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Local del ex sindicato papelero Cuopyc en Juan Lacaze.

Foto: Ignacio Dotti

Extrabajadores de Fanapel “lograron reinsertarse”, pero no cuentan “con las condiciones de trabajo” de la antigua papelera

4 minutos de lectura
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El viejo sindicato Cuopyc devino en una asociación civil para continuar con la gestión de un centro CAIF.

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El martes 28, el exsindicato papelero Centro Unión Obreros Papeleros y Celulosa (Cuopyc), de Juan Lacaze, cumplió 80 años. Tras el cierre de la planta industrial de Fanapel en 2017, el gremio devino a una organización civil sin fines de lucro, con el objetivo de “seguir de pie”, porque “las instituciones, las personas y la sociedad va cambiando, y es importante que el Cuopyc siga siendo parte de la comunidad”, dijo en diálogo con la diaria, el directivo Marcelo Olaverry.

Desde la clausura de la planta industrial de la papelera, que había sido inaugurada en 1898, que provocó el cierre de la actividad gremial del Cuopyc, “un grupo de compañeros conformamos un equipo para no dejar caer las instalaciones que a lo largo de los años se fueron creando”, explicó Olaverry.

El Cuopyc, ubicado en la zona céntrica de Juan Lacaze, cuenta con infraestructura importante: además del gran salón y un quincho que se alquilan para distintos eventos, en esa área está instalado el edificio del Centro CAIF Olof Palme, que atiende a 150 familias en convenio con el Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU) y el Instituto Nacional de Alimentación (INDA).

La actualidad de los extrabajadores papeleros

Tras el cierre de Fanapel y “la pérdida de fuentes laborales” para 300 personas, una de las posibles alternativas para sustituirlas que vimeron posible fue “la creación de cooperativas de trabajo”, recordó Olaverry.

En ese sentido, con el apoyo del Instituto Nacional del Cooperativismo (Inacoop), se crearon cuatro cooperativas dedicadas a tareas de servicios y de mantenimiento, que se insertaron en el Hospital Samuel Bertón de Colonia del Sacramento, de las cuales “tres siguen brindando trabajos en ese lugar”, explicó el dirigente.

Si bien esas cooperativas mantienen sus bases en el Cuopyc, “cada equipo de trabajo se independizó”, y actualmente “hay cooperativistas que no fueron papeleros, sino que ingresaron posteriormente al armado de cada una de ellas”, comentó Olaverry.

Inicialmente, esas cooperativas ocuparon a 70 extrabajadores de Fanapel, pero actualmente “hay alrededor de 30 compañeros que siguen vinculados”.

Tras el cierre de la industria, los extrabajadores papeleros estuvieron cerca de dos años bajo el régimen de seguro de paro. Gracias a esas extensiones, “compañeros que estaban próximo a jubilarse” pudieron mantenerse dentro de régimen previsional, valoró Olaverry.

El presidente del Cuopyc expresó que tras el cierre de esa planta industrial, “los compañeros cincuentones atravesaron años que no fueron fáciles”, y debieron “reinventarse y acomodarse”, porque “la vida marca que siempre hay que salir adelante”.

Otros tantos extrabajadores papeleros lograron vincularse rápidamente al mercado laboral porque “contaban con un oficio y mano de obra calificada, algo que Fanapel históricamente pudo dar”.

Asimismo, Olaverry dijo que “la realidad es que muchos compañeros se han ido de Juan Lacaze, dado que todos los trabajos están fuera de la localidad y en lugar de ir y venir, formaron una familia y se instalaron en los lugares donde trabajan”.

Además, hubo otros expapeleros que se vincularon al manejo de maquinaria vial y transporte pesado, ya que “cuando iniciamos la etapa de búsqueda de nuevos trabajos” posteriormente al cierre de Fanapel, el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), “presentó distintos cursos relacionados al transporte donde varios compañeros lograron sumar ese título y vincularse a ese mercado laboral”, comentó Olaverry.

“Fue importante brindar estos tipos de cursos” tras el cierre de Fanapel, reflexionó Olaverry, y añadió que “no creo que consigamos otro lugar con las condiciones de trabajo que teníamos en Fanapel”, pero “todos los compañeros se fueron reacomodando para poder sobrevivir”.

La gestión del Caif Olof Palme

Uno de los principales propósitos del Cuopyc es administrar el Centro CAIF Olof Palme. Olaverry manifestó que “la atención diaria de los niños es de las cosas más importante que tenemos para hacer”. En ese sitio trabajan 20 funcionarios, mientras que otras dos personas desarrollan la administración desde la oficina del Cuopyc.

Olaverry explicó que “para que el proyecto del CAIF sea viable, la atención debe promediar las 200 familias”, pero “hoy la realidad es que no llegamos a ese número”, y por lo tanto la partida que otorga INAU “es menor y genera complicaciones para seguir funcionando y cubrir los gastos mensuales”.

Esta situación “nos llevó a pensar un nuevo modelo de trabajo, siempre dentro de la órbita del plan Caif”, añadió Olaverry. De ese modo, a partir de un pedido realizado por familias del balneario Santa Ana, ubicado a unos 15 kilómetros de Juan Lacaze, “pensamos en la idea de extender la base de prestaciones, con la instalación de un centro en ese balneario”, comentó.

En efecto, Olaverry expresó que en 2023 “llegamos a un acuerdo con INAU para extender el plan a esa zona, y desde entonces estamos esperando la firma para poder comenzar con este proyecto”.

En declaraciones a Radio del Oeste, el director de INAU en Colonia, Mariano Barolín, dijo que “en los próximos días el Centro CAIF Olof Palme estaría habilitado a iniciar el proyecto de Caif en Santa Ana”. “Estamos muy avanzado”, aseguró Barolín, y añadió que ese centro “comenzará con algunas incursiones y talleres puntuales en días específicos, para que la gente del lugar se acostumbre al sistema CAIF”

El Cuopyc abierto a la comunidad

Cuando el Cuopyc comenzó funcionar como asociación civil debió cambiar algunos puntos del reglamento interno, de modo de extender a toda la comunidad de Juan Lacaze la posibilidad de ser socio y parte del antiguo gremio papelero.

Actualmente, hay 180 socios que pagan una cuota mensual de 200 pesos. Olaverry destacó que “se ha ido acercando gente que nunca fue papelera, un poco para apoyar y otro tanto para el uso de los locales”. “Cuando hay movimiento y la gente se arrima nos pone contentos y nos alegra que todo siga funcionando”, agregó.

El Cuopyc “sigue siendo un punto de referencia en la ciudad”, pero “desde otro punto de vista”, porque hoy “ya no somos un sindicato sólo para los trabajadores papeleros”. “Hoy debemos recibir a todos porque a partir de 2017 nos cambió la vida”, concluyó Olaverry.

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