Ciencia Ingresá
Ciencia

Foto: Camilo dos Santos

¿Cómo llega la ciencia al 1° de marzo? Por suerte más agitada de lo que parece

12 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Si bien no ha habido grandes anuncios ni movimientos públicos, febrero ha sido un mes intenso y preparatorio para comenzar el gobierno dando pasos veloces hacia la creación de una Secretaría de CyT en Presidencia y apuntalar el sistema de ciencia, tecnología e innovación.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

En el ámbito científico se palpa cierta quietud expectante.

Si bien luego de la pandemia quedó en evidencia la importancia de fortalecer el sistema científico, durante el gobierno de Luis Lacalle Pou eso no sucedió. No hubo incrementos presupuestales, se debió luchar para evitar recortes importantes y no se llegó con la prometida reorganización de la gobernanza del sistema (que se había dicho que quedaría bajo la órbita del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia, pero se finalizó el período apenas haciendo unas consultorías sobre la situación del sistema). A pesar de algunos movimientos en lo que refiere a la innovación, como el Uruguay Innovation Hub, no sólo no hubo medidas sino tampoco señales de aliento para quienes realizan investigación y desarrollo (i+d) ni para quienes consideran que la ciencia y la innovación serían formidables herramientas para colaborar en algunos de los principales problemas que atraviesa el país.

Lejos de protestar o de salir con declaraciones altisonantes, la comunidad científica prefirió entonces apuntar sus energías a construir consensos y planificar para que el salto necesario de la ciencia, que en lo discursivo todos parecían compartir como necesario, se concretara en el próximo gobierno, fuera este del Partido Nacional y sus socios, o del Frente Amplio. Si bien parecía que las diversas agrupaciones, sociedades y referentes de quienes hacen ciencia estaban haciendo la plancha ante una situación bastante adversa, lejos de los focos hubo mucho trabajo fino de acercar propuestas, discutir, comer oreja, recalcular, mostrar, convencer, asesorar y zurcir.

Los resultados del balotaje despejaron una gran incógnita. El triunfo de Yamandú Orsi hacía colapsar lo que podría esperarse para la ciencia, la tecnología y la innovación en el próximo lustro en un escenario de coordenadas concretas, así como también quiénes podrían tener mayor llegada para acompañar ese proceso. Escoba nueva puede llegar a barrer bien.

Sin embargo, parte de esa quietud expectante palpable en la comunidad científica comenzó a cambiar por cierto nerviosismo, en parte debido a algunos anuncios recientes sobre la ciencia, la tecnología y la innovación (CyT), como también por la falta de más anuncios al respecto. Diversas fuentes consultadas confesaron cierto malestar, desazón o perplejidad por cómo se vienen dando algunas cosas. O mejor dicho, por lo poco que ha trascendido al respecto.

Una comunicación llamativa

En un comunicado del equipo de transición del presidente electo, titulado Ecosistema de ciencia, tecnología e innovación, se daban a conocer los nombres de quienes estarían al frente de “las agencias e instituciones que integrarán la primera instancia de coordinación” de este ecosistema que tendrá por objetivo posicionar “al país como un referente en la materia” e “impulsar el desarrollo sostenible de Uruguay mediante su inserción global en la economía del conocimiento”.

Más allá de que dentro del mundo del conocimiento –más aún si se pretende contemplar las ciencias que permiten la sostenibilidad, lo que supone prestar atención a la ecología–, llamar “ecosistema” a algo que no lo es (no todo sistema es un ecosistema) no parece comenzar con el mejor pie, lo que llamó la atención fue la cantidad de piezas faltantes de ese sistema de ciencia, tecnología e innovación (CTI) que participarán desde el vamos de la coordinación del rumbo.

De esta forma se comunicaba que quienes participarían desde el comienzo en reuniones de este ecosistema que no es un ecosistema serían las nuevas autoridades de distintas agencias y reparticiones: el presidente de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), Álvaro Brunini (“Licenciado en Economía, Maestría en Economía y MBA”); la directora ejecutiva de Uruguay XXI, Mariana Ferreira (“Licenciada en Economía y Maestría en Economía Financiera”); la presidenta del Laboratorio Tecnológico del Uruguay, Lucila Arboleya (“Licencia en Economía y Maestría en Administración Pública y Desarrollo Internacional”); el director del Instituto de Investigación Agropecuaria (INIA), Miguel Sierra (“Ingeniero Agrónomo y PhD en Tecnología de Alimentos”); el director del Instituto Nacional de Carnes, Gastón Scayola (“Contador Público”); el de la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic), Daniel Mordecki (“Diploma en Dirección de Marketing”); la presidenta de Ceibal, Fiorella Haim (“Ingeniera Electrónica y Máster en Electrónica”); y el presidente de la Agencia Nacional de Desarrollo, Juan Ignacio Dorrego (“Dr. en Gestión, Finanzas y Contabilidad y Magíster en Estudios del Desarrollo”).

La gran cantidad de figuras de las ciencias económicas no pasó inadvertida para varios investigadores e investigadoras. La ausencia de instituciones como la Universidad de la República (Udelar), o centros de investigación como el Institut Pasteur, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable y otra miríada de instituciones, cámaras y demás que conforman un sistema de CyT parecía llamativa.

Para recoger un poco la opinión de investigadoras e investigadores, desde esta sección el martes 26 de febrero, a las 16.00, lanzamos un formulario cuyo enlace hicimos llegar por Whatsapp a unos 200 contactos de investigadoras e investigadores que por distintas razones participaron en notas o aspectos relacionados a ellas en la sección Ciencia de la diaria. Las personas que recibieron el enlace estaban invitadas a compartirlo con otros investigadores e investigadoras. A las 9.00 del jueves 27 de febrero se habían obtenido 250 respuestas. La gran mayoría de quienes contestaron no conocían a quienes estarán al frente de estos organismos (salvo a quienes estarán en el INIA, Ceibal y Agesic). En algunos casos puede ser más entendible, pero en el caso de la ANII el dato es llamativo.

Si bien la idea de este sondeo nunca fue obtener una encuesta representativa del universo de quienes investigan en el país (que podría llegar a entenderse que abarca a los poco más de 2.200 que forman parte del Sistema Nacional de Investigadores (SIN), más algunos que no están en él), sí estamos contentos con la alta tasa de participación (se contactaron a 213 investigadores, se obtuvieron más de 250 respuestas).

Para 71,9% de los 250 investigadores e investigadoras que contestaron, el o la futuro/a Secretario/a de Ciencia, Tecnología e Innovación, que según el programa del Frente Amplio sería la figura de gobernanza a implementar, debería pertenecer al SNI. 93,4% contestaron también que quienes hacen CTI deberían participar del diseño de la gobernanza de la ciencia.

En un espacio destinado a dejar comentarios, siempre asegurando el anonimato, 114 investigadoras e investigadores optaron por escribir algo. Todos son atendibles en tanto lo que son: manifestaciones de un estado de ánimo, reflexión u opinión de gente que integra la comunidad de la ciencia que reportamos. “Queda claro que para el nuevo gobierno la formación en ciencias económicas es relevante para la gobernanza del ecosistema de CyT, ya que cinco de ocho organizaciones del ecosistema estarán lideradas por economistas”, comentó alguien. En otro sentido, otra persona escribió: “Conjetura: cuando los gobiernos ponen economistas y administradores al frente de la ciencia, tecnología e innovación, existe la posibilidad de que lo hacen porque están pensando seriamente en apostar a la CTI como motor de desarrollo. Sería un buen augurio”.

Los comentarios reflejaban diversos temas. “El ‘Ecosistema CTI’ parece un ambiente de generación de ‘ciencia aplicada’ pero no hay que olvidar la ‘ciencia básica’, que forma los pilares de la primera. Sería interesante ver si este ‘ecosistema’ da importancia a las ciencias básicas o da entrada a instituciones en donde se generen estos conocimientos, para que no quede marginada académica y financieramente”, expresaba alguien. “Esperaba más definiciones en cuanto al plan de acciones e institucionalidad al momento de comenzar el gobierno”, confesaba otro. Muchos detallaban instituciones que debieran estar ya allí trabajando con las nuevas figuras designadas. Pero si hay algo común a casi todos los comentarios dejados, es la expresión de distintos puntos de vista que parten de la falta de información sobre qué pasos se han dado en estos temas (o de la idea de que si no se han dado pasos antes del 1° de marzo, esto también ya dice algo).

Y aquí viene el asunto importante: sí se han dado pasos antes del 1° de marzo. No es que la ciencia importe menos que todos esos organismos que desde enero ya se vienen nombrando figuras. Es sólo que... los propios actores pensaron que como es una comunidad pequeña, se correría la voz de que se está hablando con varios colectivos, autoridades, investigadoras, investigadores, institutos y demás. Acá en estas páginas defendemos siempre que la ciencia hay que contarla. Y estas cosas a su alrededor también. Así las cosas, hablamos con el contador Bruno Gili, la persona llamada por Presidencia para comenzar a pensar la institucionalidad del sistema de ciencia y tecnología y concretar las transformaciones necesarias.

Bruno Gili.

Foto: Ernesto Ryan

Contando el “ecosistema” que había

Con Bruno Gili comenzamos hablando del tema de atrás para adelante. ¿Por qué salir con un comunicado con un “ecosistema” tan incompleto que deja afuera a tantas instituciones de relevancia, más allá de que esos eran nombres que el Ejecutivo podía ya ir designando?

“Eran las personas que en ese momento se nombraron, de las agencias que más directamente tiene capacidad de regular el Poder Ejecutivo, y entonces se quería comunicar un proceso y un concepto de que desde antes del 1° de marzo comenzaría a moverse el tema”, explica Gili, y cuenta que los designados en ese comunicado ya llevan dos reuniones sobre el sistema de CyT cuando aún no han ocupado formalmente sus cargos.

“Obviamente que en ese ecosistema falta el Inefop [Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional], falta el Inumet [Instituto Uruguayo de Meteorología] y otro montón de actores del Ejecutivo. Pero no teníamos la posibilidad de coordinar con todos los ministros, todos los organismos y demás”, concede. “Estas eran las personas con las que ya podíamos arrancar a trabajar rápidamente. Y por eso dice en el comunicado el ‘inicialmente’”, amplía.

“Obviamente que en ese sistema tiene un núcleo central, pero a eso hay que sumarles los ministerios y otra serie de instituciones públicas y no públicas, o sin fines de lucro, pero que tienen autonomía. Entonces van a entrar la Udelar, la UTEC [Universidad Tecnológica], el Institut Pasteur, el Clemente Estable. Es decir, todo el conjunto de instituciones y sociedades privadas, que van a ser la parte más de formación de capital humano y generación de conocimiento. Luego va a venir el mundo de las empresas. Los parques tecnológicos, las plataformas. Todo eso es lo que hay que construir. ¿Lo podemos construir todos de golpe? No es algo que hoy esté, hay que trabajar para hacer eso”, afirma entonces Gili.

“Lo que dice un programa define una posición, y lo que normalmente ocurre es que cuando un partido llega al gobierno, empieza a llamar a consultoras, y se pasan cuatro años haciendo consultorías. Acá ya arrancamos a trabajar. En cuatro meses entrará al Parlamento un proyecto de gobernanza del sistema de ciencia y tecnología”, dice Gili. Y entonces vayamos a contar en qué se ha venido trabajando intensamente todo este febrero para llegar a marzo con algo de músculo y camino andado.

Una fuerza de tarea para la gobernanza y el sistema de CTI

Gili, a quien llamaron desde el entorno del presidente del próximo gobierno para formar “un equipo técnico, propio de Presidencia”, tiene experiencia trabajando en innovación en empresas y fue partícipe de distintos procesos en la ANII y del Institut Pasteur de Montevideo.

“Me pidieron que coordinara ese equipo técnico en el que está Rodrigo Arim [ex rector de la Udelar que renunció a su cargo para estar al frente de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, OPP], y al que ahora se sumaron David González [director del Pedeciba] y Carlos Batthyány [director ejecutivo del Institut Pasteur de Montevideo]. Este equipo va a trabajar en el diseño del sistema. Además, cada ministerio designó a una persona sólo para trabajar en que esto funcione como una cosa integrada”, relata Gili.

“Vamos a arrancar el 1° de marzo con un equipo técnico que ya está nombrado y están seleccionadas las personas que van a trabajar. También estarán Tania Burjel, Silvana Ravía, y el experto en innovación Ignacio Parietti”, dice Gili, que señala que quienes van a liderar ese equipo serán tanto él como Arim, González y Batthyány.

Gili explica que reunir personas, sumar adhesiones, voluntades y compromisos llevó buena parte de todo febrero, y que no es fácil tampoco dar con los científicos y las personas para trabajar en “un proceso político de este tipo” por varias razones, entre ellas, por qué puede pasar con esas personas más adelante; por ejemplo, ante un cambio de signo del gobierno. “En eso estuvimos trabajando. Y vamos a llegar al 2 de marzo con casi todos esos cargos nombrados”, redondea

La decisión entonces es generar una secretaría o algo similar en el ámbito de Presidencia de la República, lo que implicará que la Dirección Nacional de Ciencia y Tecnología, hasta ahora en el Ministerio de Educación y Cultura, llegará a su fin en este período.

Dificultades hubo varias. Y conversaciones aún más. “Es un proceso. La gente tiene que tener claro dónde está, a dónde va. No quiero hablar de otros ministerios y de otras actividades, pero es muy sencillo en otros casos llenar los cargos de políticos, o de profesionales, o de técnicos que están muy vinculados al mundo de la actividad de la gestión pública. A veces tenés el problema al revés: tenés una cola de gente que quiere ocupar esos lugares. En esto no hay una cola, dio trabajo convencer gente. Había que convencerlos de que efectivamente este gobierno tiene vocación de hacer esa secretaría y ese ordenamiento del sistema de CTI”, confiesa Gili. “Ese fue mi trabajo en este febrero. Convencer a la comunidad de que hay una voluntad de que esto ocurra”, dice entonces concediendo que tal vez sí, todo ese proceso no era algo sencillo para salir y comunicar.

¿Quiénes van a la secretaría?

“Puedo asegurar que está la voluntad absoluta de crear una secretaría y reorganizar el sistema. Que podemos fracasar es una posibilidad, pero yo no recuerdo ningún gobierno que fuera a asumir que haya puesto, antes de arrancar, a un profesional que ayudara a diseñar el sistema de CTI. Ese es un mensaje fuerte”, afirma Gili, que dice que no lo dice por él sino por cualquier otra persona que también tuviera conocimientos de los distintos mundos necesarios para la tarea (el de la academia, la ciencia, la innovación, los negocios, los capitales de riesgo, “y de cómo vender servicios al mundo”).

“Claro que entiendo que haya ansiedad de que se quiera saber qué pasos se darán. Pero si yo pudiera resolver esto en 20 días, sería millonario”, se excusa dando una risotada.

Los resultados de lo que haga este equipo de trabajo, por lo que dicen, se verán en mayo o junio. “Claro, para que lo que diseñemos entre al presupuesto tengo que negociar con los ministerios y otro montón de cosas”, dice Gili.

Hasta donde ha trascendido, luego de liderar este diseño y puesta en marcha del sistema, no será el secretario o director de esa institucionalidad a crearse. “Así es. No voy a quedarme de secretario. Posiblemente siga apoyando el proceso, pero no voy a ser quien vaya a ser el director o codirector del sistema”, confirma Gili.

La pregunta entonces es si esa persona que luego asumirá el liderazgo del sistema arrancará con un diseño institucional y un presupuesto ya armado y sin posibilidad de participar en todo ese proceso.

“En unos diez días ya esperamos poder decir los nombres. Y esas personas van a participar en este proceso de diseño, pero no es que se les dé la responsabilidad completa del diseño. Lo que te puedo decir es que, del conjunto de gente, que no soy yo, que va a participar en todo esto, algunas personas van a dirigir el sistema”, adelanta Gili, haciendo entonces que la comunidad de ciencia y tecnología comience a levantar apuestas a ver qué participantes de todo este proceso podrían quedarse con la titularidad de la futura Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación (o como quiera que se llame, porque, según Gili, tal vez alguien aparezca con un nombre “más glamoroso”). “Ese es el aspiracional. Y la idea es que sea alguien vinculado al mundo de la ciencia, pero que entienda también el mundo de los negocios”, adelanta.

Cuatro áreas a trabajar desde el 1° de marzo

Gili adelanta que va a haber cuatro áreas fuertes que atravesarán todo lo que tienen entre manos.

Comienza por la primera. “Es la visión más estructural de CTI, que es la generación de conocimiento y los instrumentos de generación de conocimiento, que supone definir objetivos, qué capital humano necesitamos, qué formación necesitamos, qué tipo de científico, qué hay que hacer para que haya más científicos, qué instrumentos directos se precisan para que eso ocurra”, adelanta.

“Después vamos a tener una línea de trabajo vinculada a potenciar la transferencia tecnológica y la generación de startups, scaleups y empresas globales que se inserten al mundo, que es un poco seguir la línea de cosas que Uruguay ya hace”, prosigue Gili.

“Otro tema es cómo vamos a poner incentivos e instrumentos para que las empresas, ya sean públicas o privadas, ya sea UPM o Antel, innoven y monten sistemas de innovación en Uruguay, que tengan una lógica de cómo ayudar a mover la economía”, sostiene.

“Y un cuarto tema es mover todas las trabas de mercado, las malas regulaciones que existen. Por ejemplo, no vamos a poder innovar en la industria tecnológica digital de FinTech si no cambiamos la regulación del Banco Central, que no deja hacer sandbox, o que no deja hacer pruebas de concepto, o que no permite que haya más competencia en los medios de pago para que haya más empresas de billeteras digitales uruguayas creando productos en el medio local”, sostiene Gili. “Con Cristina Lustemberg se va a trabajar muy fuerte con el Ministerio de Salud Pública en cambiar y crear agencias de medicamentos, potenciar la agencia de evaluación, cambiar las regulaciones para facilitar los ensayos clínicos y que la importación de equipamiento y las aprobaciones de un nuevo laboratorio se puedan hacer más fácilmente. Eso en la salud está coordinado. Vamos a trabajar para ver cómo movemos la industria logística. Y así con cada área”, dice entusiasmado.

“Esos cuatro programas, esos cuatro verticales, son como tangenciales, impactan en todo. Son como cuatro áreas que inciden en qué cosas tenemos que hacer para que se potencie la generación de conocimiento y las personas capaces de transferirlo, cómo mejoramos la creación y que eso vuelva en cosas que efectivamente ocurren en la sociedad, en el mercado, no importa si es público o privado, y con una visión de colocarle cosas al mundo, qué hacemos para que los grandes no sean obstáculos sino que contribuyan a la innovación, y qué hacemos para que las regulaciones permitan que haya innovación. Esos son las cuatro áreas de trabajo. Eso es lo que estamos pensando”, resume esos cuatro pilares. “En diez, 15 días, cuando estemos todos, esto se va a comunicar, se va a formular”, se compromete.

Las cosas entonces, lejos de lo que trasciende públicamente, se están moviendo. Eso ya es algo. A partir de marzo podremos ir viendo cómo se sigue construyendo todo esto con mesas más grandes, amplias, participativas y más públicas. Lo que parece claro es que hay un rumbo. En ciencia las creencias tratan de dejarse por fuera. Pero como decía el famoso afiche de la serie Archivos X, a veces uno desea creer.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

¿Te interesa la ciencia?
Suscribite y recibí la newsletter de Ciencia en tu email.
Suscribite
¿Te interesa la ciencia?
Recibí la newsletter de Ciencia en tu email cada dos viernes.
Recibir
Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura