Dos hombres en la tercera edad entran a un sex shop. Una joven vendedora los recibe. Uno de los dos hombres, para vergüenza del otro, le pregunta: “¿Tienes pollas?”. Parece el comienzo de un chiste con remate peligroso, pero es una escena que ocurre en la trilogía de libros que el escritor Juan José Millás y el paleontólogo Juan Luis Arsuaga han escrito en los últimos años, cuyo cierre es la publicación de La conciencia contada por un sapiens a un neandertal (Alfaguara, 2024). No se puede decir que les falten ambiciones: comenzaron por explicar el misterio de la vida, luego el de la muerte y se metieron finalmente con el terreno brumoso de la mente y la conciencia. Si para eso tienen que ponerse a manipular un juguete erótico o trepar una interminable catedral para observar un autómata, peor para ellos y mejor para el lector.
La escena del sex shop resume perfectamente la mecánica y el encanto de los tres libros publicados por la dupla española. El científico arrastra al escritor a lugares comunes y a la vez impensados –una playa, una cancha de básquetbol, una juguetería, un restaurante, un aeropuerto– para explicarle aspectos de la evolución humana. El escritor, lleno de curiosidad, ofrece un contrapunto ingenioso y se pone en la piel del lector para hacer preguntas, transmitir en forma amena el ida y vuelta e incluso agregar disquisiciones propias que van sazonando el relato. A veces literalmente, ya que la narración está salpicada de detalles gastronómicos.
La chispa que anima la trama no es el conocimiento en sí que aporta una eminencia como Arsuaga, o los entrevistados que la dupla visita, sino el intercambio que se da entre ambos al discutir la naturaleza humana o buscar las pistas de nuestra historia evolutiva en lo que hacemos y usamos (mientras se bajan un tempranillo). Es la tensión entre ambos, llena de humor y de información, surgida mientras uno expone y el otro retruca como un Quijote y un Sancho Panza de gira por restaurantes, la que da vida a los libros.
Esto no significa que el sapiens sea el sabio y el neandertal el bruto. Hoy sabemos que este mito persistente que separaba en esos términos a estas dos especies humanas no es cierto, y nadie lo tiene más claro que Arsuaga. Pero Millás es un romántico y se siente a veces así, como un neandertal desconectado de la sociedad que lo rodea, absorbido contra su voluntad.
El resultado de estos encuentros quijotescos es un libro encantador que divulga sobre el cerebro y la conciencia, pero no es exactamente de divulgación. En comparación con las obras más clásicas del género, puede resultar desordenado, carece de referencias bibliográficas, índice temático o narración lineal, pero el placer que proporciona está en dejarse llevar por el paseo que Arsuaga y Millás proponen, tanto el de la mente –Arsuaga diría que cerebro y mente son lo mismo– como el de los lugares que recorren. No han inventado un género nuevo, como ha dicho parte de la crítica –el escritor Douglas Adams y el biólogo Mark Carwardine probaron este mismo formato con éxito hace décadas–, pero tienen un estilo propio inconfundible.
Su búsqueda de respuestas en este tercer libro resulta más elusiva que la de las dos primeras entregas, porque el material que manejan es más resbaloso. Pese a lo que el título indica, falta demasiada información –no en el libro, sino en general– como para poder explicar el surgimiento de la conciencia en los humanos. Es una pesquisa en la que obras más especializadas, de divulgación más tradicional, han flaqueado.
En ese sentido la aventura deja más preguntas que respuestas, pero vale la pena seguir a Millás y Arsuaga mientras analizan el concepto del yo, descubren la neurona de Jennifer Aniston (no alude a que la actriz tenga una sola, sino a un curioso fenómeno de respuesta neuronal que despertó un experimento), citan a Jorge Drexler para hablar de algoritmos, discuten sobre cómo la magdalena de Proust es capaz de explicar perfectamente el funcionamiento del cerebro y se meten entre colmenas de abejas para especular sobre las mentes colectivas.
Sobre el final del libro, Millás le confiesa a Arsuaga, con algo de desesperanza, que no han logrado averiguar qué es la conciencia. “Eso es lo que crees, pero no hemos hablado de otra cosa a lo largo de estos meses”, le responde el paleontólogo. Quizá en eso radica el auténtico placer de la obra: en hacer sentir consciente al lector del enigma de su vida interior y en meterlo en la paradoja de intentar comprender un misterio valiéndose del mismísimo misterio que dio inicio a la pregunta.
La conciencia contada por un sapiens a un neandertal. De Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga. 200 páginas. Alfaguara. 2024.