La celebración del Día del Futuro que organizó el Parlamento Nacional se extendió durante toda la jornada del lunes. Por la mañana, los temas de discusión fueron la revolución científico-tecnológica y la economía del conocimiento. Los paneles de la tarde discutieron sobre retos demográficos, transformaciones socioculturales y sostenibilidad social y ambiental.
Vejez, procesos productivos, reforma fiscal y desarrollo sostenible
“No es posible pensar en el siglo XXI sin reflexionar acerca de la vejez. A diferencia del siglo pasado, un siglo de adolescentes y explosión demográfica, hoy nos encontramos en una época marcada por el envejecimiento”, dijo en su exposición Rodolfo Saldain, presidente de la Comisión de Expertos en Seguridad Social. Explicó que la situación actual se debe a dos factores: primero, “a la baja tasa de fecundidad, donde hay un desplome en cuanto a la cantidad de hijos por mujer, y segundo, a la esperanza de vida”. “La única población que crece en Uruguay es la mayor de 60 años; en el mundo los únicos países con crecimiento demográfico son África e India, en el resto del mundo la población infantil y joven se va reduciendo muy rápidamente y se espera que para 2045 se reduzca notoriamente la población económicamente activa”, señaló.
Agregó que los cambios antes mencionados se dan en el marco de cambios tecnológicos que determinan que “indicadores como el empleo estén atravesando un importante proceso de cambio, y esto lleva a una polarización mundial que genera desigualdades”. Para el especialista, las acciones que hay que tomar ante lo mencionado son políticas “relacionadas a la natalidad, que si bien no han sido del todo exitosas en el mundo, en Uruguay deberíamos intentarlo”. Además, tomar acción en cuanto a políticas públicas laborales que aseguren licencias, también mejoras para la primera infancia, ya que hoy uno de cada cinco niños está bajo la línea de pobreza. En cuanto a la educación, prefirió no hacer referencia ya que considera que “el drama es demasiado grande”.
Volviendo a la vejez, remarcó que “todos los países del mundo tienen una agenda encargada del envejecimiento, pero Uruguay no”, y que debemos apoyar la investigación referida al tema, brindar información a la sociedad y entender que “en 2020 tuvimos 35.876 nacimientos, una cifra muy baja si la comparamos con cifras de los años 60, que fueron más del doble y que difícilmente se recuperen”. Por último, destacó que, “como no somos los primeros en el mundo en lidiar con el envejecimiento, poseemos la dicha de poder mirar lo que hicieron los países que ya la padecieron”; en su opinión, “la clave está en brindarle a la población servicios de calidad, gratuitos y con el foco en la primera infancia”.
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Por Zoom y desde Chicago, expuso a continuación el especialista en economía Sebastián Fleitas, quien hizo referencia a las tendencias en el contexto internacional y qué debe hacer nuestro país ante los inevitables cambios. “Todo el mundo corre rápido; si no lo hacemos el doble de rápido vamos a quedar atrás, porque los países en el mundo ya están tomando medidas y tecnologías que tenemos que adaptar a nuestros procesos”, dijo el especialista. Luego, fue más específico y retomó algunos temas mencionados en la exposición anterior: “Debemos aumentar los niveles de protección en la infancia, el envejecimiento, y la eficiencia en áreas como la salud, porque el gasto va a seguir creciendo, pero se necesita eficiencia”. dijo. Por otra parte, también mencionó la importancia de solucionar las tensiones respecto de la inmigración, la urgencia de que “el Estado tome acciones de manera rápida en cuanto a reducir la desigualdad, porque si las desigualdades se producen el sistema democrático comienza a tener problemas”.
Marcó a la educación secundaria como una de las principales fallas del país. “Hay que poner muchos más recursos en educación, de acción inmediata, mejorar las relaciones de trabajo; en definitiva, adaptarnos al mundo y a las cosas que están pasando. Hay reformas inevitables que hacer y una necesidad grande de mejorar la innovación y la ciencia”. En cuanto a los acuerdos políticos, mencionó que son importantes para las reformas pro productivas y que “hay que aumentar la capacidad del Estado y basar las políticas en evidencia; el Poder Legislativo necesita asesoramiento y analizar las políticas que ejecuta, cuáles son esos resultados y anclar una realidad que está en una situación de creciente polarización política.
La economista Amparo Mercader contribuyó al debate desde Washington DC, aportando sobre acuerdos fiscales en el mundo y el lugar de Uruguay en todos esos procesos. Dijo que “se puede hablar de impuestos de manera técnica, es una buena forma de confundir, pero de manera humana es preferible decir que sin impuestos no es posible sostener los servicios de ningún país”. Luego de contextualizar lo que significan en el mundo los aranceles, los acuerdos político-económicos entre las principales potencias y el lugar de los países subdesarrollados, se refirió a Uruguay y a cómo impactan en el territorio los acuerdos que suceden en el mundo: “El país no va a tener mayor recaudación, más bien tendrá una caída en sus recaudaciones y no será beneficiado en general, pero lo que sí tiene la posibilidad de hacer es mostrar en qué es diferente, o mejor, competir con eso”. La economista consideró que somos buenos “alimentando al mundo a través del desarrollo del agro; hablamos de un país natural: eso para Uruguay es mucho más que un eslogan”.
Por último, enumeró una serie de acciones que considera necesario evaluar desde la política del país a corto plazo: “Los impuestos a la renta y el uso de estos, discutir el calentamiento global, los desafíos que hay para la ganadería en cuanto a la emisión del gas metano, atraer inversión que genere empleo y, sobre todo, ejecutar el cambio, ser ágiles, ya que la reforma fiscal es una oportunidad para reacomodar a Uruguay en el mundo”.
El último en exponer en esta primera parte del debate fue el licenciado en Economía Sebastián Torres, quien habló de cómo hacer la transición hacia el desarrollo sostenible del país y cuál es el rol de lo público y lo privado en este proceso.
“Las transiciones deben ser productivas, ambientales y sociales, pero avanzar todas juntas, eso es esencial”, dijo Torres. Consideró que hay que poner el foco en ámbitos como el empleo, donde en 2018Uruguay tenía 45% de informalidad; “son temas que hay que tener muy presentes al hablar de futuro, las inversiones pero también el trabajo y la coordinación de lo público y lo privado, para que los enfoques sean sostenibles y las políticas públicas sean más o menos explícitas, una vez detectados los problemas”. Por último, consideró esencial “tener una agenda y entender que no hay una única respuesta si se piensa en el Uruguay del futuro: lo único necesario es el trabajo en conjunto, mirar lo que ya se hizo y proyectar”.
Primera infancia, educación y creación de inventores
El segundo panel de debate de la tarde se enfocó en creación y bienestar en el mundo de la educación y el mundo del trabajo.
Gonzalo Frasca, diseñador y especialista en videojuegos, abrió el bloque temático haciendo referencia a su padre, “un hombre que creaba infraestructura, oportunidades y recorría el país más que cualquier político”. En base a su ejemplo, el diseñador consideró que “el modelo educativo que tenemos y las ideas que lo rondan no son efectivos, aplican a un mundo que ya no existe y no se acompasan con el futuro, que es una construcción colectiva que necesita una cuota positiva de todos”. Además, planteó que lo que necesita una persona educada “son soluciones viejas a problemas conocidos y a otros que aún no se han planteado, pero señaló que a pesar de eso aún seguimos haciendo evaluaciones en base al pasado”. Para generar actualidad y reinventarnos educativamente, considera que “lo que hoy hay que lograr es una comunicación eficaz, por lo tanto, generar inventores que aprendan a tolerar la frustración y a aceptar que los logros son después de varios intentos; necesitamos educar generaciones de inventores y eso es un gran desafío”, puntualizó.
Luego llegó el aporte de Rodrigo Arim, rector de la Universidad de la República (Udelar). Habló principalmente de que “a la Universidad no le sobran estudiantes, le faltan muchos, porque hemos avanzado pero estamos muy lejos de lo que está pasando en la región y en el mundo”. Por otra parte, consideró fundamental la educación terciaria, ya que “tiene todo que ver con el acceso a la movilidad social”, y ejemplificó este último punto con una frase de Angus Deaton: “A principios del siglo XX, la principal distinción educativa era entre egresados y no egresados de secundaria, hoy en día, en cuanto el nivel promedio de educación es mucho más alto, esa distinción es entre quienes tienen y quienes no tienen un nivel de educación universitaria”.
El licenciado en Sociología Renato Opertti contribuyó al tema de la educación con tres valoraciones generales. En primer lugar, consideró que “el país en tendencia de larga data no ha dado respuestas educativas sostenibles, no ha tenido ni la fortaleza ni la composición política adecuada”. “La educación es un fenómeno político que necesita una estabilidad que no cambie con cada período de gobierno; estamos en un país inviable en términos de oportunidades y hay que pensar una reforma integral de la educación si queremos un mundo sostenible”, manifestó. Sobre el final de su exposición, resumió que las ventanas para pensar una reforma son “pensar en los alumnos como personas integrales, superando barreras impuestas que inhiben la coherencia, además, pensar en una flexibilidad vinculante institucional docente, con una mirada global que tenga un aterrizaje local, y, por último, resignificar los roles, que las familias sean coaches, que los enfoques educativos se diversifiquen y no sean únicos, ni en estrategias ni en contenidos. Finalmente, planteó la idea de que a Uruguay le sería muy provechoso crear “un instituto de análisis pedagógico para contribuir al análisis y a la formación docente”.
Como complemento de lo anterior, la licenciada en Economía Ana Inés Balsa se enfocó en la importancia de invertir en la primera infancia. Comenzó su exposición considerando que “el problema que tenemos en Uruguay en cuanto a la educación es gigante”, pero “hay enormes oportunidades en la Revolución 4.0, que se enfoca en el conocimiento como eje del sistema de valor para mayor productividad, mayores ingresos y más bienestar”. Balsa coincidió con que “hay que generar un sistema educativo flexible” y, sobre todo, “tratar el primer pilar del capital humano, que es la primera infancia”.
“Hoy, en Uruguay, uno de cada cinco niños está en situación de pobreza, hay un acceso desigual a los centros educativos y debemos mejorar las oportunidades, que sean iguales para todos”. Agregó que “invertir en los primeros 1.000 días de vida es muy productivo y genera mejoras en el desarrollo a largo plazo; tenemos que generar programas que acompañen a las familias, generar cosas como flexibilidad laboral”. Lo segundo, un pilar fundamental en opinión de Balsa, es “ser dinámico, empoderado, colaborativo, pero tenemos en esto una evolución muy lenta y rezagada como país, no podemos tener tantos jóvenes que queden sin egresar de la educación media, para que sean dinámicos tenemos que aprender a forjar aprendizajes múltiples, empleabilidad a futuro, saber administrar el bienestar propio, eso es urgente”.
Para terminar, consideró una buena opción poner la mirada en los docentes y en sus formaciones: “Queremos que el sistema ayude a generar todo lo que acabo de decir, pero los docentes son los primeros afectados en los rápidos cambios que se producen en el mundo y que no estamos acompañando. Sus enseñanzas ya no son tan efectivas, [es necesario] que viajen al exterior para que nos traigan ideas de cómo implementar lo que está sucediendo en el resto del mundo”.
Desarrollo ambiental y acción ante el cambio climático
El último bloque temático de la jornada fue inaugurado por el ingeniero agrónomo Eduardo Blasina. Comenzó poniendo sobre la mesa el tema de las carnes artificiales que se comercializan actualmente en el mercado y dejando abierta la pregunta de si “en 100 años será un hecho moralmente inadmisible criar y matar a un animal para luego comerlo”. Blasina considera que “nunca se le puede dar la espalda a la innovación y no cree que haya que ser defensor de una sola postura”.
Luego, pasó a hacer referencia a los incendios que se dan en diferentes regiones, incluso antes de la pandemia. “Han ocurrido incendios nunca antes vistos en Italia, Brasil, Paraguay, y esto es uno de los aspectos que nos avisan que a partir de ahora pasaremos el resto de nuestras vidas intentando aplanar curvas; la principal de ellas es la del dióxido de carbono o la del metano, que sube aún más veloz; estamos en puntos de no retorno”.
Se mostró preocupado por los problemas climáticos que nos competen en la actualidad: “Tenemos que pensar en el planeta como una unidad que tiene su propia temperatura y está subiendo, hemos pasado los niveles permitidos y lo que nos queda es hacer que suba cada vez más lento”. Evaluó el problema como algo diverso, que se puede contribuir a no empeorar de muchas maneras: “Debemos tener más cargadores para autos eléctricos, saber más del mundo fungi como alternativa a la alimentación, tener en cuenta que todo va a cambiar y que para eso debemos informarnos, porque se modificará hasta la legislación por la cantidad de gases que se emita en la ganadería”. Terminó su exposición incitando a “aprovechar las alianzas con otros países y a posicionarnos desde nuestras virtudes como país”.
Marcelo Caffera, doctor en Economía de los Recursos Naturales, continuó refiriéndose al rol de la economía en el desarrollo de la sustentabilidad en Uruguay. Sostuvo que “la economía puede contribuir en el proceso de una manera en que no lo ha hecho antes, porque vamos a terminar en algún planeta, no se sabe cuál, pero seguro es muy diferente al que conocemos”. En resumen, lo que para Caffera es sumamente necesario es “que se dé una eficiente comunicación institucional, no ministerios trabajando por separado, y comprender que todos somos responsables del cambio y que necesitamos que la economía y la ecología estén completamente integradas en los procesos de toma de decisiones y elaboración de futuras leyes”.
Por último, la ingeniera civil María José González y la contadora pública Virginia Suárez se refirieron a por qué Uruguay tiene que ser un país sostenible a futuro y cuál es el rol de las empresas en estos procesos. González consideró que “los productos sostenibles están presentes en el mercado, los sellos que los certifican se van a exigir cada vez más y como país tendremos que estar a la altura de las circunstancias”. Llamó a poner el foco en “la economía circular, donde se dé la competitividad, con consumidores empoderados y acciones conectadas y sinérgicas, donde los productos sean pensados no sólo desde el consumo inmediato sino en el ciclo de su vida”. Para la ingeniera, “la naturaleza es una especie de banco que nos presta recursos, pero se los tenemos que devolver”. “Debemos enfocarnos en el biovalor, valorizar los recursos agroindustriales y hacer que terminen en un círculo productivo, la ley de bolsas plásticas es un ejemplo de cómo cuatro pesos son suficientes para generar un cambio cultural muy fuerte”. “Lo que ocurre es una transición inevitable que ya comenzó y que las políticas públicas tienen que acompañar”, concluyó.
Suárez, por su parte, dijo que “el esquema de producir, consumir y tirar es algo que debemos comenzar a cambiar y construir una agenda da las herramientas para comenzar ese cambio”. En cuanto al rol de las empresas, consideró que “son agentes de cambios para contribuir a lograr los objetivos”. “Necesitamos un planeta saludable, uno que hoy no tenemos y que para recuperarlo debemos generar espacios de diálogo, construcción de confianza, y políticas públicas que acompañen relatos nuevos, la sostenibilidad tiene que estar en el ADN de las organizaciones y es un viaje sin retorno, hay que generar una cultura de inventores, respirar, planificar y reconstruir de una mejor manera, darles lugar a nuevos relatos”, concluyó.
Cierre de la jornada
Al final del encuentro, el presidente de la Cámara de Diputados, Alfredo Fratti; el diputado y presidente de la Comisión de Futuro, Rodrigo Goñi; las senadoras Silvia Nane (Frente Amplio) y Carmen Sanguinetti (Partido Colorado); el excoordinador del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) Rafael Radi; y la vicepresidenta de la República Beatriz Argimón agradecieron a los 24 expositores y a los siete comunicadores que hicieron posible la jornada.
Fratti dijo que “existe la obligación moral y ética de preparar el mundo para los que vienen y que la ciencia y la tecnología tienen que estar en el centro del desvelo”. Rafael Radi agregó que “los elementos y herramientas que se expusieron durante toda la jornada para pensar el futuro dan la oportunidad para pensar un nuevo escalón en el discurso y en el desarrollo del futuro de nuestra sociedad en clave de derechos humanos, un futuro que permita la democratización del conocimiento”.
La vicepresidenta cerró el evento “agradeciendo a legisladores y a los miembros de la comisión [de futuro], insistiendo en el lugar que la misma tiene en el Parlamento y el sentimiento de que la instancia que se ha dado es indispensable, que representa la riqueza del proceso de hacerlo juntos, porque las políticas que estamos necesitando tienen su base en el acuerdo y la sociedad presenta tiempos acelerados, tiempos que exigen tomar decisiones mucho más rápidas que las que el sistema está tomando, porque hay que contribuir al futuro, y ahora el futuro es mucho más exigente”.