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Cría cuervos y sacarán buenas notas en la escuela

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La mascota y su contexto.

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Contra todos los pronósticos los cuervos, esos empleados que aceleran el trámite para pasar al mundo de los muertos, se han posicionado arriba en lo que refiere a la inteligencia animal. El tamaño del cerebro de este pájaro es diminuto, y sin embargo tiene capacidades cognitivas superiores a la mayoría de los mamíferos. En lugar de corteza cerebral, estos nenes han desarrollado circuitos neuronales que se alojan en núcleos individuales que se encargan de la toma de decisiones, la memoria y la planificación. Los neurocientíficos de la Universidad de Tubinga (Alemania) descubrieron que la actividad neuronal en dicha zona es la misma que tiene un primate cuando se lo presiona para solucionar problemas.

Comprobar la inteligencia animal no es simple. Sin embargo, uno de los aspectos que pueden medirse es el control inhibitorio que presenta frente a un desafío, y así anular los impulsos innatos que tiene para optar por un comportamiento que se desprende de un “razonamiento” previo.

Para evaluar ese aspecto se utiliza la prueba del cilindro: se coloca alimento dentro de un tubo transparente con aberturas a ambos lados. El reto para el animal es obtener su premio usando esas aberturas en lugar de dirigirse a él directamente. Para recabar información sobre la capacidad inhibitoria, investigadores de la Universidad de Lund (Suecia), junto a otros de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y del Instituto Max Planck (Alemania) realizaron un ejercicio simple. Primero entrenaron aves para obtener el alimento si se dirigían a los laterales de un tubo de color negro, para evitar que vieran su recompensa. Luego hicieron lo mismo en un tubo transparente. Pero no actuaron como se pensaba: los cuervos optaron por ir a los extremos, alcanzando porcentajes exitosos iguales o mayores a los obtenidos por chimpancés y gorilas.

A partir de este tipo de conductas, el mundo científico ha comenzado a estudiar a las otrora mascotas del rey Ragnar Lothbrok, obteniendo resultados impensados. Los cuervos pueden resolver problemas de manera lógica, distinguir y recordar a otros individuos (de su especie o de otra), construir herramientas, ser conscientes de sí mismos y también construir un complejo comportamiento social.

Herramientas

Los cuervos no sólo cortan ramas para alcanzar rincones de difícil acceso, sino que además hacen cosas que son casi exclusivas del ser humano: son capaces de guardar las herramientas para utilizarlas cuando sea necesario y pueden modificar la forma de la herramienta si no consiguen su objetivo. Por último, también pueden utilizar herramientas para obtener otras herramientas más adecuadas para conseguir alimentos en diferentes contextos. Esta peculiaridad es conocida como uso secuencial de herramientas, y para demostrarla investigadores de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) capturaron cuervos salvajes que debían alcanzar un alimento que se encontraba fuera de su alcance. El profesor Russell Gray explicó: “Era necesario que entendieran que necesitaban la herramienta corta colocada sobre el trozo de cuerda para poder obtener la herramienta larga y luego usarla para conseguir el alimento”. Las aves resolvieron la ecuación en todos los casos.

Tira de la cuerda

Esta prueba es utilizada para demostrar el nivel de conexión neuronal y los comportamientos lógicos que poseen. Para eso, se coloca un trozo de carne colgando de una cuerda, cosa inusual en estado salvaje y, por ende, desconocida para los cuervos. A los pocos minutos, no tuvieron problema para entender que tirando del hilo mientras iban sujetándolo con sus patas el alimento ascendía. Lo curioso es que el animal parecería saber lo que hacía desde el inicio.

Social

Son capaces de empatizar o rechazar comportamientos sociales, y también pueden deducir los de otras especies, habilidad que se creía exclusiva del ser humano. El rechazo o la empatía de acuerdo con cómo se comporte otro individuo se pudo demostrar en un estudio publicado en la revista Animal Behavior. Nueve cuervos criados en cautiverio fueron entrenados para recibir un trozo de pan por parte de uno de los investigadores, y después de dárselo a un segundo investigador recibían una porción de queso. Luego de varias repeticiones, la persona que intercambiaba pan por queso dejó de hacerlo, y tras recibir el pan de los cuervos no les daba el queso, sino que se lo comía frente a ellos. Días después las aves fueron presentadas a tres investigadores: el que le daba el pan, el que se comía el queso frente a ellos y uno que no había participado en el ejercicio. Seis de las siete aves se acercaron al primero e incluso jugaron con él, y una de ellas lo hizo con la persona neutral. Ningún cuervo se aproximó al investigador que se comía el queso. Es decir, no perdonaron a aquel que los engañó.

Deducir el comportamiento de otras especies es un asunto serio. En Japón los cuervos descubrieron la forma de romper una nuez gracias al tránsito de la ciudad. Al principio las dejaban caer sobre el asfalto, pero no todas se rompían. Inmediatamente las aves descendían en procura de su alimento, pero había un problema: el tráfico. Solucionaron la cuestión: tras dejar caer la nuez en la calle, esperaban a que los autos se detuvieran, observando que eso sucedía cuando las personas dispuestas a cruzar la calle eran habilitadas por el semáforo. No sólo sorprende la adaptación a ese entorno nada natural, sino que se ha demostrado que hay cierta cultura entre los cuervos.

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