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La araña cazadora Macrinus aisembergae y detalles de su genitalia. Imagen: Cristina Rheims.

Descubren una nueva especie de araña cazadora americana y la nombran en homenaje a una científica uruguaya

8 minutos de lectura
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El hallazgo y descripción de Macrinus aisenbergae, una nueva araña nombrada en honor a la bióloga Anita Aisenberg, forma parte de una edición especial del Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay que busca visibilizar la contribución a la ciencia de las zoólogas latinoamericanas.

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Aisenberg es grande, hábil y vistosa. Es intrépida, rápida y decidida. En vez de quedarse muy modosita tejiendo telas, sale a cazar y obtiene lo que busca.

No hablamos de la científica uruguaya Anita Aisenberg, aunque quizá algunas de estas características le calcen bien, sino de una nueva especie de araña que lleva su nombre y que fue registrada para la ciencia en marzo.

Lo curioso es que ni siquiera es la única araña que lleva el nombre de la científica del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE). En 2024, especialistas de Brasil descubrieron una nueva especie de araña saltarina que habita en regiones de San Pablo y Rio Grande do Sul y la llamaron Tulgrenella aisenbergae, en honor “a la aracnóloga uruguaya Anita Aisenberg, que alentó a las mujeres a seguir luchando contra el sesgo de género y por su liderazgo en la organización del 22° Congreso Internacional de Aracnología”, según reportaron en el trabajo científico quienes describieron aquella especie.

Esta segunda araña con el nombre de la bióloga uruguaya no podría llegar en mejor momento ni difundirse en mejor lugar. Es uno de los artículos de la más reciente edición del Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay (BSZU), dedicado en marzo a las mujeres zoólogas de Latinoamérica.

Tal cual aclara la introducción del boletín, se trata de un homenaje a investigadoras pioneras que, “en algunos casos, no recibieron el merecido reconocimiento a su labor, así como a científicas que hoy realizan estudios en ecología, comportamiento animal, biogeografía, taxonomía, fisiología, evolución, que exploran la naturaleza y se emocionan al observar por primera vez un fenómeno, una especie, un patrón”. Es, también, un homenaje “para quienes, con una curiosidad incansable, buscan preguntas y respuestas en la naturaleza”.

El número fue presentado en sociedad el 13 de marzo en un evento en el Museo de Historia Natural Carlos de la Llosa, ocasión en que una de las editoras de este boletín especial, la entomóloga Carolina Rojas, destacó las 22 colaboraciones de científicas de Argentina, Brasil y Uruguay incluidas en esta edición.

Entre estos aportes se cuela de manera muy simbólica esta nueva y gran araña del norte de Brasil, descripta para la ciencia por una especialista incansable: la aracnóloga Cristina Rheims, investigadora del Instituto Butantan de Brasil, que tiene muy claro que los nombres importan.

Arañas heavy

Cristina Rheims se ha especializado en varios géneros de un grupo de arañas fascinantes y muy carismáticas: las llamadas arañas cazadoras, cuyo gran tamaño y colores llamativos las han convertido en estrellas de la fotografía. Algunos ejemplares de nuestro continente alcanzan los 15 centímetros y suelen tener el cuerpo color café y las patas negras, lo que les da un aspecto distinguido, como si usaran botas.

Estas arañas no tejen telas para procurarse el alimento, sino que salen activamente a buscarlo. Su menú incluye por lo general insectos y otros invertebrados, pero algunas especies pueden cazar presas más grandes, como lagartijas.

A lo largo de su carrera, Cristina ha descrito para la ciencia un montón de nuevos géneros y especies de estas arañas, así como de otras familias que ha estudiado. En todos los casos demostró mucha creatividad a la hora de darles nombre y también mucho amor por el rock duro.

Gracias a Cristina tenemos un género de arañas 100% rockero, como Extraordinarius. Incluye a Extraordinarius brucedickinsoni (en honor a Bruce Dickinson, cantante de Iron Maiden), Extraordinarius klausmeinei (por Klaus Meine, de los Scorpions), Extraordinarius andrematosi (homenaje a Andre Matos, vocalista de las bandas brasileñas Viper y Angra, entre otras), Extraordinarius rickalleni (por el baterista de Def Leppard), Extraordinarius alicecooperi (por Alice Cooper) y Extraordinarius angusyoungi (por el inquieto guitarra líder de AC/DC). Klaus Meine incluso le escribió un mail de agradecimiento, además de publicar la noticia en las redes de los Scorpions (si se disculpa la frase biológicamente incorrecta, ya que los escorpiones son arácnidos que no tejen redes).

Además de rock, hay cine. Junto a algunos colegas, Cristina describió también un género nuevo de arañas duende al que llamó Predatoroonops, en honor a la película Depredador, que agrupa 17 especies existentes que llevan nombres relacionados con este film de 1987 (como locaciones, actores y realizadores). El homenaje no es gratuito: los quelíceros de estas arañas, de forma peculiar, les dan un aspecto similar al del depredador alienígena de la película. La especie tipo (es decir, aquella con la que se describió el género) es, por supuesto, Predatoroonops schwarzeneggeri.

La araña Predatoroonops schwarzeneggeri, cuyo rostro recuerda al de Depredador.

Foto: Cristina Rheims

Los aracnólogos parecen haber desarrollado una creatividad particular para nombrar especies, principalmente a la hora de buscar referencias culturales. El tutor de Cristina, Peter Jäger, llegó a nombrar una araña Heteropoda ninahagen porque las canciones de Nina Hagen “son tan inusuales como la forma de la apófisis retrolateral tibial”. Fue el mismo que describió la impactante araña Heteropoda davidbowie.

Disquisiciones taxonómicas aparte, queda claro que no es poca cosa que Cristina Rheims bautice una araña con tu nombre. El trabajo exhaustivo que realiza le da además varias oportunidades de poner en práctica su creatividad.

Hace pocos meses, mientras revisaba un lote de arañas cazadoras del género Sadala perteneciente a la colección del museo Paraense (Brasil), se topó con un espécimen extraño que se había colado allí. Se dio cuenta en un primer examen de que era una hembra perteneciente al género Macrinus, arañas cazadoras de color y tamaño similares a las que examinaba pero con algunas características físicas distintas. En arañas, una de las claves anatómicas para diferenciar las especies es la forma distintiva de algunos de sus órganos genitales. Para sacar conclusiones más interesantes, entonces, llegaba el momento de explorar la intimidad de esta araña desconocida.

La alegría no es sólo brasileña

“Tan pronto como la coloqué bajo el microscopio y examiné su genitalia me di cuenta de que era una nueva especie para la ciencia. El género Macrinus no es muy grande, así que no fue tan difícil”, explica Cristina desde Brasil. En este caso, la pista definitiva la dio una estructura genital con forma de peón de ajedrez, que no se encuentra en las demás especies del género.

En el artículo, Cristina realiza un examen detallado de esta y otras características particulares de la nueva araña, y aporta también nuevos registros para otras especies del género, con un mapa actualizado de la distribución de todas las especies sudamericanas de Macrinus (hay una también en California).

Es poco lo que se sabe en realidad de esta nueva araña, ya que fue descrita con un solo ejemplar y hasta el momento no se han hallado otros individuos. Se conoce su procedencia: fue recogida en la exuberante Serra do Cachimbo, ubicada en una zona de transición entre la selva amazónica y el Cerrado brasileño, al sur del estado de Pará. Futuras colectas en la zona o la revisión minuciosa de otras colecciones podrán aportar nuevos individuos y por lo tanto nueva información.

“Son arañas relativamente grandes. Esta en particular no es muy colorida, en comparación con Macrinus pollexensis”, cuenta Cristina. El estado físico en el que se encuentra el único ejemplar del que se dispone hasta el momento no hace justicia a la belleza de estas arañas cazadoras, pero su parecido con otros representantes de esta familia nos da al menos una buena idea de su porte imponente.

Faltan aún muchos datos para echar luz sobre las características de esta nueva araña, pero lo que no falta es nombre, requisito esencial que Cristina cumplió para sumar este registro a la rica diversidad arácnida de Sudamérica.

Santificado sea tu nombre

Ya vimos que a Cristina no le falta ingenio para nombrar arañas, pero no siempre lo hace en honor a estrellas de rock. “Por lo general, intento encontrar nombres relacionados con el lugar donde se encuentran (por ejemplo, Papiri cabruca, una especie del sur de Bahía, donde cabruca-cacau es un tipo de cultivo de cacao). Suelo tomarme bastante tiempo para encontrar nombres adecuados”, aclara.

Hasta ahora ha descrito 167 especies nuevas solamente entre las arañas cazadoras de la familia Sparassidae, cuyos géneros comenzó a revisar durante su doctorado hasta transformarlos en su principal línea de investigación. “Hay muchísimas especies nuevas que aún necesitan ser descritas y nombradas. Macrinus es un género pequeño en comparación con otros géneros de Sparassidae”, agrega Cristina.

En este caso, supo pronto que dedicaría el nombre de esta nueva especie a la bióloga uruguaya Anita Aisenberg. La bautizó como Macrinus aisenbergae. ¿Por qué? “Primero y ante todo, porque es una científica increíble. Este volumen está dedicado a mujeres científicas sudamericanas, así que, ¿qué podría ser más apropiado? Anita está muy comprometida con la igualdad de género y la divulgación, así que pensé que era una oportunidad perfecta. Además, es una buena amiga con la que he compartido la pasión por la aracnología desde hace casi 30 años”, dice Cristina al respecto.

“Me alegró mucho tener esta oportunidad. Encajaba perfectamente con el volumen de la revista. Y siempre es un placer cuando podés nombrar una especie en honor a una amiga, con todas las cualidades que eso conlleva”, agrega.

Para Anita Aisenberg, este homenaje es un “reconocimiento súper lindo”, que se valora más porque viene de otra mujer científica a quien admira y respeta mucho, y que es además de otro país, cuenta.

“Me hace pensar en el apellido de mi familia y en mis ancestros, y en que esos animales estarán por allí cuando ya no esté ni yo ni ninguno de nosotros. Es muy especial que sea además una araña, un animal emblemático para mí, no sólo porque es el modelo en el que trabajo desde hace muchísimos años, sino porque creo que las arañas están aquí también para enseñarnos que está bueno mirar de otras maneras y que la belleza puede estar en lugares no hegemónicos e inesperados”, dice.

La ocasión es buena también para seguir dando visibilidad a las mujeres que hacen ciencia, una disciplina que no ha logrado corregir aún sus históricas desigualdades en materia de género. Cristina cree que en este tema hay mucho por trabajar aún, pero que es importante centrarse “en las generaciones más jóvenes, comenzando a nivel escolar, despertando su interés y estimulando su curiosidad”.

Anita Aisenberg en salida de campo.

Foto: Marcelo Casacuberta, IIBCE

Viento de cambio

En una reseña publicada en esta misma edición de marzo del Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay, las investigadoras Carmen Viera, Susana González y Ana Verdi dan un ejemplo emblemático de esta desigualdad histórica de género en Uruguay.

Los cinco volúmenes de la icónica colección Nuestra Tierra, importante en la divulgación de la cultura y ciencias nacionales, fueron escritos por zoólogos. “Sin embargo, existían zoólogas muy destacadas, como Blanca Sierra de Soriano, quien trabajó arduamente en la sistemática de peces de Uruguay junto a Raúl Vaz Ferreira. Lucrecia Covelo fue estudiosa de la sistemática y comportamiento de artrópodos, primera uruguaya con un doctorado de La Sorbona y pionera en filmación del comportamiento sexual en escorpiones. Además, Susana Laffite, Bárbara Holcman, Ekaterina Scvortzoff y René Kolski fueron directoras de laboratorios que investigaban en temáticas vinculadas a la zoología”, señalan, para luego enumerar otros muchos ejemplos de mujeres uruguayas que se destacaban en la época de la publicación de esos volúmenes.

Incluso un estudio que analiza los patrones de autoría por género en el mismo Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay de 2000 a 2023, publicado en esta edición especial, muestra una “subrepresentación significativa de autoras en las categorías de artículos y notas”. Los datos obtenidos “enfatizan una disparidad de género persistente en las publicaciones zoológicas en Uruguay, subrayando la necesidad de medidas que promuevan la equidad de género en la autoría científica”.

La situación parece estar cambiando hoy gracias a “la asunción de liderazgos femeninos que integran una visión actual mucho más amplia e interactiva de la disciplina”, apuntan Carmen, Susana y Ana en su reseña.

Los trabajos incluidos en este boletín especial de la SZU también son un buen ejemplo de ello. La publicación recoge muchos artículos relevantes realizados por científicas en Uruguay y en la región, que van desde el estudio de la fauna encontrada en yacimientos arqueológicos del país y nuevos registros de especies hasta investigaciones sobre anfibios, nemátodos, micromamíferos, basura marina, abejas, bienestar animal y muchos otros tópicos.

Tal cual dicen las editoras en su presentación, la publicación busca ser no sólo un homenaje, sino también “un espacio de discusión e impulso para fortalecer lo ya existente y apostar hacia el futuro en investigaciones zoológicas”, además de “una pieza inspiradora hacia un futuro más equitativo en la ciencia latinoamericana, uno que sea representativo de todas y todos quienes, día a día, trabajan en su construcción”.

En este contexto, el trabajo sobre la nueva especie Macrinus aisenbergae nos viene a recordar, tanto por la autora como por la homenajeada, que el trabajo de las zoólogas latinoamericanas está revolucionando el conocimiento, la comprensión y la conservación de la biodiversidad que nos rodea.

Artículo: A new species of the genus Macrinus, Simon, 1887 (Arachnida: Araneae: Sparassidae) from northern Brazil
Publicación: Boletín de la Sociedad Zoológica del Uruguay (marzo de 2025)
Autora: Cristina Rheims.

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