como máximo 7%”. Los sitios con “probabilidad más alta de excedencia” se ubican “sobre el límite oeste, sur y este del predio”. A su vez, “en términos del valor esperado de horas anuales de excedencia del AEGL1, se tiene un máximo de 0,2 horas/año (12 minutos/año) en el límite sureste del predio”. De esta forma, concluye que: “se entiende entonces que el nivel de riesgo potencial es admisible, no esperando que existan efectos negativos sobre la salud y bienestar de la población cercana, más allá de molestias reversibles asociadas a niveles cercanos al límite de AEGL1, teniendo estas una probabilidad de ocurrencia suficientemente baja”.

Otros datos importantes del proyecto

En el documento presentado por la empresa se detalla que existirán 23 impactos durante la fase de construcción; 22 tienen significancia “baja” y uno “media” –se trata de la “afectación a la salud y bienestar de la población cercana por emisiones sonoras”–. En la fase de operación normal podrían producirse 14 impactos; 5 son de significancia media. Se incluye la “percepción social negativa por presencia física del emprendimiento”, “alteración del paisaje por presencia física” del centro de datos, “afectación a la salud y bienestar de la población cercana por emisión de gases de combustión”, entre otros. Finalmente, durante la fase de operación de emergencia se detectan únicamente dos impactos, pero de significancia alta. Nuevamente, se hace hincapié en la “afectación a la salud y bienestar de la población cercana por emisiones de gases de combustión” y por “emisiones sonoras”.

Por otra parte, Google también realizó una estimación de las cantidades de residuos que generarán durante la fase de operación del emprendimiento. Algunos ejemplos son: 33 toneladas anuales de “residuos electrónicos”, “eventual” material “absorbente contaminado de productos peligrosos”, 30 toneladas anuales de “chatarra generada durante las tareas de mantenimiento”, 10 toneladas anuales de “residuos de embalaje (film, zuncho y otros plásticos), 0,5 toneladas anuales de “envases que contuvieron productos para el tratamiento de agua, como biocidas, inhibidores de corrosión y antiincrustantes”.

Otro dato interesante que está presente en el Informe Ambiental Resumen es que elaborarán un Plan de Actuación ante Contingencias –que tendrá como principales temas los incendios y derrames de productos químicos– y un Plan de Acción ante Emergencias. Sobre este último, la empresa afirma que “durante cualquier evento de emergencia (incluyendo climáticos, eléctricos o fallos inesperados de equipos) el objetivo principal del personal de la instalación será volver a las operaciones normales lo más rápido y seguro posible”. Uno de los mecanismos que desplegará es el monitoreo de la calidad de aire de óxido de nitrógeno “en vivo”.

Nuestras sociedades cada vez generan más datos que son almacenados en este tipo de centros que –según el diseño– consumen cantidades de energía y agua considerables. Algunas empresas están trabajando para crear data centers submarinos. Tal es el caso de Microsoft, que lo está haciendo cerca de las Islas Orkney, en Escocia. Algunas compañías también buscan instalar emprendimientos en países más fríos para ahorrar costos en la energía utilizada para el enfriamiento. Facebook instaló en 2011 un data center en el Círculo Polar Ártico, más específicamente en Lulea, Suecia. Sin embargo, tal es la demanda de almacenamiento –y sumados otros factores–, que también están observando países templados como Uruguay o Chile. En el país vecino, según informó el medio local La Tercera a fines de febrero, el Tribunal Ambiental anuló parcialmente la aprobación de un proyecto de data center que buscó desarrollar Google y ordenó incorporar los efectos del cambio climático al análisis. La judicatura especializada determinó que se realizó “una deficiente evaluación de la iniciativa”. Más temprano que tarde, debemos pensar a largo plazo qué camino queremos transitar.

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