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Manifestación de UTMIDES, el 20 de diciembre, en la Alianza Francesa.

Foto: Martín Varela Umpiérrez

2023 fue el año de mayor conflictividad laboral de los últimos 20, según informe de la Universidad Católica

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El estudio apunta además que, “pese a la LUC”, este año hubo 22 ocupaciones de centros de trabajo; no obstante, para el año que viene se prevé una reducción de la conflictividad.

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Leído por Mathías Buela.
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A falta de una semana para el cierre definitivo, el departamento de estudios organizacionales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) concluyó que, en términos de conflictividad en el trabajo, 2023 “se posicionó en el lugar más alto de los últimos 20 años”. Según el informe anual de la UCU, la conflictividad laboral durante este año fue 14,43% superior a la de 2022 y estuvo 2,44% por encima de la de 2015, cuando el gobierno frenteamplista de Tabaré Vázquez decretó la esencialidad en la educación.

Con la aprobación de la reforma jubilatoria de por medio, 2023 fue el año más conflictivo de las últimas dos décadas y el cuarto más conflictivo de los últimos 28 años, sólo superado en tres años: 2002, 2000 y 1995, todos ellos bajo administraciones coloradas.

Según el informe de la UCU, en el transcurso del cuarto año de mandato de Luis Lacalle Pou “se registraron 118 conflictos con interrupción de actividades”, que ocasionaron la pérdida de 1.564.621 jornadas laborales, afectando a un total de 1.700.870 “trabajadoras y trabajadores”.

Por lejos, la construcción fue el sector más conflictivo del año: acaparó 51% de los problemas. Este año el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) acordó con la Cámara de la Construcción y otras gremiales empresariales un convenio colectivo que dispone aumentos salariales durante tres años.

En segundo lugar se ubicó el sector de la educación, que, además de la oposición sindical a la transformación educativa, tuvo episodios particulares de conflicto, como el del IAVA.

En tal sentido, el informe de la UCU señala que durante este año se registraron 22 ocupaciones, que representan “19% del total de los conflictos”. “Esto refleja que, pese a la ley de urgente consideración [cuyo artículo 392 consagra el derecho de las empresas a ingresar a las instalaciones libremente], las y los trabajadores continuaron ocupando”, consigna el documento.

En 2023, además, hubo cinco paros convocados por el PIT-CNT: dos generales (por el 8 de marzo y en contra de la reforma jubilatoria) y tres parciales (también en contra de la reforma jubilatoria, en conmemoración de la huelga general que enfrentó a la dictadura y “por salarios y contra la desigualdad”). Según el análisis de la UCU, la reforma de la seguridad social “seguramente” generará conflictividad el próximo año, en vista del plebiscito que promueve la central sindical. Posiblemente, “se convoquen por ello algunos paros generales”, se augura en el informe.

Lo que no se cumplió, al revés de lo que esperaban varios dirigentes sindicales a principios de año, fue un incremento de la conflictividad a causa de los Consejos de Salarios. El informe de la UCU señala que “la décima ronda de negociación colectiva del sector privado se llevó a cabo con menos enfrentamientos que otros períodos”, y añade que “lo mismo ocurrió en el sector público, ya que durante la discusión de la Rendición de Cuentas se desarrollaron menos paros que en años anteriores”.

Los lineamientos salariales que presentó el Poder Ejecutivo para esta instancia, que comprendió a 70% de los trabajadores del sector privado, establecían ajustes semestrales por inflación proyectada más un componente de recuperación del salario real perdido durante la pandemia. Ya casi al término de la décima ronda, el Instituto Cuesta Duarte (PIT-CNT) sostiene que la mayoría de los sectores de actividad igualarán el salario real que tenían antes de la pandemia recién al final del período de gobierno, sin un crecimiento real del poder adquisitivo.

El pronóstico para el año que viene

A modo de contexto, el informe de la UCU marca que 2023 “se caracterizó por un estancamiento de la actividad económica”, en simultáneo a “un retroceso de la inflación” y “un aumento de los salarios reales y el empleo”. La economía uruguaya muestra un “crecimiento nulo” desde hace “casi dos años”, pero esto, “cabe esperar”, cambiará positivamente en 2024. Por varios motivos, como el fin de la sequía y del cierre transitorio de la refinería de Ancap, se prevé que el próximo año haya un crecimiento del PIB en el entorno de 3% y 4%.

La inflación, en tanto, “ya retomó el camino ascendente” y se prevé que se sitúe en alrededor de 6,5% al término de 2024, se apunta en el informe. En cuanto al salario real y el empleo, se señala que durante 2023 “ambas variables crecieron con claridad”, aunque también se advierte que, como todavía “hay pendientes recuperaciones adicionales en los salarios” para “volver a los niveles previos a 2020”, en ese escenario “no habría condiciones para la continuidad del aumento del empleo que se ha venido observando”.

En definitiva, dado que gran parte de los trabajadores formales ya se encuentran “amparados” en convenios colectivos, “y siendo 2024 un año electoral que además de desviar energías en las diferentes campañas deja poco margen para otras acciones”, el informe de la UCU estima que la conflictividad laboral se reducirá en los próximos meses, “siguiendo el mismo comportamiento de los últimos años de cada gobierno”.

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