En el marco de una nueva edición del Día del Futuro organizado por la diaria, el lunes se llevó a cabo una charla con representantes de distintas organizaciones sobre las perspectivas en materia ambiental para las próximas décadas.

El encuentro se realizó a tan sólo unos días de la 26.ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en la que representantes de diferentes estados se reúnen para debatir sobre las medidas a implementar en un futuro con el objetivo de intentar frenar la crisis climática y ecológica que estamos viviendo.

Los invitados a exponer y debatir fueron Natalia Carrau, licenciada en Ciencias Políticas e integrante de Redes-Amigos de la Tierra; Ana Filippini, representante del Colectivo Ecofeminista Dafnias; Víctor Baccheta, periodista y miembro del Movimiento por un Uruguay Sustentable (Movus); y Ariana Palombo, integrante de Fridays for Future.

La primera en tomar la palabra fue Carrau, que empezó por destacar la importancia de hablar de las causas de la crisis ambiental. “Hacer algo es atacar las causas estructurales y pensar en los responsables de esas causas”, determinó. Según mencionó, en términos de responsables hay que hablar de modelos productivos y de actores que están detrás –empresas transnacionales, empresas a gran escala y oligopolios–, porque son los que “producen” y “consolidan”; nos llevan al momento en el que estamos hoy de crisis ambiental, social, económica, sostuvo.

Consideró que el tema está presente en la discusión pública y se percibe la necesidad de acciones urgentes. “Hay generaciones presentes que van a conformar el futuro de nuestras sociedades que están movilizadas en torno a este tema”, dijo. Sin embargo, agregó que “hay disputas en esas movilizaciones y no todos pensamos que las soluciones van por el mismo lado, y no todos ponemos los énfasis en las mismas cuestiones, en los mismos elementos”.

En cuanto a la financiarización de la naturaleza, apuntó que hay una “clara” separación artificial entre las personas y la naturaleza. “La lucha por los derechos fundamentales que hacen a la vida digna es una lucha sindical, feminista, ambiental”, constató y añadió que lo que hace posible llegar a eso es la integración regional, la cooperación entre los países, discutir las reglas de las inversiones, discutir el rol y el papel de las empresas transnacionales y las articulaciones necesarias para dar estas disputas a escala nacional, regional y global.

Visibilizar lo invisible

Ana Filippini, de Dafnias, coincidió con el diagnóstico de Carrau. Recordó que el primer anuncio de que “algo estaba mal” en el planeta se hizo en 1972. Un grupo de científicos encabezados por una mujer, Donella Meadows, redactó un informe en el que alertaban a los gobernantes de que no se podía tener un crecimiento permanente porque eso tendría como consecuencia un colapso. “Increíblemente”, en 1972 ubicaban el colapso en 2021, y “estaban bastante cerca”, lamentó Filippini.

Pasaron 20 años desde ese informe hasta que en 1992 “aparece la Conferencia Mundial de Río, donde se logra acordar que hay un problema de cambio climático, de pérdida de la biodiversidad, hay un tema de desertificación planetaria”, señaló. “Estamos a 30 años y pareciera que nadie escuchó nada, nadie se enteró de nada y el mundo sigue caminando hacia el colapso pero con gobiernos y empresas, como si nadie hubiera dicho que la verdadera causa del cambio climático son los combustibles fósiles, el petróleo”, sentenció.

Consideró que estamos “lejos” de que el problema se divulgue “como se tiene que divulgar” y recordó que en Uruguay, durante estos últimos 30 años y después de las alertas de que “teníamos problemas graves”, se plantaron un millón de hectáreas de eucaliptos, de soja transgénica que contribuye a la contaminación del agua disponible, se tomaron medidas que iban “a contramano” de lo que se podía prever que se hiciera para aliviar los problemas que traía el cambio climático. “El capital está yendo a contramano de lo que es la vida misma”, manifestó.

Asimismo, mencionó que en esos años lo que hicieron las empresas fue proponer “falsas soluciones”: plantar árboles para que fueran sumideros de carbono pero que además se pudieran vender en el mercado. “Modificaciones que no modificaron nada” e hicieron ganar mucho dinero a las empresas y perder los territorios, la capacidad de la gente de trabajar la tierra y el agua. Remarcó que la contaminación se acrecentó y destacó que el “gravísimo” problema que tenemos es que todas estas verdaderas causas aparecen como invisibles.

Por otro lado y citando a Yayo Herrero, activista ecofeminista española, dijo que el decrecimiento económico “no es algo que podamos planificar o no planificar, es un dato de la realidad: nosotros vamos a vivir en los próximos años con menos cantidad de agua, de tierra disponible, de materiales, menos petróleo”.

El lugar de la participación social

“El problema que tenemos somos nosotros, el problema que tenemos es político y es la desvirtuación del lenguaje, el diálogo y la tarea política”, estableció Víctor Baccheta al momento de su alocución. Dijo además que los gobiernos uruguayos en las últimas décadas tienen “fobia real a la participación” pero la “encubren”. Aclaró que su comentario no tiene distinción de partidos políticos, al tiempo que señaló que “no hay voluntad política real de los gobiernos y de los partidos actuales para tomar las decisiones”.

Por otro lado, se refirió a los impactos que generó y sigue generando la construcción del tren de UPM. Dijo que varias localidades recurrieron a plebiscito local con el fin de que el tren “no pase por el medio de la ciudad; ni siquiera se trata de estar contra UPM”, aclaró.

Se llegó a 15% de las firmas solicitadas y fueron presentadas ante la Junta Departamental. “Cuando se presentan las firmas, tienen que ir a la Corte Electoral para que las valide. La Corte Electoral ni siquiera las consideró y emitió una declaración diciendo que ‘los gobiernos departamentales no tienen atribuciones para tomar decisiones sobre el ferrocarril’. La Corte Electoral no tiene ninguna atribución para decir lo que los gobiernos departamentales deben discutir o no. Simplemente interrumpió el procedimiento al ni siquiera ocuparse de validar las firmas que habían sido presentadas”, denunció.

Punto de inflexión

La activista integrante de Friday for Future Ariana Palombo se refirió a la necesidad de que haya un “punto de quiebre”: “Si hoy no se toman las medidas que se tienen que tomar, no tenemos mucha marcha atrás”, determinó. Estableció que desde la organización “necesitamos” participación de personas que esperen algo para su futuro. “Sabemos que las personas que nos están representando no están siendo conscientes de la realidad que se está viviendo a nivel ambiental y tampoco están mirando por nuestro futuro ni por el futuro de las generaciones que vienen”, expresó.

Consideró que las decisiones que se toman hoy “afectan” la vida de muchas personas y que eso “no se está teniendo en cuenta”. “Se habla mucho pero no se hace nada”, lamentó.

En tanto, observó que hoy en Uruguay, por persona, emitimos la misma cantidad de carbono que un europeo. “Y nos quejamos de los europeos que emiten un montón de carbono, ¿por qué no nos hacemos cargo nosotros de lo que estamos haciendo?”, cuestionó.

“Queremos que los países más desarrollados tomen acciones más fuertes y más concretas y no aumenten más esa deuda climática que tienen con nosotros, con la juventud, con el ambiente. Que reconozcan la crisis climática como una amenaza, un ecocidio y un crimen penal internacional”, estableció.

Acciones individuales: ¿aportan?

Una de las preguntas planteadas a los panelistas fue hasta dónde nuestras acciones individuales pueden tener efectos en este tema.

Carrau consideró que las respuestas individuales tienen un riesgo “muy grande” de ser “elitistas”. “La necesidad de dar respuestas es tal que a veces vemos formas de promover y atender la cuestión ambiental que subrayan demasiado lo individual por encima de lo colectivo”, sostuvo, y constató que el riesgo que trae eso es que “quienes pueden consumir orgánico sean determinadas clases sociales; quienes puedan hacer un manejo de residuos domiciliario adecuado, correcto y sustentable sean quienes tienen espacio en la casa para hacerlo” mientras que otras familias que se dedican a la clasificación de residuos “conviven con la basura y con todo lo que eso implica para la salud y la seguridad”, determinó.

Según manifestó la activista, se necesita garantizar que las respuestas sean “populares” y “accesibles para todos”.

Por su parte, Filippini señaló que la gravedad de los temas y de la crisis ecológica, económica, social y ambiental es “tan enorme” que las acciones individuales lo que pueden hacer es tratar de servir de ejemplo para otras acciones más grandes. En tanto, remarcó que “las soluciones vienen de las personas en colectivo”. En la misma línea, Baccheta consideró que en lo individual tenemos que ser “prudentes” con lo que se piensa, mientras que en lo social y en lo político “si no participamos, esto va a seguir”, sostuvo.

Palombo, por su parte, manifestó que en Fridays for Future tienen la visión de que cada uno puede hacer alguna “mínima” acción, un “mínimo” aporte desde su perspectiva personal. “No necesitamos un ambientalista perfecto sino que necesitamos tres millones y medio de uruguayos que hagan por lo menos una cosita al día que pueda aportar al medioambiente”, expresó, y valoró que “tomando conciencia ya estás cambiando un montón tus acciones individuales”.

Pensar el futuro

Carrau entiende que a la democracia “le hace muy bien” tener movimientos sociales. Y porque el futuro “no es prometedor”, y en eso existe consenso entre los presentes, señala que “vamos a necesitar bastante más alianza, escucharnos más, más interacción, porque nos hace bien, nos mejora”. Filippini agregó que cree “sinceramente” que va a existir esa unión y colaboración que es “necesaria” entre todos los movimientos sociales.

Por su parte, Baccheta afirmó que será necesario pasar por circunstancias mucho más duras que las actuales para que haya una toma de conciencia colectiva. “La resolución de estos problemas es que todos seamos ambientalistas”, dijo, y continuó: “Todos, en distintos partidos, en distintos movimientos, en distintas responsabilidades y tareas, pero todos con esa conciencia en común para actuar”.